22 junio 2007

LA DIARREA, DESPUES LA PURGA

LA SINCERIDAD DE SANDRA RUSSO
La periodista de Página 12 hace la siguiente confesión en su nota de hoy





Trabajo con el lenguaje y tengo la sensación de
que estoy escribiendo
en una lengua infestada, sucia, manchada con el orín y
la sangre de mucha gente.
La lucha por el poder siempre fue primero una
lucha por el lenguaje, y la
derecha lo sabe. La izquierda, pobre, se unió
para llamar al voto en blanco, en
una nueva torpeza de mirada, diagnóstico y
empatía popular, afirmando con ese
llamado que Macri y Filmus son lo mismo.
Les pasa lo mismo que a la Iglesia
Católica: atrasan tanto que se quedan sin
fieles y se van a quedar hasta sin
curas.



Irremediablemente cabe hacerse algunas consideraciones. Para apropiarse del lenguaje, obviamente, generaron un lenguaje propio y una nomenclatura significante propia. Por lo que quedaron excluidos los que no pensaban como ellos, y solo podían reducir a sus simpatizantes, (no co-pensantes), a meras consignas universales, llenas de emociones pero vacías de contenido efectivo. Loable tarea por cierto, pero la derecha, no me pondré a considerar a la iglesia en este caso, se dio cuenta que el gran espacio que dejaban vació, era el que Marx le había dado al materialismo dialéctico, que era la praxis. Confundidos en el hegelianismo ideológico y no en el marxismo operativo, perdieron el rumbo discutiendo la cuadratura del círculo. Hoy su maravilloso castillo de naipes, es visto por una “derecha” que gozo de su impureza doctrinaria, para hacer de la sociedad argentina su gran negocio, un espacio para jugar a la espalda del progresismo, el lado ciego, lo no ideológico. La solución concreta de los problemas. Ayer veíamos que Filmus escandalizado denostaba a Macri por elogiar en algún momento a Cacciatore. Mientras Filmus vincula a Cacciatore con los años negros de la Argentina, Macri lo vincula con la autopista que le dio un respiro infraestructural a la ciudad de Buenos Aires. Ideología vs. eficiencia. La izquierda es funcional a la derecha, como se dice ahora en tiempos de computadoras, por default.

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