10 mayo 2010

HACIENDONOS LOS BOLUDOS

AMIGOS SON LOS AMIGOS
Lo interesante de Capacciolli no solo es vincularlo a la Campaña de Cristina y su recaudación. No solo es vincularlo al triple crimen, a la mafia de los medicamentos. Es asociarlo directamente al arrastre espurio que Alberto Fernández está haciendo por controlar los kirchneristras quebrados para volcarlos de nuevo en el “proyecto original”. Para ir adelante hay que volver a Kirchner. Es como decía algún viejo jesuita de Sören Kierkegaard que siendo Luterano era Católico, ya que en su crítica a Lutero decía hay que volver al templo donde se escapó Lutero, es decir a un templo Católico Apostólico Romano. Alberto Fernández nos viene proponiendo un kirchnerismo original y puro. Pero ojo, Capacciolli es hombre de un riñón, siempre se le dio a Alberto Fernández administrar y recaudar los fondos de campaña, “Capa” en la Superintendencia fue solo uno de tantos operadores. No el único, y alcanzo trascendencia por su pelea con Ocaña y los hechos posteriores que signaron su gestión. Pero como un Uberti de la salud “Capa” goza de buena salud y libertad. Marginado del gobierno recién se empieza a cerrar el cerco en torno a él cuando todo el mundo sabía que lo que hay que ocultar es como se recaudó y cobraron los cheques para la campaña de Cristina y la manera espuria con la que se muñeron de ese dinero, los pasamanos, los voladores y los eventuales sucesos que investiga la justicia para justificar lo injustificable. Eso sí, no se les va a caer un solo brillante del Rolex para hablar de su legitimación por el voto popular. Y que fueron elegidos en elecciones limpias y transparentes. La transparencia no está solo en la suma de los votos, sino en accesorias que hacen al caso. “Capa” el amigo de Alberto Fernández lo traigo a colación para que no haya plan “B” para los desencantados del modelo. Y que Alberto rejunte a los dispersos aunque más no sea a ocho. No interesa. Él fue parte del sistema, él es cómplice de todo lo que no está pasando y no puede ahora hacerse el resurrecto y pasado en claro. Es lo que es.



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