18 abril 2008

UNA MUCHACHA, UNA GUITARRA

AL OTRO, NI JUSTICIA


La situación de Sandro, Roberto Sánchez que le costara el puesto al Presidente del INCUCAI, muestra a las claras, el horror a la verdad que sentimos los argentinos y la reverencia cholula que tenemos ante los venerables del público. Roberto Sánchez, debería haber sido expuesto ante la sociedad como las consecuencias de un hombre que rodeado de las mejores posibilidades económicas en su vida y del fanatismo de las mujeres se la jugó a las patas de cigarrillo, y como siempre es más fácil tapar la causa del problema que mostrarla. Hoy en día, pasado el tiempo, el seductor Sandro, un poco más viejo, no está rodeado por el humo glamoroso del cigarrillo mágico, sino por un terrible enfisema pulmonar que hace que su corazón y sus pulmones hagan posible su sobrevida con un donante cadavérico que si sobrevive al trasplante, mejore su calidad de vida. Pero lo importante, lo crucial es la identidad, lo importante es no revelar los datos del enlistado. Cuando Roberto Sánchez es un hombre público. Y debería ser público su ejemplo. Sobre todo de cómo el cigarrillo mata y destruye la calidad de vida de la gente. Aun de aquellos que disponen de medios, como él como para hacerse un trasplante. Quisiera ver si un núcleo duro en un hospital público tendría las mismas oportunidades de vida. Con privacidad o sin ella. Si un núcleo duro tendría un respirador artificial a su lado para permitir la sobrevida y el eventual trasplante por una vida dada al exceso del cigarrillo. No tengo nada contra Roberto Sánchez, si lo tengo contra una sociedad que prefiere como el gato tapar sus cagadas con las patas bajo la tierra. El problema de Sandro se soluciono. No nos intereso si era brillante la tarea del Director del INCUCAI y si cometió un error y podía ser considerado. No, se lo ejecuto en plaza pública. Al fumador empedernido, al ídolo, al que gasta los recursos del estado por su vicio. Le damos todas las garantías y la aplicación del gasto . Inclusive un donante cadavérico, de existir en la lista de espera correspondiente, para intentar asegurar su vida más allá de todas las cagadas que hizo. Se merece vivir, pero merece que su ejemplo sea correctamente transmitido a los jóvenes que se inician con los cigarrillos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario; aprovecho para elogiar la nueva presentación: muy fresca y luminosa, saludos