10 abril 2011

¿QUIEN PIDE EL SALARIO BASICO A 4.000 PESOS?

LUCIO GARZON MACEDA


Debería llamarle poderosamente la atención a los seguidores del Canal Encuentro, unos de los más admirados de la militancia K que hacen del Cordobazo uno de los hitos referenciales de la resistencias a las dictaduras por los movimientos del campo popular post revolución libertadora y que van configurando lo que sería el crecimiento de los movimientos que surgieron luego en la década del 70, digo esto, porque que el Doctor en Derecho Laboral en especial, Lucio Garzón Maceda esté pidiendo un básico de 4000 pesos y diga que el 24 o 27 % de aumento salaria satisface a los gremios cuyos básicos están por encima de los 5000 pesos, es una cosa que hace referencia concreta al Cordobazo.
Lucio, un amigo, aunque mayor que yo, es un abogado que jamás ha dejado de tener pertenencia a sector que representa, y jamás por ninguna razón que se le precie, dejo de pertenecer a su origen, lo digo, porque todos pasamos por los movimientos oscilantes de la flexibilización laboral. Lucio lo tenía claro y siempre nos hablo de ello y sobre todo a los dirigentes que superados por los acontecimientos estaban dispuestos a  caer en la tentación.
¿Pero quién es Lucio? En una entrevista en la página web La Fogata dice:

Entrevista a Lucio Garzón Maceda sobre el asesinato de uno de los dirigentes emblemáticos del Cordobazo 

Atilio López fue la síntesis revolucionaria de la CGT combativa de Córdoba



Katy García 

Revista Proyección 



Fueron compañeros en primer grado –inferior- en el colegio Olmos. En 1956, volvieron a verse cuando López resultó electo delegado general de la CATA y candidato a secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA). La dictadura de Aramburu hacía estragos con las conquistas sociales y políticas logradas por los trabajadores durante el gobierno peronista. Intervino gremios, puso presos a dirigentes de primera línea y los proscribió. 
Los trabajadores organizados le opusieron una férrea resistencia y la primera CGT regional recuperada fue la de Córdoba, en 1957. En la Unión Obrera Molinera, se eligió al consejo directivo integrado por Atilio López, como secretario general; Fortunato González, secretario adjunto; Miguel Aspitia, secretario gremial, y Lucio Garzón Maceda, secretario de prensa. "A partir de ese momento tuvimos una relación más activa", recuerda quien fuera además abogado laboral del gremio hasta 1972. "López fue decisivo para que Torres y Tosco pudieran caminar juntos en ese periodo. Fue una bisagra", sostiene mientras enciende un Parisiens tras otro. 
Frontal, vehemente y categórico afirma que tras el triunfo de la fórmula Obregón Cano-Atilio López, "el enfrentamiento con el sector ortodoxo no cesó y la huelga de 1974 fue vista como una desautorización al acuerdo social firmado. Eso fue decisivo para que avanzara el sector destituyente", explica Garzón Maceda.



 -Llama la atención que habiendo sido una figura central en ese periodo histórico, su trayectoria no es objeto de publicaciones; incluso, carece de reconocimiento… 

El problema, de alguna manera, es que no se han trabajado las crónicas históricas con la transparencia que merecían. Generalmente, lo que se ha hecho a partir de 1984 tiene un contenido político de fracción donde no se le da entidad a la CGT Córdoba como proyecto político que arrancó en l 957; sino, que, han procurado rescatar aquello que justificara la acción política de esos grupos que no tuvieron actuación decisiva en aquel momento. Entonces, se concentraron en la figura de Tosco un hombre con cuyas definiciones políticas de corte marxista coincidían. Dirigentes combativos como López, Torres, Zárate de cerveceros, y varios dirigentes más, quedaran olvidados. Además, porque no hubo desde el peronismo una vocación definida por rescatar la experiencia de la CGT – Córdoba, del 57 al 72, donde uno de los gremios más importantes de Córdoba, la UTA, bajo la conducción de López aseguraba un planteo unitario, decisivo, que fue garantía del éxito de todos los movimientos de fuerza en ese periodo. 

-¿Como cuadro político sindical qué ideas plasmó en la práctica? 

López, en su acción produjo una síntesis revolucionaria: darle a la clase trabajadora de Córdoba el rol de contrapoder político; algo que la mayoría de los sindicatos actuales carece. Tenía claro que el hecho sindical trasciende lo salarial para transformarse en una tendencia política que plantee los principios programáticos de la clase trabajadora. La CGT tuvo ese proyecto y López fue quien preservó ese ideario con mayor honestidad y a veces intransigencia. Si bien compartía con Tosco y Torres una amistad, galvanizaba a los sectores peronistas legalistas, los más decididos a apoyar políticas de cambio. Pese a estar identificado con el peronismo combativo, ejercía la independencia y la autonomía; ideas que, dentro de la clase trabajadora, no son muy queridas por unos y otros. No era manejable y eso enaltece su figura. 
-¿Qué aportó a la lucha sindical? 
Fue un innovador en los métodos de lucha. Mucho antes del paro activo del ‘69, desarrolló dos huelgas de la CGT cruzando los ómnibus en los puentes de acceso al centro para facilitar la movilización y para impedir que las fuerzas represivas de la Libertadora actuaran. Fue una de las figuras políticas más importantes de ese periodo (1956-1972), un gran caudillo sindical con un alto contenido de formación política, sin perder de vista su raigambre popular. Elevó los programas obreros de la Falda y Huerta Grande y junto a Torres y Tosco, protagonizaron el Cordobazo y después el "Viborazo". 


