24 noviembre 2009

EL EXTRAÑO MUNDO DE LAS VERDADES OLVIDADAS

DE CUANDO VERTBISKY CONFIGURABA A OYARBIDE
Una de piratas
Caníbal Fernández se engullo las palabras y deschabo el juego obtuso del kirchnerismo. Cuando tenes un kilombo frente a vos, lo que tenes es que tapar como el gato la cagada. Fue el caso concreto de Gerez, el desaparecido hallado de Escobar y los derechos humanos, que siempre salen a relucir cuando algún pesado les pisa el pie. Fernández el emancipador de la parola, se fue al maso acosado por acosador. El verbórrata ha pedido, el inventor de diálogos infantiles, el difamador, el bigotudo que se tapó la boca para que no lo vean cantar de vergüenza la marcha peronista, ya trabaja tan a destajo para sus reyes que mete la pata hasta el caracú. Clarín saco el caso de Antonini para tapar las escuchas de Macri, es decir ellos le instruyeron a Oyarbide para que persiga a Macri para que tapen todas las cagadas de ellos. Por suerte la presidenta había dicho hace pocos días que cada uno se haga cargo de lo suyo. Pues bien esa condición el sector no goza de la tolerancia mínima, no se hace cargo de nada. La valija viajo en un avión, el dinero está ahí, el funcionario fue desplazado, nada prueba que fuera para mí, no me hago cargo de las cagadas de otro. Ah, y el que piense lo contrario que lo pruebe ante Oyarbide. Deben creer que la gente es pelotuda. Se deben olvidar que este Juez fue pareja del Ex de Nazarena Vélez y de Moria Casan: Garbellano, lo cual no lo hace ni más ni menos probo, sino nos dice su natural tendencia al gusto por las cámaras de TV.
Esto decía Susana Viau de lo que Garbellano contaba del Juez Oyarbide en Pagina 12 hace unos años:
EL TAXI BOY AMIGO DE OYARBIDE LO ACUSO DE COBRAR FORTUNAS POR "PROTECCION"
Juez con elevadísima cotización
Norberto Oyarbide podría quedar aún más comprometido por amenazas y cohecho si la Justicia sigue la línea de la declaración de ayer de Luciano Garbellano. Según el taxi boy, Oyarbide protegió a Spartacus contra allanamientos, y también al Hard Rock Café.
Luciano Garbellano ayer incriminó a Oyarbide y entregó el video que los muestra juntos.
Elogió al comisario Roberto Rosa, alias "Clavel", porque, dijo, "me daba buenos consejos".
Casualidad: Garbellano hizo hincapié en que el único registro sufrido por Spartacus ocurrió luego de que él y Norberto Oyarbide se distanciaran.


