Por Osvaldo Bayer
El doctor Fernando Comunale, conocido médico de Belgrano, cirujano y sanitarista, del Hospital Pirovano, quien fue director de regiones sanitarias de la provincia bonaerense e interventor de la Obra Social de los Obreros de la Carne, hizo ayer una denuncia que para muchos no será de total importancia, pero que guarda un significado muy peligroso que demuestra que, pese a que han pasado ya 24 años de democracia, hay sectores que parecen no haber aprendido nada.
Todo ocurrió en una cancha de rugby, con la característica especial de que ese campo de juego está dentro del Colegio Militar. Justo allí donde se educan los próximos oficiales del Ejército. El domingo pasado se estaba jugando un partido de ese deporte, por el campeonato de la Liga Universitaria de la Unión de Rugby de Buenos Aires, entre el equipo del Colegio Militar, como local, y el representativo de la Universidad José Ingenieros, que actúa en representación de lo que era el antiguo Club Obras Sanitarias, integrado por estudiantes de educación física. Durante el juego, hubo un penal a favor del club civil, que no fue cobrado por el juez, y los jugadores perdieron la calma y algunos de ellos se insultaron y tomaron a golpes de puño. Pero lo increíble fue que en las tribunas había personal militar con traje de fajina y armado con fusiles ametralladoras Fal, además de otros con armas de tiro corto. Algunos uniformados bajaron de la tribuna y comenzaron a castigar a los jugadores del equipo civil, mientras hacían ostentación de armas. Cuando el doctor Comunale –que servía allí como médico del equipo universitario y además como entrenador– reprochó la actitud de los hombres uniformados armados, un coronel le contestó agresivamente: “Esta cancha es territorio del Ejército Argentino”. A lo que contestó el doctor Comunale: “Usted se equivoca, un espacio deportivo siempre pertenece a los dos equipos mientras juegan”. Y siguieron las trompadas, en las que se destacó un mayor del Ejército.
Todo esto origina una serie de preguntas: ¿por qué el público militar estaba “disfrazado” con uniforme de combate? Además, es tradicional en ese deporte que se juegue un “tercer tiempo”, es decir, cuando los dos equipos, terminado el partido, se juntan para conversar y brindar por el deporte y por la amistad, aunque durante el partido haya habido desavenencias, protestas o hasta golpes. Cuando un jugador comete una falta es retirado del campo por diez minutos, para que recapacite, y luego puede entrar de nuevo. Así debe ser el deporte y no bordear la cancha con armas de fuego y entrar a trompada limpia. ¿Dónde han aprendido ese proceder los militares argentinos? ¿Cómo es posible que los oficiales tengan esa conducta, se crean los dueños de la verdad? ¿Quiénes son los profesores del Colegio Militar que no fundamentan una conducta de honorabilidad en vez de una agresividad inútil donde nace el odio? ¿No han aprendido nada después de la tragedia del cobarde método de la desaparición de personas?
El Ministerio de Defensa debería hacer una profunda investigación de este incidente en el campo de juego del Colegio Militar y luego también hacer una clase magistral de cómo tendrían que haberse conducido los responsables uniformados del incidente. Una enseñanza para que les sirva definitivamente para el futuro. Si se deja pasar por alto, podría servir como el huevo de la serpiente para el futuro de la democracia.
Todo ocurrió en una cancha de rugby, con la característica especial de que ese campo de juego está dentro del Colegio Militar. Justo allí donde se educan los próximos oficiales del Ejército. El domingo pasado se estaba jugando un partido de ese deporte, por el campeonato de la Liga Universitaria de la Unión de Rugby de Buenos Aires, entre el equipo del Colegio Militar, como local, y el representativo de la Universidad José Ingenieros, que actúa en representación de lo que era el antiguo Club Obras Sanitarias, integrado por estudiantes de educación física. Durante el juego, hubo un penal a favor del club civil, que no fue cobrado por el juez, y los jugadores perdieron la calma y algunos de ellos se insultaron y tomaron a golpes de puño. Pero lo increíble fue que en las tribunas había personal militar con traje de fajina y armado con fusiles ametralladoras Fal, además de otros con armas de tiro corto. Algunos uniformados bajaron de la tribuna y comenzaron a castigar a los jugadores del equipo civil, mientras hacían ostentación de armas. Cuando el doctor Comunale –que servía allí como médico del equipo universitario y además como entrenador– reprochó la actitud de los hombres uniformados armados, un coronel le contestó agresivamente: “Esta cancha es territorio del Ejército Argentino”. A lo que contestó el doctor Comunale: “Usted se equivoca, un espacio deportivo siempre pertenece a los dos equipos mientras juegan”. Y siguieron las trompadas, en las que se destacó un mayor del Ejército.
