DE LA BUSQUEDA FRENETICA A LA PERVERSIDAD DEL RESULTADO.

HAGAMOS DESPUES MEDIMOS LAS CONSECUENCIAS.





Publicado en la ed. impresa: Política
Domingo 31 de diciembre de 2006
Noticias | Política | Nota

Crece la disputa por ver quién encontró a Gerez

Hay dos versiones: tres chicas discrepan de dos jóvenes



Cinco protagonistas se disputan haber sido los primeros en ver a Luis Gerez en su carrera desprolija y sin destino a los pocos minutos de haber sido liberado tras dos días de encierro. Tres niñas, una de 9 años y dos de 11, apoyadas por sus padres, cuentan una historia. Dos empleados de un casa de artículos para el hogar, otra.

Si bien hay datos en los que coinciden, la pelea radica en quién vio primero al testigo más buscado.

Claudia, María y Laura, sentadas en fila por orden de aparición en un banco de madera rasgada tapado para la ocasión con un mantel, se desesperan por hablar. Son las tres niñas que jugaban en la vereda de la calle Bedoya, de tierra, en Garín, cuando vieron desvanecerse a Gerez sobre el pasto, en la intersección con la avenida Fructuoso Díaz.

La casa recién pintada de celeste intenso de la familia Otero pasó a ser famosa en el barrio. Allí recibieron ayer a LA NACION Claudia y María, que son hermanas, y Laura, de la vivienda contigua. Los vecinos cuentan que el barrio es oscuro y evalúan que a Gerez lo liberaron en algún descampado de la zona por esa razón, y que caminó hasta la avenida porque está iluminada. En la esquina en la que apareció confluyen cinco humildes casas. El barrio es poco poblado; del centro de Garín lo separan unas 20 cuadras.

Claudia, la más chica de las tres niñas, tenía la boca y los ojos todavía hinchados. Estela, su mamá, la despertó exclusivamente para que contara lo que vio. "No fue por su voluntad que lo llevó la policía. El me pedía que no lo dejara, y yo le agarré la mano y nunca lo dejé solo", relata. En medio de la entrevista su mamá le alcanzó una remerita de hilo fucsia para que se cambiara.

Laura cuenta que corrió a avisarle a su mamá. "Está el señor robado", le dijo. De casualidad lo encontraron y la casualidad les jugó otra vez a su favor. Pablo, el tío de las hermanas Otero, es vecino de Jorge Altamirano en Escobar, de cuya casa salió Gerez el miércoles a las 20. "Me acerqué y le dije lo conozco al Rengo", aporta Pablo. Así le dicen sus compañeros de militancia a Altamirano. Gerez entonces se tranquilizó.

Contrapunto

"Lo de la camioneta es todo mentira", interrumpe Claudia. Ahí aparece entonces la disputa. Angel Ayala, el hijo del dueño del comercio Belgrano Hogar, y Angel Schonfeld, empleado de ese lugar, transitaban en una camioneta Ford F-100 por la avenida Fructuoso Díaz anteanoche, a las 21.20. Dicen que sólo vieron a un hombre que regaba el jardín frontal de una casa y a lo lejos un ómnibus de la línea 503. Al cruzar la calle Bedoya un hombre, entre corriendo y caminando, les gritó que lo ayudaran. Lloraba desconsoladamente.

"¿Vos no sos el de la tele?", recuerda Ayala que le preguntó a Gerez. "Estaba todo sucio, yo creí que se había escapado y pensé: Ahora nos llevan a todos", confiesa. El hombre que regaba y lo lavó con la manguera era el cuñado de una de las niñas, estudiante de enfermería, que le dio los primeros auxilios. En ese punto coinciden los relatos. "Copito", como le dicen a Schonfeld, llamó a Eduardo Sombra, un policía conocido de él. "No me jodas con esto", le advirtió. A pesar de no creerle, fue hasta el lugar en bermudas y ojotas. Sorprendido, llamó a la patrulla y la zona colapsó de policías.

"Nunca quisimos llevarlo a la comisaría, como dicen esas nenas", se defiende Ayala. La familia Otero acusa a los jóvenes de haber puesto nervioso a Gerez.

Los 400.000 pesos de recompensa rondan. "No me interesa, pero si nos quieren dar algo, bienvenido sea", dice Ayala.

Por Mariana Verón
De la Redacción de LA NACION

SEGURO QUE LA DIVIDEN COMO SALOMON.