Roberto Bardini
El domingo 16 de noviembre, el diario La Nación, de Buenos Aires, publicó un comentario de Luis Alberto Romero sobre dos libros más o menos recientes que tratan el mismo tema. El artículo de Romero se titula “Años de plomo” y se refiere a Tacuara, historia de la primera guerrilla urbana argentina, de Daniel Gutman (editorial Vergara-Grupo Zeta, 333 páginas) y Tacuara: la pólvora y la sangre, de mi autoría (editorial Océano, 254 páginas). Desde ya pido disculpas por dedicar este espacio a un tema que me toca de cerca. La Nación es un diario de tendencia liberal conservadora. Desde hace más de un siglo representa a los sectores agrícola-ganaderos, es portavoz de la llamada “alta sociedad” –si por eso se entiende a la Sociedad Rural y al Jockey Club, entidades de los terratenientes locales– y vocero de la Unión Industrial Argentina. Periódico antiperonista y, en general, antipopular, se alineó con la última dictadura militar (1976-1983), aplaudió el desguace neoliberal encabezado por el incalificable Carlos Menem y hoy coloca bajo el microscopio al presidente Néstor Kirchner, a quien considera casi un rojo.Tacuara es un fenómeno que, a 37 años de su extinción, permanece en una especie de “noche y niebla” para las nuevas –y no tan nuevas– generaciones. Todavía hoy cuando se menciona al movimiento juvenil que conmovió la década de los 60 en Argentina, periodistas e intelectuales caen el lugar común y la frase hecha: “grupo nazi” o “banda fascista”. En cambio, en un artículo titulado “Los jóvenes fascistas descubren su país”, publicado en el semanario uruguayo Marcha en 1967, Eduardo Galeano observó prematura y lúcidamente,: Del mismo tronco original provienen los tacuaras que terminaron en el peronismo de izquierda y los que se sumaron al peronismo de derecha, los que abrazaron el marxismo-leninismo y los que ofician de guardaespaldas de ciertos burócratas sindicales; los que pintan, todavía, en los muros, cruces svásticas y consejos: “Degüelle un comunista por día”. De la misma fuente salieron las viudas de Hitler y los devotos de Perón, Mao y Fidel. (...) Definiéndose por lo que rechazaba, pero sin una idea clara de lo que buscaba, de ideología prestada, imprecisa y contradictoria, Tacuara continuó desprendiendo, hasta el fin, subgrupos que se fueron separando como consecuencia de la lucha interna de tendencias (...). Casi todos los grupos terroristas de derecha que han sobrevivido, provienen de aquella matriz, y dentro del peronismo hay núcleos de todos los matices, desde los marxistas hasta los rosistas, que salieron de Tacuara: todas las posiciones y todas las actitudes reflejan hoy, desde la desintegración, lo que fue aquella heterogénea congregación de jóvenes furiosos unidos por sus mitos y su estilo.Al final de mi libro (y pido otra disculpa por autocitarme) menciono el caso de muchos ex tacuaras que se desgajaron del tronco original y en los años 70 continuaron militando en otras organizaciones políticas, armadas o no:Hoy, a la distancia, son mirados con rencor por los nacionalistas a secas, con desconfianza por los sectores “liberales” o “democráticos” y con desdén por los izquierdistas “científicos”. El imaginario colectivo argentino, estimulado por formadores de opinión –locales y foráneos– “tramposos”, tiende a mezclar en el mismo lodo a los nacionalistas ultramontanos que colaboraron con la dictadura militar y a los nacionalistas revolucionarios masacrados por esa misma dictadura.El norteamericano David Rock, por ejemplo, llega al colmo de la simplificación. Según él, “los nacionalistas mantuvieron vivas arcaicas ideas clericales y escolásticas (...). Sus consignas se convirtieron en un medio para lanzar a las masas a la calle. Indujeron, a su vez, a los militares a verse a sí mismos como «la última aristocracia» y como los guardianes de «un territorio sagrado y del estilo de vida Occidental y Cristiano», que sólo debían responder ante Dios y la Historia”. Hubo, sin embargo, nacionalistas que se diferenciaron notoriamente de estos esquemas y esa diferenciación los llevó al “encierro, el destierro o el entierro” como a miles de otros