Dentro de pocos días se celebrara un aniversario de la muerte de Angel Vicente Peñaloza, el Chacho, en la Plaza de Olta. Le ha entregado su cuchillo y el Mayor Irrazabal aun así, desarmado, le asesta un lanzazo en el pecho que lo mata. En una pica en la plaza misma de Olta es exhibida su cabeza por ocho días. Un general de la nación es muerto en medio de las pasiones mas bajas. Cafrune, solía cantar un Romance que contaba esta historia y que nos hacia en nuestra juventud revisionista hervir la sangre. Sentíamos esa fuerza nacional y popular, y la más sublime esperanza de Nación que podía llevar nuestros sueños a ideales truncos. Éramos muchos jóvenes. Algunos veníamos de familias peronistas, algunos habían tenido el lujo de conocer a Perón y Evita. O haber estado en la fundación Eva Perón y haber participado en algún campeonato Evita. Algunos viajaron por primeras vez en micro con sus mallas azules de lana y camiseta y gorro blanco y zapatillas pampero por primera vez a Chapadmalad a los hoteles que se construyeron en el Plan Quinquenal. O pisaron el Jockey Club y usaron sus instalaciones con la chapita de aluminio con un alfiler de gancho en la malla para aprender a nadar. Algunos construyeron sus padres sus casas, algunos tuvieron sidra con pan dulce una navidad, y hasta juguetes, un aguinaldo, vacaciones. Pero que mierda. Peñaloza era un héroe, si, pero el General estaba allá en Madrid y había que traerlo. Para otros, los que miraban a Praga y soñaban con Fidel, Perón aun les era ajeno. Había puntos donde lo nacional y popular se tocaban es cierto. Pero nuestro líder estaba ahí, representaba valores que defendíamos y no utopías dialécticas. No nos enamoramos de las luchas de Lech Walesa. Nosotros sabíamos lo que era el Movimiento Obrero Organizado y lo que se nos había quitado cuando se intervino la CGT. Por un instante entre Campora y Perón, se podría decir que cuando se metieron, algunos muchachos eran casi tan parecidos a nosotros, que no podíamos juzgarle su peronismo. Pero no tenían historia y lo entendían, no desde la sangre, lo entendían como herramienta para lo suyo. Con el tiempo ellos romperían con Perón.
Y aquí, luego de mucho agua bajo el puente, estamos de nuevo en tierra de nadie. Perón murió. Ahora somos todos peronistas y los gorilas son aquellos que en realidad tenían a al Gral. Perón como enemigo. El tiempo pasa. Puede que nuevas generaciones por esa extraña simbiosis del tiempo hagan de la historia olvidos y omisiones. Bien. Los que fueron enemigos de Perón son gorilas. Los que usan al Gral. Perón como herramienta para hacer su política son gorilas, cualquiera fuese su extracción ideológica.
Los Gorilas no están en la niebla, nos están hablando.
Y aquí, luego de mucho agua bajo el puente, estamos de nuevo en tierra de nadie. Perón murió. Ahora somos todos peronistas y los gorilas son aquellos que en realidad tenían a al Gral. Perón como enemigo. El tiempo pasa. Puede que nuevas generaciones por esa extraña simbiosis del tiempo hagan de la historia olvidos y omisiones. Bien. Los que fueron enemigos de Perón son gorilas. Los que usan al Gral. Perón como herramienta para hacer su política son gorilas, cualquiera fuese su extracción ideológica.
Los Gorilas no están en la niebla, nos están hablando.
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