
Para Manolo. Porque el sabe que toda alianza con la burguesía Nacional es solamente un touch and go.

Magia Negra para soñar con un juez - Griessa volvé a Casa - Hebe y Horacio te esperan.
¿A quién le responden los trabajadores?
Hace 41 años surgieron las FARC en respuesta política militar del pueblo a la brutal agresión de un régimen político profundamente reaccionario, excluyente, explotador, corrupto, intolerante que asesina a la oposición revolucionaria, construido por la burguesía y los terratenientes mafiosos para garantizar sus ganancias, propiedades y privilegios de clase a costa del trabajo ajeno, la expropiación y apropiación de las riquezas del país y la indignante venta de nuestra soberanía al imperio.
Durante 41 años hemos realizado todo tipo de esfuerzos para encontrar por medio de acuerdos los caminos que conduzcan a la Paz con justicia social en Colombia. Sin embargo, la oligarquía no ha querido entender nuestras propuestas porque se está enriqueciendo con la guerra y la administración pública, y maniobra tratando de recomponer su resquebrajado poder. Ella sabe que un acuerdo serio de convivencia democrática, debe generar espacios y mecanismos de participación popular efectivos que acabarían con su manejo monopólico del poder.
Una tesis sostenía el planteo clásico del partido político con su aparato armado. La otra tesis, proponía un planteo estratégico defensivo, y la estructuración de una organización político-militar, pues desde siempre, las clases adineradas que han detentado el poder real y el control del Estado con sus aparatos coercitivos, han recurrido a la violencia, cuando la resistencia a su opresión, por parte de los pueblos, se ha vuelto peligrosa para sus intereses y privilegios. Finalmente se arribó a un Congreso, que se denominó Convención en el cual se definió la cuestión.
Se aprobó la tesis político-militar, se estructuró un reglamento, se aprobó una Estrategia Defensiva, pues la correlación de fuerzas era totalmente desfavorable para el movimiento popular. Iba a ser una organización clandestina, cuya primera tarea sería construir las bases materiales para una organización de este tipo. Sus objetivos políticos serían una paciente acumulación de fuerzas, más precisamente, una contribución a la acumulación de fuerzas del campo popular, ya que nunca se pensó que una sola fuerza política sería capaz de resolver los problemas de un país.
La organización se definió como socialista desde el principio. Con esto se quería significar solamente una sociedad en la cual el centro de la actividad humana fuera el hombre y no la ganancia. Esa sociedad se iría conformando en el proceso histórico. El MLN nunca tuvo ni tiene modelo de sociedad. Se entendió —y se sigue pensando así— que cada pueblo con su historia y su idiosincrasia se irá dando las formas sociales necesarias a su desarrollo. Se salió de la Convención sin nombre, que se adoptó meses después. La Convención se efectuó en enero de 1966. La designación de la nueva organización como Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros tiene como fundamento la manera cómo el MLN ha entendido y entiende que se darán los procesos de lucha político- social en nuestros países. Partimos del reconocimiento de nuestra condición de países dependientes. Imposible que un pueblo pueda decidir sobre su destino si no rompe los férreos lazos de dependencia. Entra aquí la cuestión nacional. En esta lucha, para el MLN, es necesario aglutinar todas las fuerzas posibles, aún aquellas que no se planteen un cambio social profundo, pero que sí estén dispuestas a enfrentar al Imperialismo, por ser también sus víctimas. Esta concepción se enfrentó en su momento con la que sostenían los partidos comunistas, que estaban definidos por la confrontación Este-Oeste.
El Pueblo Saharaui no ha permanecido impasible durante la invasión y permuta de su tierra.Después de 1958, se realizaron manifestaciones esporádicas contra la Dominación española, pero fue en 1967 cuando la lucha se vuelve organizada con la creación del Movimiento para la Liberación del Sahara. Una campaña intensiva para movilizar al Pueblo Saharaui en nombre de su independencia llevó a una masiva manifestación, en 1970, contra los esfuerzos del poder colonial por convertir al Sahara en una provincia española. Los españoles reaccionaron masacrando a los manifestantes y disolviendo el movimiento de liberación.Comprendiendo que no había otra salida, los Saharauis deciden tomar las armas y luchar. El 10 de Mayo de 1973, el Congreso Constitutivo para el Frente por la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, conocido como el FRENTE POLISARIO, fue constituido. Poco después, tuvo lugar la primera acción armada. Tales acciones causaron una escalada de bombardeos, masacres y torturas a la población civil que fue forzada a un éxodo masivo a las áreas controladas por el Frente Polisario y sobre la frontera hacia Tindouf en Argelia, que ha apoyado la Causa Saharaui por la Autodeterminación.
