23 mayo 2011

LA CUESTA DE LA DEMOCRACIA

FENOMENO NATURAL, PERO NEGATIVO
Una de los fenómenos más exóticos de la democracia argentina es que con su evolución cuanto más avanza más difícil es llegar a un resultado electoral claro. La información no llega, y no es el primer caso con el de Santa Fe. En realidad, nadie sabía qué y cómo informar. Eran internas abiertas donde se votaban candidatos. Pero a la vez sumaban los votos de los candidatos y daban una intención de voto. Sin contar que como eran abiertas los votos podían ser de otro partido con tal de inflar al candidato más interesante para la oposición a votar. Por ejemplo el triunfo de Rossi, puede ser un triunfo de los radicales para evitar que sea votado uno más potable como oposición a Socialismo. Pero es tan insoportable el desconocimiento que la interna abierta que la sumatoria de los independientes, lo dan como el ganador.
Pero eso  es una interna. La otra fue Chubut, y si nos proyectamos a la Capital y a cada una de las elecciones que vendrán, debemos imaginar que hay una relación inversamente proporcional a la democratización de las formas democráticas a la obtención de un resultado rápido de los resultados de las urnas. Esto termina en un descreimiento en el sistema de voto universal, y una sensación de que el voto en la urna es desvirtuado por cualquier cosa que suceda en el recuento de votos, con la inocencia, negligencia o vendida de los fiscales que intervengan en el cierre de la planilla de mesa.
La justicia cuenta  votos de planillas, guarda las urnas para verificar su correspondencia y emite su juicio, pero en ningún caso está en cada mesa y en cada cierre de mesa.
Como decía Roger Callois en su libro “La Cuesta de la Guerra”: “cuanto más democráticas fueron las sociedades occidentales  más cruentas fueron sus guerras…..”  En Argentina podemos decir, copiando al escritor francés, que cuanto más democrática se siente la sociedad, mas difícil es llegar a un resultado electoral definitivo, en la misma y sin confusiones para el elector y el ciudadano común.
La democracia que se come a sí misma. La antidemocracia.


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