04 marzo 2009

NI PARA FUMIGAR


El dengue lleva drama a los hospitales Decenas de pacientes llegan a diario a los hospitales públicos con síntomas del mal. En los pasillos y el área de Emergencias, las sillas se cambiaron por camillas.


• Apuro y colapso • Un equipo médico saca a una pequeña del Hospital del Niño a otro nosocomio.

Yandira ToledoCorresponsal en Santa Cruz
Es mediodía y el sol calienta con intensidad. Una pareja se ubica frente al Hospital del Niño de Santa Cruz y sobre la acera improvisa una “cama” para recostar a Constantino Zepiapuka, de tres años de edad. Es su hijo mayor y hace dos semanas que padece de fiebre y dolor abdominal; les dijeron que podría ser dengue, por eso fue llevado al médico y esperan su turno para ser atendidos.
Los padres de Constantino, Eusebia (23) y Julián (26), viven en la zona del Plan Tres Mil y esperan por la consulta desde las siete de la mañana de este martes.
Con su hija menor en brazos, Julián comenta: “No podemos ir y venir los dos con nuestros hijos, por eso nos quedamos aquí. Él está con fiebre, queríamos que lo atiendan en Emergencias, pero dijeron que esperemos nomás a la consulta externa y nuestra ficha es para las dos de la tarde. Nos salimos del hospital porque no hay espacio ni para esperar”
En el interior del nosocomio, la sala de Emergencias está repleta y no hay asientos en el área de espera; en su lugar colocaron camillas que sirven hasta a dos niños a la vez. En una, se observa a un bebé que es tratado de neumonía y centímetros más abajo está recostado otro con síntomas de dengue.
Por la falta de espacio, los familiares, por lo general mamás, forman una fila contra la pared como si se tratara de una tropa muy ordenada. Presas del cansancio, otras usan sus bolsones a manera de asiento y descansan de rato en rato sobre ellos, porque el peso de los niños que llevan en brazos agota sus energías.
Don Juan Carlos también está allí porque su hija, Nicol Celeste de 2 años de edad, tiene fiebre, vómitos y se encuentra decaída hace cinco días. Como sospecha de dengue, espera impaciente por una consulta.
A su lado está otra mujer con un niño en brazos y al que acaricia en el afán de calmar su dolor; las lágrimas le corren casi disimuladamente por el rostro pues hace dos días que su pequeño está con fiebre y sangrado nasal, lo que le hace presumir que se trata de un cuadro de dengue hemorrágico, la versión letal del mal.
Este drama es efecto de la epidemia de dengue que azota al país y que fue calificada por el Gobierno como la peor en 20 años. Los reportes de dengue clásico suman 36.758 casos a nivel nacional y hay 108 denuncias de dengue hemorrágico; además, el número oficial de muertos es de 20.
El personal médico no está autorizado para hacer declaraciones, pero se observa que médicos y enfermeras salen y entran de una sala a otra y se abren paso entre los pasillos saturados de pacientes para cumplir su misión. La situación es similar en el Hospital Japonés, donde en las salas de observación hay hasta dos pacientes en una camilla.
En este nosocomio, según su director, José Carlos Camacho, hace falta con urgencia personal, espacio y equipamiento.
En efecto, en la sala de reanimación se observa a un grupo pacientes con dengue para quienes no hay equipos de respiración artificial. Los residentes médicos se turnan para bombear manualmente el respirador, y es que la gran cantidad de enfermos ha provocado una situación de extremo hacinamiento.
De rato en rato se ve llegar a gente aparentemente enferma que camina con dificultad y manifiesta en su rostro malestar.
Los pacientes con dengue hemorrágico reciben, vía intravenosa, unidades de sangre para que recuperen la que perdieron; la mayoría pasa el tiempo durmiendo, por el debilitamiento.
Sobre este escenario, los trabajadores de salud de los cinco hospitales públicos de Santa Cruz exigen que se les paguen los reemplazos y vacaciones, para lo cual habían anunciado un paro que debía realizarse hoy, pero ante la emergencia desistieron.
Otra batalla contra el dengue se libra en las calles, en especial de los barrios periurbanos, de donde proviene la mayoría de los casos que llegan a los hospitales.
Dado que la región más afectada es Santa Cruz, las brigadas de voluntarios ponen sus esfuerzos en eliminar los criaderos del mosquito Aedes aegypti, el mosquito transmisor del mal.


FUENTE LA RAZON DE BOLIVIA

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