militantes populares. Entonces Rock los denomina “ultraizquierdistas”.Luis Alberto Romero es hijo del historiador José Luis Romero (1909-1977), considerado un “ humanista”. Es profesor en Historia (Universidad Nacional de Buenos Aires), profesor de Historia General en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y docente de las maestrías en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y de la Universidad Nacional de Tucumán. Ha publicado Sectores populares, cultura y política: Buenos Aires en la entreguerra (con Leandro Gutiérrez, 1995), Volver a la historia (1997), Grandes discursos de la historia argentina (con Sylvia Saítta, 1998) y Argentina. Crónica social del siglo XX. Ha sido director académico de la colección "Historia visual argentina", publicada por el diario Clarín, y de la colección "Los nombres del poder", del Fondo de Cultura Económica.Mi amigo Néstor Gorojovsky, del Partido de la Izquierda Nacional, escribió acerca de él en un mensaje divulgado el 12 de noviembre de 2002 por internet: “El historiador Luis Alberto Romero es uno de los figurones indiscutibles del mortecino Olimpo gorila. Heredero y albacea intelectual del reaccionario medievalista y «socialista» ilustrado José Luis, quien fuera el hombre de la Revolución Libertadora en la Universidad de Buenos Aires, Luis Alberto no ha llegado a los kilates académicos de su progenitor. Pero sí mantuvo intacto el gorilismo y el odio a la causa nacional democrática. Es así que, cuando en 1983 el Proceso Militar transmutó en Proceso Constitucional, Luis Alberto Romero se convirtió en uno de los principales referentes universitarios del alfonsinato. En ese carácter, y mientras sus conmilitones sufrían el permanente acoso de la clase trabajadora liderada por Saúl Ubaldini, Romero buscaba refugio en los tiempos pre-peronistas, indagando la construcción de un sujeto histórico obrero pacífico e integrado”.Luego de leer el comentario de Romero en La Nación, me llegó un mensaje de Rolando Mermet (rmermet@yahoo.com.ar), del Centro de Estudios Nacionales Arturo Jauretche, donde a fines de marzo de 2003 presenté Tacuara: la pólvora y la sangre. En ese mensaje, Mermet incluye el texto que leyó Roberto Baschetti, uno de los presentadores del libro. Y aclara que ese escrito –al que, con atrevimiento, titulé “Anatemas y estigmas al por mayor”– permaneció inédito desde aquel día. Gracias a Rolando, RODELU ofrece una novedad a sus lectores.Baschetti es técnico en Publicidad y sociólogo. Primer Director del Centro de Investigaciones de la Biblioteca Nacional (CIBINA), de Buenos Aires, publicó más de diez obras de historia política argentina, entre las que se destacan Documentos de la Resistencia Peronista 1973-1976, Rodolfo Walsh, vivo, Documentos 1970-1973: de la guerrilla peronista al gobierno popular y Eva Perón - Bibliografía 1936-2002. También ha escrito colaboraciones para libros que analizan la influencia del Che Guevara y John William Cooke en el proceso revolucionario argentino. Actualmente trabaja en un libro sobre la vida y la militancia del poeta montonero Francisco “Paco” Urondo. Así es que hoy decidí ceder mi espacio en rodelu a los comentarios de Romero y Baschetti, convencido de que uno y otro encarnan dos formas distintas de ver la historia. Seguramente hay otras perspectivas para analizar el pasado reciente, pero ofrezco las que ahora tengo a mano. Los lectores de esta publicación electrónica no mastican vidrio y podrán sacar su propias conclusiones.
2 comentarios:
Hola, sabes que estoy haciendo una investigacion sobre el crecemiento urbano de la ciudad de Santiago de Chile entre 1850 y principios del siglo XX, como citas a Luis Alberto Romero y él hizo un trabajo que me puede servir llamado "Condiciones de vida de los sectores populares en Santiago de Chile, 1840-1895". Me pregunto si acaso tienes alguna idea de como conseguirlo en formato digital, porque no tengo acceso a él... mi consulta es si lo tuvieras o si sabes la forma de conseguirlo... ¿me puedes enviar un mail???
Pamela Mella
frutasiniestra@hotmail.com
... nunca usted se conecta, le he esperado.
Publicar un comentario