UN PARRAFO DEDICADO AL LEAL LANDAU SOBRE EL CASO GEREZ (CONTRADICCIONES DE LAS FILIACIONES KIRCHNERISTAS)
Un paseo en Landau
En cambio, la fiscal Molinari y su adjunta Palacios han concentrado su actividad investigativa en la propia víctima y su círculo íntimo, rechazan la participación de las fuerzas federales en la pesquisa y sólo aceptan trabajar con el superintendente de Investigaciones en Función Judicial de la policía bonaerense Hugo Matzkin. Esto acentúa la desconfianza del gobierno nacional, que no olvida el episodio que Matzkin produjo en noviembre de 2003 junto con el entonces Procurador General provincial, Eduardo Matías de la Cruz. El Procurador dio a la prensa un informe elaborado por Matzkin en el que se afirmaba que desde teléfonos de la Casa Rosada y de la Jefatura de Estado Mayor del Ejército se habían hecho 26 comunicaciones con personas investigadas por los asesinatos en Bahía Blanca del médico Felipe Glasman y de los adolescentes Victoria Chiaradía y Horacio Iglesia Braun. Las investigaciones posteriores no lo confirmaron, pero la repercusión mediática fue grande y desde el gobierno se atribuyó a una jugada de sectores duhaldistas.
La fiscal Molinari fue designada durante la gestión de Eduardo Duhalde, cuando el apoderado del Partido Justicialista provincial era el concejal de Escobar y actual diputado nacional Jorge Landau. La relación de Landau con Patti se remonta por lo menos a octubre de 1990. El policía fue detenido por el juez Raúl Borrino, luego de que un peritaje comprobara que hizo pasar corriente eléctrica por el cuerpo de los detenidos Mario Bársola y Miguel Guerrero y Landau fue uno de los “vecinos de Pilar” que firmaron una declaración de respaldo a Patti. Una pueblada sobre el juzgado organizada por tales vecinos derivó en una insólita recusación a Borrino, quien fue apartado de la causa, que luego prescribió por una suma de complicidades políticas y de la magistratura. Amigo personal de Duhalde y apoderado del PJ, en 2005 Landau diseñó la ingeniería jurídica que permitió la alianza con Patti: una lista común para el Senado y dos separadas para diputados. De ese modo, Patti obtuvo la banca que la Cámara de Diputados se negó a otorgarle por falta de idoneidad moral, luego de un procedimiento en el que Gerez fue uno de los testigos. En diciembre de 2005, cuando se discutió la suspensión de la jura de Patti, Landau fue el único diputado que lo defendió. Pero en mayo, una vez que la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos se pronunció en contra de su incorporación, Landau evitó el aislamiento votando con la mayoría por el rechazo del título de Patti. Trabajadores judiciales afiliados a ATE sostienen que ambas fiscales no ocultan sus simpatías políticas locales por el PAUFE pattista. No es extraño: en 1995 siete de cada diez votantes llevaron al policía torturador a la intendencia, y la patria judicial nunca se caracterizó por posiciones de avanzada.
En cambio, la fiscal Molinari y su adjunta Palacios han concentrado su actividad investigativa en la propia víctima y su círculo íntimo, rechazan la participación de las fuerzas federales en la pesquisa y sólo aceptan trabajar con el superintendente de Investigaciones en Función Judicial de la policía bonaerense Hugo Matzkin. Esto acentúa la desconfianza del gobierno nacional, que no olvida el episodio que Matzkin produjo en noviembre de 2003 junto con el entonces Procurador General provincial, Eduardo Matías de la Cruz. El Procurador dio a la prensa un informe elaborado por Matzkin en el que se afirmaba que desde teléfonos de la Casa Rosada y de la Jefatura de Estado Mayor del Ejército se habían hecho 26 comunicaciones con personas investigadas por los asesinatos en Bahía Blanca del médico Felipe Glasman y de los adolescentes Victoria Chiaradía y Horacio Iglesia Braun. Las investigaciones posteriores no lo confirmaron, pero la repercusión mediática fue grande y desde el gobierno se atribuyó a una jugada de sectores duhaldistas.
La fiscal Molinari fue designada durante la gestión de Eduardo Duhalde, cuando el apoderado del Partido Justicialista provincial era el concejal de Escobar y actual diputado nacional Jorge Landau. La relación de Landau con Patti se remonta por lo menos a octubre de 1990. El policía fue detenido por el juez Raúl Borrino, luego de que un peritaje comprobara que hizo pasar corriente eléctrica por el cuerpo de los detenidos Mario Bársola y Miguel Guerrero y Landau fue uno de los “vecinos de Pilar” que firmaron una declaración de respaldo a Patti. Una pueblada sobre el juzgado organizada por tales vecinos derivó en una insólita recusación a Borrino, quien fue apartado de la causa, que luego prescribió por una suma de complicidades políticas y de la magistratura. Amigo personal de Duhalde y apoderado del PJ, en 2005 Landau diseñó la ingeniería jurídica que permitió la alianza con Patti: una lista común para el Senado y dos separadas para diputados. De ese modo, Patti obtuvo la banca que la Cámara de Diputados se negó a otorgarle por falta de idoneidad moral, luego de un procedimiento en el que Gerez fue uno de los testigos. En diciembre de 2005, cuando se discutió la suspensión de la jura de Patti, Landau fue el único diputado que lo defendió. Pero en mayo, una vez que la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos se pronunció en contra de su incorporación, Landau evitó el aislamiento votando con la mayoría por el rechazo del título de Patti. Trabajadores judiciales afiliados a ATE sostienen que ambas fiscales no ocultan sus simpatías políticas locales por el PAUFE pattista. No es extraño: en 1995 siete de cada diez votantes llevaron al policía torturador a la intendencia, y la patria judicial nunca se caracterizó por posiciones de avanzada.
Con mi balsa yo me iré a naufragar.... (Lito Nebbia)
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