Lucio Garzón Maceda, hombre compañero de la lucha de estos trabajadores y que es con sus años encima un luchador empedernido por los derechos del trabajador, tiene todos los derechos adquiridos para poder explicarle a la sociedad que hay en la “argentina de la inclusión” una mala distribución del ingreso. Lucio no habla del INDEC, ni de la emisión monetaria, de los datos truchos de las consultoras. No, simplemente habla del salario mínimo básico, y lo dice porque es la realidad palpable de aquellos que aun transitamos la calle como trabajadores y con los trabajadores. Les guste o no les guste a Moreno y a los funcionarios del gobierno.
Bastaría saber que cuando tomamos mate la última vez con Lucio recordábamos que comprábamos las facturas en la ya desaparecida facturería "EL ABUELO" a 1,90 y ahora están a 22 pesos la docena, no hay más nada que decir.
AGREGADO DESPUES:


VERTBISKY NACIONAL, POPULAR Y REVOLUCIONARIO EN SU PENSAMIENTO CIENTIFICO:


DE SU EDITORIAL DE HOY DE PAGINA 12

El mínimo no imponible

La discusión por el incremento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias de la cuarta categoría es un buen ejemplo de los acomodamientos que una relación racional impone a ambas partes. La CGT (y también las dos ramas de la CTA) reclamaban su alza, lo cual favorece a los asalariados de mayores ingresos, y el gobierno demoraba una respuesta. El cuestionamiento sindical llegó a argumentar que ningún país del mundo grava los salarios de sus trabajadores. No es así, sólo que en otros países no se lo llama impuesto a las ganancias sino a los ingresos. En Brasil, el impuesto a las ganancias de las personas representa el 0,4 por ciento del Producto Interno Bruto; en Chile el 1,2 por ciento y en la Argentina el 1,6 por ciento. En cambio en Estados Unidos, Italia y Gran Bretaña llega al 11 por ciento; en Alemania casi al 10 por ciento y en Francia al 8 por ciento. Pero el pago de impuestos sobre los ingresos no implica convalidar ni los niveles salariales ni la regresiva estructura impositiva actuales. Existe además un alto nivel de evasión en el pago de este impuesto, que no se debe a los trabajadores en relación de dependencia, sino a las empresas y los trabajadores autónomos. Eliminar esa evasión y gravar las rentas financieras que siguen exentas sería una contribución de fondo a la deseada mayor equidad. Como no afecta a todos los trabajadores sino sólo a los de altos ingresos y su tasa se eleva según el nivel de las remuneraciones, es indiscutible que se trata de un impuesto progresivo, sobre todo en las condiciones de fragmentación del mercado laboral y consecuente heterogeneidad dentro de la clase trabajadora que, aun atenuadas, subsisten.
Desde 2001 hasta 2010, el promedio del salario nominal de los trabajadores registrados del sector privado creció más de cuatro veces y medio (de 883 a 4.077 pesos). Este incremento se debió en parte a la mejora real de las remuneraciones pero también a la creciente variación de precios. En esos años, el mínimo no imponible creció menos que los salarios nominales y el costo de vida, por lo que el impuesto alcanzó a mayor proporción de los trabajadores. Mantener estable el mínimo no imponible en términos reales hubiera requerido un incremento del 48 por ciento, que es lo que variaron los precios desde 2008, y para acompañar la evolución del salario de los trabajadores privados registrados el incremento debería haber llegado al 90 por ciento. Cristina sólo lo aumentó el 20 por ciento. El mínimo no imponible del impuesto a las ganancias para un trabajador casado y con dos hijos pasó a ser de 7.998 pesos mensuales, mientras que mantenerlo en los mismos términos reales que en 2006 (fecha del anterior aumento) hubiera requerido elevarlo a 8.265 pesos, y equipararlo con el nivel real de 2001, a 10.464 pesos. Para seguir la misma evolución del salario de los trabajadores privados registrados desde 2001, debería ser de 13.000 pesos ahora, como se observa en el gráfico. CFK se manejó con flexibilidad: defendió un impuesto progresivo pero antipático y evitó un conflicto con la representación sindical. Mucho más simple que esta complicada cuenta es la construcción de un nuevo fetiche a quien clavarle alfileres como culpable de todas las desventuras.
TOMO GARNACHA, PAGUEN, PAGUEN BOLUDOS QUE SE NECESITA GUITA. NO JODAN QUE LA CRIS ES BENEVOLA CON NOSOTROS Y LOS JUBILADOS Y USA LOS NUMEROS DEL INDEC, NO SEAN NABOS.






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