Como los movimientos de liberación en otras partes de Africa, especialmente las antiguas Colonias portuguesas, el F. POLISARIO tuvo que involucrarse no sólo con la lucha armada, sino también con la distribución, asistencia médica, la construcción de escuelas y hospitales, cursos de alfabetización y, en general, preparar el trabajo de campo para la futura sociedad liberada.El reconocimiento de que el F. POLISARIO representa de hecho al pueblo Saharaui ha llevado a una mayoría de los Estados Africanos a reconocerlo como tal. Pero los Saharauis han dado un paso aún mayor. El 27 de Febrero de 1976, el día que el último Soldado español dejó el territorio, el POLISARIO proclamó en Bir-Lehlú la creación de la República Árabe Saharaui Democrática. Desde entonces la República ha sido reconocida por numerosos estados, tanto africanos como otros.La República fue proclamada el 27 de Febrero para enfatizar que el Pueblo Saharaui había afirmado su soberanía y que no iba a dejar que tuviera lugar otra nueva colonización.
¿Por qué lo que habría parecido ser un proceso normal de descolonización se convirtió en una lucha desesperada por la supervivencia, tanto del pueblo como de su país?Las principales razones son, como ocurre a menudo, económicas y estratégicas. El Sahara Occidental es rico en depósitos minerales, especialmente fosfatos, uranio, hierro, gas natural y petróleo. Los bancos de pesca son también muy ricos. Hay grandes intereses económicos franceses y españoles en la zona, que tienen importantes aspectos estratégicos (las rutas del petróleo).Viéndolo así es fácil comprender todas las obstrucciones, tanto claras como encubiertas, que se están poniendo en el camino de la lucha de los Saharauis por la autodeterminación. De hecho es importante ver esta lucha como la lucha más larga de los países del Tercer Mundo para controlar sus propios recursos naturales.
Los asociados de Plataforma 2003, ante el triste espectáculo de general confusión y creciente desarme espiritual y patriótico de España, en grave riesgo de pérdida de su secular identidad y unidad, DECLARAMOS:
Afirmamos nuestra filiación joseantoniana:
Negado, censurado, ignorado, manipulado y proscrito, José Antonio Primo de Rivera, simboliza, hoy, lo “políticamente incorrecto”. Sin embargo, basta aproximarse a él, a su verdadera esencia, para tener que convenir, si se es honesto, sobre su generoso afán de equilibrio, armonía, reconciliación y síntesis cultural, económica, social y política.
Y más allá:
De derechas y de izquierdas.
De individualismos y de colectivismos.
De capitalismos y de comunismos.
De productivismos liberales y de materialismos marxistas.
De oligarquías financieras y de burocracias tecnócratas.
De panteísmos fascistas y de estatismos socialistas.
De particularismos nacionalistas y de cosmopolitismos mundialistas.
Nos confirmamos en nuestro afán por un mundo nuevo:
Fieles a los análisis, interpretaciones y premoniciones del ideario personalista joseantoniano:
Queremos la primacía de la persona humana sobre cualesquiera acontecimientos materiales y sociales. Consideramos al hombre, “portador de valores eternos”, como un ser arraigado que emerge más allá de su limitada naturaleza porque, dada su transcendencia, no puede ser reducido a ninguna de sus temporales dimensiones, sean éstas de índole económica, social, política, étnica o nacional. Creemos que la divinización de la economía, erigida en categoría autónoma, o la obsesión por el mercado, el consumo o el dinero, son tan nefastos y totalitarios como el culto de la raza, del Estado, del Partido, o de la lucha de clases. Y porque queremos la primacía de la persona humana reclamamos una cultura del esfuerzo, del mérito y de la ambición de excelencia. Y, en consecuencia, instamos la restauración de la noble conquista del ser, más allá de la mera codicia del tener.
Queremos un mundo multicultural y multipolar y su defensa a ultranza, frente a la pretensión en marcha de la uniformización planetaria. El derecho a la diferencia es un derecho no sólo de la persona humana sino también un derecho inalienable de las naciones y de los pueblos, plurales ventanas abiertas para el mundo. Definir la nación como “unidad de destino en lo universal” es subrayar la importancia de los lazos de identidad social, cultural e histórica, sin ignorar la superior unidad del género humano. En cuanto al Estado, instrumento necesario, no está por encima del hombre, de las patrias o naciones, ni de las comunidades naturales intermedias, sino a su servicio.
