CAPITAL FEDERAL, EL CHIQUERO DE LOS KIRCHNER

DE COMO EL CRECIMIENTO EN LOS NUMEROS NO SIRVE PARA UNA MIERDA. LA PELEA ES POR CALIDAD DE VIDA.

Con la política de desinterés por el campo, la distracción por el caso de la valija de Antonini Wilson, por la sequia, las quemazones, el rumbo económico. Cristina no deja de moverse, ni esta quieta, lo mismo que la banda del Néstor. Muy por el contrario, absolutamente conscientes de que el presidente del PJ de Capital Federal es el, hasta hace ayer execrable Alberto Fernández, ganar la Capital Federal parece ser su objetivo de máxima. El territorio esquivo de siempre hay que seducirlo, aun bajo una alianza que los oculte, Telerman, Heller, o la Asociación de Proxenetas. Porque las bajas hacen clave el distrito en la puja electoral. Por lo tanto el “maldito” Mauricio, sin coparticipación , sin inversiones externas, sin posibilidad de aportes de la Nación para ningún emprendimiento y custodiados por expertos si quiere cobrar impuestos o modificar tarifas de servicios de los que presta la ciudad Autónoma, será responsable de todo, de la falta de vivienda, del crecimiento de los asentamientos que cambian el mapa del padrón electoral a la manera del MAS en Bolivia, del no dar aumento a los docentes, de no ampliar lo subtes, de no dar presupuestos a los hospitales, de no dar seguridad sin policía, de no dar aumentos a los empleados públicos, de no manejar la justicia de faltas, de no mantener paseos y jardines, de no bachear, de no poner el dinero para sanear el riachuelo, de no pagar lo que pide la pcia. de Buenos Aires para recibir la Basura por el Ceamse, en suma, el hombre como se verá no tiene capacidad ni gestión por no arreglar con ellos. No me interesa pensar que Macri es víctima del poder de los Kirchner, solo se me ocurre pensar que cualquiera sea el jefe de gobierno de la CABA, pasaría por el mismo tamiz, eso es lo preocupante, eso es lo preocupante, en realidad que capacidad esta gente de convertir el territorio político en una mierda para la gente que dice que va a representar, es decir nosotros los pobres pelotudos que tenemos que ser víctimas de sus megalomanías.