Por Susana Viau
Una extensa declaración del taxi boy Luciano Garbellano Botega incriminó gravemente al juez federal Norberto Oyarbide. Garbellano relató ayer al juez de instrucción Fernando Rodríguez Lubary y al fiscal de Cámara Norberto Quantín que Oyarbide recibía de él entre 10 y 15 mil dólares mensuales a cambio de implícita protección. También dijo que el juez federal había percibido una cuantiosa suma, de alrededor de 250 mil dólares, por no allanar el Hard Rock Café, que se encontraba en una disputa por la posesión de la marca de la cadena internacional. La complicada situación que atraviesan los jueces federales de la Capital los habría llevado a solicitar una entrevista en la residencia de Olivos con el Presidente. Pero Carlos Menem se negó a la audiencia considerándola, por ahora, poco conveniente.
La declaración de ayer de Garbellano afianza la posibilidad de procesar a Oyarbide por amenazas y cohecho, al tiempo que el video que por fin llegó a manos de la Justicia lo involucra en actividades incompatibles con su investidura. Garbellano también hizo un prolijo racconto de su relación con el magistrado.
Es la primera vez que Garbellano admite su actividad al frente del prostíbulo Spartacus, aunque relató que no fue allí donde trabó relación con Oyarbide sino en otro llamado Gym Boys, ubicado en la calle Marcelo T. de Alvear. Por ese entonces, según Garbellano, Oyarbide era uno de tantos clientes. Pero luego el magistrado le hizo saber que quería conocerlo y comenzaron a salir a reuniones sociales y a comer. Fue cuando Garbellano fichó para Spartacus que la amistad entre ellos se profundizó. A ese local, recordó el taxi boy, Oyarbide solía concurrir toda vez que le era posible, sobre todo sábados, domingos y feriados.
Estas afirmaciones quedaron corroboradas por el video que Garbellano entregó a los magistrados y del que, por proteger en lo posible la vida privada del magistrado, sólo se proyectó un pequeño fragmento en el que se observa a Oyarbide en el segundo piso de un local que, por su decoración, no es otro que Spartacus. Las imágenes muestran a un joven vestido de romano que recoge al magistrado y lo conduce a otras dependencias del prostíbulo. Oyarbide había aceptado conocer Spartacus pero dijo que creía que se trataba de la vivienda de Garbellano. Esa secuencia descalificaría por completo la pueril explicación del juez federal.
Garbellano explicó a los magistrados que las filmaciones no tenían un objetivo extorsivo, sino que eran atribuibles a medidas de control y seguridad. Según Garbellano servían para verificar que no se consumieran ni se traficaran drogas dentro del local. El sistema, controlado desde la planta baja, era similar al que el juez tiene instalado en su despacho y fue eso lo que le dio la idea de utilizar ese método. Luego agregó que el video en el que aparece el juez federal fue filmado a su pedido, un planteo habitual entre los clientes. Garbellano se preocupó por puntualizar que los videos eran borrados al día siguiente de su filmación.
En coincidencia con los testimonios vertidos la semana pasada por el "secretario privado" de Garbellano, quien se halla bajo custodia de la Aeronáutica, el taxi boy confirmó los estrechos vínculos que unían a Oyarbide con Raúl Martins, Carlos Perciavalle y Antonio Sodano, que según denuncias radicadas en el juzgado se dedican a la prostitución y propietario de prostíbulos. Al punto que, de acuerdo a su declaración, Oyarbide había concurrido al casamiento del hijo de Martins.
El pintoresco taxi boy informó a Rodríguez Lubary que le entregaba al juez federal una suma mensual que oscilaba entre los 10 y 15 mil pesos. Un funcionario judicial dijo a este diario que si bien Garbellano no se había explicitado con claridad, con esa contribución había logrado que nunca lo molestaran con ninguna inspección a Spartacus. Al contrario: hizo hincapié en que el único registro sufrido por el local ocurrió luego de que él y Norberto Oyarbide se distanciaran.
Del mismo modo aseguró saber que el magistrado había recibido 250 mil dólares para suspender un allanamiento al Hard Rock Café, envuelto en un litigio por la titularidad de la marca de la cadena internacional de confiterías.
El joven aspirante a artista hizo un recuento de los contactos del juez con empresarios de la prostitución y de los beneficios que solía obtener de esas amistades. Entre ellos recordó que en una oportunidad, mientras comía en un restaurante en una mesa no lejana a la de Oyarbide, observó cómo Martins guardaba un fajo de billetes en el portafolios del juez. Garbellano hizo notar que Oyarbide mantiene con él una deuda cercana a los 180 mil dólares en concepto de servicios no pagados. El magistrado, reseñó Garbellano, le enviaba conocidos a los que quería agasajar y le ordenaba que no cobrara ya que él se haría cargo de los honorarios, cosa que nunca se produjo.
Respecto del comisario Roberto Rosa (alias "Clavel" en los campos clandestinos de detención, y ex jefe de Seguridad de las Personas de la Policía Federal), Garbellano manifestó que solía concurrir a la casa del jefe policial y por consejo de Oyarbide le contaba de los nuevos prostíbulos clandestinos que comenzaban a funcionar. Así, Spartacus eliminaba toda competencia. Preguntado sobre el intenso tráfico telefónico mantenido con Rosa, Garbellano lo justificó sosteniendo que el comisario le "daba buenos consejos" y le sugería que tenía que ser actor, una frase que le repitió el mismo día en que el taxi boy fue baleado en las afueras de Zárate. De acuerdo a su declaración habría sido Rosa quien le recomendó que recurriera al abogado Hernández Agramonte, el mismo que designaría más tarde Rosa para su propia defensa. Hernández Agramonte es socio de un ex juez, Héctor Calandra, el hombre que hizo entrar a Oyarbide al poder judicial.
Garbellano abundó en detalles acerca de los gustos caros del juez federal, su fantástica pasión por las joyas y los trajes de Hugo Boss y Kenzo que costaban entre 1500 y 4000 pesos. El emprendedor taxi boy demostró un perfecto conocimiento de las costumbres de su ex amigo: "Siempre comía lomo con morrones y mucho ajo. Y un juez federal con olor a ajo es mucho", se escandalizó el declarante.
Pero Oyarbide sobrevivió a todos los juicios políticos en el Consejo de la Magistratura y sigue con su legítima voz de hombre de la democracia dando clase de moral y doctrina, a la que el Caníbal Fernández se somete como así también todos los argentinos, que le vamos a hacer.

YA PUBLICADO EN ESTE BLOG EN EL 2006




3 comentarios:

JuanSho dijo...

yo entre aqui esperando otra cosa...

JuanSho dijo...

yo esperaba otra cosa

Hard Core dijo...

Le puedo ayudar? quizas pueda sacar de la galera algo. Pero es dificil adivinar lo que el que busca quiere.