Queremos una democracia participativa y no partidista, basada en la igualdad de todos, sin privilegios, ante la Ley; en el control del ejercicio del Poder; en la soberanía del pueblo y en el respeto a las minorías. Una democracia que considere las comunidades intermedias (la familia, la asociación y la empresa) como el sistema vertebral de la sociedad civil; a fomentar y defender por el Estado de Derecho frente a los intereses depredadores de las oligarquías financieras, tecnócratas, mediáticas y partitocráticas.
Queremos un Estado beligerante al servicio de la liberación del hombre, a fin de que la ignorancia, la salud, la clase social, el sexo, la raza, la cuna o el lugar de nacimiento, no limiten, condicionen ni determinen el pleno desarrollo de su personalidad, decidida por cada uno en uso del bien supremo de nuestra libertad. Que el Estado haga todo lo necesario para que todos podamos perder el miedo al ejercicio de nuestra personal libertad, porque la haga eficaz y viable frente a la vaciedad de tanta palabrería partidista. Y ello, en cuanto se refiere a todas las dimensiones del hombre y de la mujer: social, económica, cultural, política, histórica y sobrenatural.
Queremos una economía solidaria, preocupada por la justicia social, dirigida hacia el interés general y el bien común, implicada activamente en la protección del ecosistema terrestre y en el respeto del patrimonio cultural, gestionada en grandes regiones supranacionales, autocentradas con fronteras comunes, y basada no sólo en la propiedad individual, y en el respeto a la iniciativa privada, sino también en la debida consideración de las diversas propiedades colectivas no estatales (entidades intermedias públicas: municipio, comarca y región). Todo ello, en la creencia de que la competencia, el mercado libre, etc. no constituyen fines en sí mismos, –tampoco, por supuesto, la planificación ni el dirigismo, sean o no indicativos–; todos son meros instrumentos, medios o herramientas, en todo caso al servicio del empleo, del equilibrio ecológico, del bienestar, de la concordia social y de la justicia. Es decir, al servicio de la persona y de su pleno desarrollo, en pacífica convivencia.
Por todo ello,
Apostamos por la primacía de lo espiritual:
Denunciamos el actual y hegemónico desprecio y descalificación de todo lo sobrenatural, lo religioso y lo moral; a eliminar de toda vida social y política; y sin más espacio para la dimensión superior del espíritu que su creciente reducción al baluarte de la más estricta intimidad de cada uno. Este destierro de lo público para lo más noble de la cultura, conseguido en enorme esfuerzo de siglos y siglos contra la superstición, limita al hombre al mundo visible y lo deja ciego y sordo para todo lo que no es susceptible de percepción sensorial. Más allá de las discrepancias religiosas entre izquierdas y derechas, consideramos nuestro deber combatir esta perversa cruzada laicista y agnóstica que nos condena al embrutecimiento, pasividad y apatía espiritual. Nos unimos, por ello, y con toda decisión, a cuantos movimientos y corrientes político–culturales, nacionales e internacionales, sean conscientes del peligro de las formas de manipulación y de control de ciudadanos y pueblos que significa el “pensamiento único”, tantas veces trasvestido de “progresismo” socio-liberal. Por ello, esta es nuestra jerarquización: ante todo, la moral, los valores espirituales; después, la política, el bien común; tercero, la economía, la prosperidad material.
Reiteramos la suprema realidad de España:
Nada ni nadie, pase lo que pase, nos hará dimitir jamás de nuestra absoluta creencia en la suprema realidad de España. Y nada mejor que expresarlo así con palabras del propio José Antonio: “fortalecerla, elevarla y engrandecerla es la apremiante tarea colectiva de todos los españoles. A la realización de esta tarea habrán de plegarse los intereses de los individuos, de los grupos y de las clases. (Punto 1). España es una unidad de destino en lo universal y toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen. La constitución vigente, en cuanto incita a las disgregaciones [debe ser revisada] (Punto 2). Si las luchas y la decadencia nos vienen de que se ha perdido la idea permanente de España el remedio está en restaurar esta idea. Hay que volver a concebir a España como realidad existente por sí misma: superior a las diferencias entre los pueblos, a las pugnas entre los partidos y a la lucha de clases (Puntos Iniciales III). España no es un territorio, ni un agregado de hombres y mujeres. España es, ante todo, una unidad de destino. Una realidad histórica. Una entidad verdadera en sí misma, que supo cumplir –y aún tendrá que cumplir– misiones universales” (Puntos Iniciales I). Reclamamos, por ello la urgente necesidad de instaurar en las jóvenes generaciones el orgullo de ser españoles y el imperativo categórico de la unidad de España.
