FELIPE PIGNA Y JOSE IGNACIO GARCIA HAMILTON VIDAS PARA LELOS
Vivir de escribir y confrontar la historia parece fácil, pero no lo es, no es fácil. En un mundo mediatizado y politizado hay que estar expuesto. Bien, así lo han hecho dos de los más reconocidos historiadores por el público en general de la Argentina contemporánea. Y es esta condición la que los hace libres de hablar de todo. Felipe Pigna haber participado en un programa televisivo de historia abreviada, apta para todo publico, escasamente critica o comprometida, que todas las tendencias políticas del país podían estar de acuerdo. Después Pergolini, genero un Martín Pescador, que le dio la oportunidad de llegar a la conclusión de que el Che y Evita son de un mismo tenor. Casi la misma moneda de pago. Todo como si fuera una medición del raiting. En cuanto a García Hamilton, expulsado de Cuba por su Servicio Exterior cuando la quiso visitar, es categórico al afirmar lo que se le venga en gana, termino por figura enfrentando inútilmente en una lista de Lavagna a las liendres de Alperovich en Tucumán, su provincia de origen, y ligo. Ambos están ahora en el pedestal de su gloria. Un diputado de la Nación, el otro Historiador Mediático, condenado a escribir y ser Best Seller. La historia, por su lado, impiadosa, sigue escribiéndose, más allá de sus historiadores con el sufrimiento de los pueblos. Pequeños avatares, las épocas no entienden de necesidades de consumo, salvo del futuro que lo convierten, como diría el poeta que descansa en Ginebra, en insaciable polvo y en olvido.
Vivir de escribir y confrontar la historia parece fácil, pero no lo es, no es fácil. En un mundo mediatizado y politizado hay que estar expuesto. Bien, así lo han hecho dos de los más reconocidos historiadores por el público en general de la Argentina contemporánea. Y es esta condición la que los hace libres de hablar de todo. Felipe Pigna haber participado en un programa televisivo de historia abreviada, apta para todo publico, escasamente critica o comprometida, que todas las tendencias políticas del país podían estar de acuerdo. Después Pergolini, genero un Martín Pescador, que le dio la oportunidad de llegar a la conclusión de que el Che y Evita son de un mismo tenor. Casi la misma moneda de pago. Todo como si fuera una medición del raiting. En cuanto a García Hamilton, expulsado de Cuba por su Servicio Exterior cuando la quiso visitar, es categórico al afirmar lo que se le venga en gana, termino por figura enfrentando inútilmente en una lista de Lavagna a las liendres de Alperovich en Tucumán, su provincia de origen, y ligo. Ambos están ahora en el pedestal de su gloria. Un diputado de la Nación, el otro Historiador Mediático, condenado a escribir y ser Best Seller. La historia, por su lado, impiadosa, sigue escribiéndose, más allá de sus historiadores con el sufrimiento de los pueblos. Pequeños avatares, las épocas no entienden de necesidades de consumo, salvo del futuro que lo convierten, como diría el poeta que descansa en Ginebra, en insaciable polvo y en olvido.
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