Todo esto origina una serie de preguntas: ¿por qué el público militar estaba “disfrazado” con uniforme de combate? Además, es tradicional en ese deporte que se juegue un “tercer tiempo”, es decir, cuando los dos equipos, terminado el partido, se juntan para conversar y brindar por el deporte y por la amistad, aunque durante el partido haya habido desavenencias, protestas o hasta golpes. Cuando un jugador comete una falta es retirado del campo por diez minutos, para que recapacite, y luego puede entrar de nuevo. Así debe ser el deporte y no bordear la cancha con armas de fuego y entrar a trompada limpia. ¿Dónde han aprendido ese proceder los militares argentinos? ¿Cómo es posible que los oficiales tengan esa conducta, se crean los dueños de la verdad? ¿Quiénes son los profesores del Colegio Militar que no fundamentan una conducta de honorabilidad en vez de una agresividad inútil donde nace el odio? ¿No han aprendido nada después de la tragedia del cobarde método de la desaparición de personas?
El Ministerio de Defensa debería hacer una profunda investigación de este incidente en el campo de juego del Colegio Militar y luego también hacer una clase magistral de cómo tendrían que haberse conducido los responsables uniformados del incidente. Una enseñanza para que les sirva definitivamente para el futuro. Si se deja pasar por alto, podría servir como el huevo de la serpiente para el futuro de la democracia.
De un artículo de Paja 12.
OSVALDO BAYER NO VA A LA CANCHA DE FUTBOL HACE POR LO MENOS 20 AÑOS, UN TRAMONTINA ES UN TRAMONTINA, UNA BENGALA ES UNA BENGALA Y UN TREINTA Y OCHO ES UN TREINTA Y OCHO. ES UN PAJUERANO. VAMOS NILDA...... FRANCIA 2007...!!!! PUMASSSSSSSSSSSSSSS, PUMASSSSSSSSSSSSS
5 comentarios:
No, vos te estás olvidando de la creatividad criolla papá, el zorro sabe por zorro, pero más por socialista libertario. Con una Desert Eagle y suerte te cargás a 9 tipos, ahora los pibes con una bengala (candela, 3 tiros)te hacen un desastre...
Haaaard... eran militares y proyectos de militares, que puedes pedir?? esos no combian, modifican apariencias pero nada mas en el fondo siguen y seguiran siendo los mismos,su metodo comunicacional es la violencia, la fuerza, la prepotencia, no saben que existe el dialogo;no creo que les sirva de nada una clase magistral, tal vez los adormezca y duerman, una lastima no?
Quieren militares entrenados para la no violencia? No existen una sola clase de militares, los violentos, los hay de dos caraceteres los que se subordinan al poder politico y se someten a la ley y al reglamento y los que hacen de las suyas. Pero que se los entrene para dialogar y no para matar es casi inconsistente. La violencia es violencia, y sino preguntele al Che Guevara, como la uso, cuando la uso y si tenia misericordia. Porque sino parece que fuera militarista. Cuando se entrena para la lucha, nos guste o no nos guste, los paises de america del sur todavia sostienen ejercitos se los prepara para la alegria de morir por la patria, la muerte con sentido. Bien, eso no es oculto para nadie.
En primer lugar, como aficionado , ex jugador y amante del rugby debo decir que no es para nada raro lo que ocurrió allí, aunque a decir verdad, va contra el espiritu del deporte, estos hechos, aunque aisladamente cada vez se repiten mas y mas, en un deporte que por suerte todavía no llego a masificar estos escándalos pero que cada vez son mas repetidos (por ejemplo ver aquí:Hindú - los tilos 1 y 2 y 3
LosCardos vs Los 50
Santa FeRC vs Jockey
Con esto quiero mostrar que, lamentablemente, cada vez mas, es habitual este tipo de incidentes, dejando de lado esa máxima que dice que el árbitro, aún cuando se equivoca tiene razón. Es decir de un hecho normal (lamentablemente normal), pretender que "el huevo de la serpiente está latente", me parece cuanto menos, muy tendencioso y rebuscado.
Y en el mismo sentido de "Quieren militares entrenados para la no violencia", creo que, si en una cancha de rugby tenés 30 tipos que se matan en el gimnasio y con un físico preparado para le contacto cuerpo a cuerpo y la agresión, que en algún momento de desborde y descontrol (que no debería ocurrir), se haga uso de algún tipo de violencia física, aunque no es correcto, es repudiable y sancionable, y no debe suceder, PERO NO CREO QUE TENGA NADA QUE VER CON HACER DESAPARECER A 30.000 tipos COMO QUIERE HACER DECIR ESTA NOTA!!!
saludos!
PD: De todos modos también el rugby tiene algunos ejemplos dignos de difundir, como Virreyes y Floresta RC son dos lindos casos.
Lo de la cancha Chacall me parece perfecto, estos tipos no pueden hacerlo, ni los de la tribuna tampoco, ahora, no pueden no andar con las herramientas de trabajo en las tribunas. Si el tipo usa pistola por reglamento, lo que no puede es usarla, lo que si puede es llevarla. De ultima, asi como una vez la UAR prohibio a los Colegios participar de Campeonatos sin formar clubes directamente podria prohibir que se usen las canchas en los cuarteles, me parece mas digno. Que andar sospechando de que quieren ganar a costa de conculcar derechos humanos inviolables.
Publicar un comentario