18 septiembre 2008

CON SOBERBIA VA TODO MEJOR

EN EL UNICO LUGAR DONDE NO ADMITIMOS CORRUPTOS, LA GRAN GARRÉ


Las cruzadas moralizadoras de Nilda Garre suelen tener aristas autogolpistas. Por un lado no persiguen a Urberti, que dejo entrar al Venezolano con la valija, a los corruptos de Skanka, al los embajadores de los fantásticos medicamentos monodrogas que hicieron el gran negocio de la efedrina, a los aportes de campaña, a los subsidiadores del transporte, de aerolíneas, de LAFDSA, del Sindicato de Camioneros, por el aporte al gas oíl. A la disponibilidad del estado de los fondos del Banco Central para pagar el Club de Paris, a los jueces que no cuidaron a Lopez, y así la larga lista de hechos de corrupción que conmueven la estructura del gobierno que fue del Néstor y sigue con la Cristina, como YPF, Pesca, Juego de Cristobal Lopez, Aysa, etc., etc. Sin contar el ministerio de la hermana del Ex presidente regalando lavarropas y heladeras por votos. Eso sí, el odio de Garre con los militares, se puede meter con el sistema de compras y mandar a disponibilidad y a juicio a todos. Como si no recordáramos lo que fue la gestión de Pepe Pampurro con el RENAR y la habilitación de las armas, que termino pasando a manos de Alberto Fernández, o cuando fue el TEMA de del Jefe de la Fuerza Aérea y los Radares que lo defendió y luego echaron a 12 oficiales, inclusive héroes de Malvinas, solo por acomodar al que al Néstor le gustaba. De eso ni se investigo, ni de lo de ella, solo una falta de merito, de un juez al que Diana Conti y Kunkel lo deben haber mirado con cara de orto. Garré, como Ministra de Defensa tiene un defecto, odia a los militares, como ex comandante montonera debería ser un poco mas disimulada en su odio personal a la gente que tiene como objetivo uno diferente al que ella se cree que tiene asignado. Las dificultadas y el malestar que crea son inútiles en las circunstancias actuales y no es en defensa de los ladrones, sino en las maneras y los modos. Y en los medios que utiliza. No hace falta tanta soberbia y estridencia para hacer lo mismo. Sobre todo con el general que solo se subió a la silla y bajo el cuadro de Videla porque nadie lo quería bajar.

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