Proclamamos nuestra esperanza en un hombre nuevo:
Necesitamos un hombre nuevo en el que fundamentar el orden nuevo al que aspiramos, y “que hay que implantar en España y comunicar a Europa y al mundo” porque “cuando el mundo se desquicia no se puede remediar con parches técnicos; necesita todo un nuevo orden. Y este orden ha de arrancar otra vez del individuo. Nosotros consideramos al individuo como unidad fundamental, porque éste es el sentido de España, que siempre ha considerado al hombre como portador de valores eternos” (3 marzo 1935). “La construcción de un orden nuevo la tenemos que empezar por el hombre, por el individuo, como occidentales, como españoles y como cristianos” (19 mayo 1935). Y “esta es la misión reservada a España” (17 noviembre 1935). Ya nos había dicho José Antonio, desde sus primeras palabras, que “el hombre es el sistema” (Octubre 1933) y había proclamado (Puntos Iniciales, VII, 7 diciembre 1933) que “Falange Española considera al hombre como conjunto de un cuerpo y un alma; es decir, como capaz de un destino eterno, como portador de valores eternos. Así, pues, el máximo respeto se tributa a la dignidad humana, a la integridad del hombre y a su libertad”. Y esta es la raíz más profunda del pensamiento de José Antonio que, más allá de posibles programas de ingenierías económicas, políticas o sociales, que el viento de la Historia siempre se acaba llevando, supo calificar, en unas de sus últimas palabras, su propuesta de un orden nuevo como “una alta tarea moral” (2 de febrero de 1936). Y esta alta tarea moral sí que es la verdadera revolución, todavía pendiente.
Reconocemos en José Antonio nuestro arquetipo humano:
Nos dejó dicho “nosotros amamos a España porque no nos gusta. Nosotros la amamos con una voluntad de perfección” (19 de mayo 1935). Y del español, nos dijo que es “una de las pocas cosas serias que se pueden ser en el mundo” (17 de noviembre 1935); pero también afirmó: “nosotros no podemos tolerar ni estamos conformes con la actual vida española. Hemos de terminarla, transformándola totalmente, cambiando no sólo su armadura externa, sino también el modo de ser de los españoles” (26 de abril 1934). Y para esta revolución moral, para este nuevo modo de ser español, a conseguir en España para que España lo pueda comunicar, a su vez, a Europa y al mundo, reconocemos en el propio José Antonio nuestro modelo a seguir, nuestro arquetipo humano. Y esto sí que no se lo lleva el viento de la Historia. Esperamos, pues, en unos nuevos españoles, capaces de encarnar el hombre nuevo que, como fundamento del Orden Nuevo, España debe ofrecer al mundo. Unos nuevos españoles que, a imagen y semejanza de José Antonio, se inspiren en su ejemplo de moderna actualización del hidalgo español como éste en su día lo fue del tradicional caballero cristiano. Hombres nuevos, no clónicos y cada uno (varón o mujer) con su propia personalidad, porque jamás seremos una secta.
En consecuencia, nos ratificamos:
Nacidos a la sociedad civil, con ocasión de la conmemoración del Centenario de José Antonio, Plataforma 2003, como tal asociación cívico cultural, ahora con duración ilimitada, prosigue su actividad con una doble y apremiante misión metapolítica:
Contribuir a recuperar la figura histórica de José Antonio para la memoria colectiva de nuestro tiempo, analizando con rigor y honestidad intelectual, las filiaciones, especifidades, evoluciones y sugestivas perspectivas de su acción y pensamiento, a actualizar.
Estudiar e investigar con actitud decididamente joseantoniana, es decir con espíritu de apertura, diálogo y debate crítico, las raíces profundas de la crisis de nuestra cultura y civilización. Procurar así, activamente, participar en el necesario desarrollo de un arsenal de conceptos y argumentos indispensables para la lucha de ideas actual, prólogo de la nueva invasión de los bárbaros; esta vez, capilar.
A este fin, Plataforma 2003 seguirá organizando sus reuniones, conferencias, debates y editando sus diferentes publicaciones (libros, facsímiles, láminas, CD’S, y vídeos). Y, para todo ello, Plataforma 2003 reclama el apoyo y colaboración de todos aquellos que estén dispuestos a comprometerse en este proyecto común, basado en dos ideas fundamentales: la absoluta primacía de lo espiritual y la suprema realidad de España; siempre, al servicio del hombre, como persona, y en defensa de su libertad.
Plataforma 2003, V Asamblea General. Madrid, 12.03.05