Durante la recesión del segundo periodo del gobierno de Carlos Menem y comienzo de la Rua, muchas de las empresas decidieron, en precios comparativos, radicarse el Brasil. La política de convertibilidad, independientemente de la política de flexibilidad laboral y la rebaja de aportes provisionales hacia que en moneda constante, Brasil apareciera como un país con un mercado interno donde las cantidades producibles eran realmente provocativas, a diferencia del mercado argentino que eran recesivas. Asistimos a la gran segunda ola de desempleo de la época, (luego de las privatizaciones de las empresas del Estado) que significaba, “el alto costo argentino”. Ahora, ante la crisis energética, a la cual el Ministro Aníbal Fernández, califica como mínima, las empresas empiezan a emigrar hacia donde la energía este garantizada. Las reservas gasiferas están acotadas. Las eléctricas están en vías de ejecución. Salvo las inversiones privadas con la utilización de combustibles líquidos o gasiferos, que están siendo importados o que son de difícil obtención. Una inflación por encima de la oficial, que cuando es por un lapso, no es grave, pero cuando es acumulativa, si. Es así como las empresas se empiezan a retirar hacia otras plazas más rentables. El caso Repsol es paradigmático (busca mercados estables en Libia), y mas la compra por el Sr. Ezquenazi, y Las operaciones del Grupo Dolphin con Midlin como si una nueva Burguesía Nacional estuviera estratégicamente comprando el patrimonio nacional. Lo más llamativo es que las condiciones que manifiestan son de rentabilidad, o es que están acostumbrados a costos menores, o tienen en vista un modelo de país al cual las otras empresas no estaban acostumbradas. El nuevo país. Nada se pierde, todo se transforma.
20 junio 2007
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