Decía mi abuelo: el muerto se ríe del degollado. No puede creer que la desavenencias del la Mesa de Enlace de Campo, producto de un año de tensión y de fricción con el gobierno, no tenga su costo. Es obvio. Mas le costó esa lucha al gobierno. Dicho esto, aun si retuviera el poder. Tal cual lo dijera del la parábola de Jung referida al libro bíblico de Job, Kirchner y su mujer mostraron su peor parte como personas y gobernantes durante el conflicto. Mostraron su incapacidad e intolerancia. Mostraron su soberbia, irritabilidad y su espontaneidad fingida, como factor sorpresa, aunque jamás audacia. La audacia, la deberían probar en temas más enérgicamente reclamados por la sociedad, y no directamente a ellos. Sino por la experiencia cotidiana. Por ejemplo, ahora sabemos que Blumberg no es Ingeniero, pero también sabemos que el falso ingeniero anticipaba por la muerte de su hijo que había que empezar a tomar medidas (no importa que fueran las que el proponía), para intentar frenar esto que en el presente es imparable. La Plaza de Mayo llena de gente que tronaba de miedo por la inseguridad Kirchner la vio como inestabilidad política. Hoy estamos inmersos en la inestabilidad política y en una violencia de locos. Eso sí, ahora sé que Blumberg no es Ingeniero.
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