14 noviembre 2009

CRONICAS DE UN GOI EN VILLA CRESPO

LA LLUVIA NO DISTINGUE DE CREDOS
De repente en 1985 cambio el régimen de lluvias. Ya no era solo Camargo y Juan B. Justo y la Av. Juan B. Justo hacia Pacifico. Había restaurado el puente de la Reconquista, y tiraron un corredor por Serrano pavimentándola con asfalto y subiendo la vereda, unos diez centímetros, La casa en que vivía perdió el escalón de entrada. El agua llegaba solo hasta la un poco antes de la Iglesia Santa Clara de Asís que extraña parroquia quedaba a mitad de la cuadra. Este detalle es importante, porque en 1980 cuando se compro la casa había un relevamiento entre los vecinos de la posibilidad de las inundaciones y nadie los refería. Se venía de Corrientes y Juan B. Justo del lado de Chacarita, y sabíamos lo que era Camargo. Por lo que pertenecer a Villa Crespo desde hace años fue un problema, pero no en Serrano y Aguirre. Sobre Thames se habían hecho unos edificios nuevos con todos garajes en el subsuelo pues no había referencias de inundaciones que llegaran a ese nivel. Nueva gente llegaba al barrio, que no era Palermo Queens. Ese año llovieron 50 cm3 por metro cuadrado en una hora, y el agua paso por la casa dejando 10 cm de agua adentro y uno o dos centímetros de barro en el piso. Luego, pocos meses llovió 100 cm3 pero en seis horas que colapso El barrio, ahí fue imposible defender nada. Pues complicado con una sudestada el agua salía hasta del inodoro. No se salvo nada. Desde esa época hasta ahora nadie, nadie, con el cambio climático hizo un carajo por la Ciudad de Buenos Aires, y que no se le caigan las pilchas a Ibarra y que con Fatala se recagaron las patas cuando por Blanco Encalada casi les barre la ciudad el aluvión de lluvia. Ni Enrique Olivera que hizo un canal aliviador en Pacifico que era solo un agujero para que pase la línea del subte hacia Belgrano. Ni Telerman, ni de la Rúa, ni nadie. Por lo tanto, aquellos que quieren hacer leña del árbol caído, que no se hagan los pelotudos, ni los piolas, ni el arroyo Cildañez de Carlos Grosso, ni las Piletas aliviadoras en los Estadios de Futbol de Fatala, ni el recurso de Amparo a las maquinas de perforadoras de Macri, y al desgano de muchos nadie hizo un carajo. Que nadie saque rédito a nada, los porteños sabemos lo que es saber que hay alerta meteorológico. Sobre todo los que estamos en algunas zonas muy puntuales.




2 comentarios:

Andrés el Viejo dijo...

A mi parecer, usted tiene razón en una cosa y no la tiene en otra. Es mucha verdad que la zona donde se construyó la ciudad de Buenos Aires es una pequeña planicie interrumpida por valles inundables (Matanza-Riachuelo, Maldonado, Vega, Cildáñez, los Terceros del Norte, del Medio y del Sur, la cañada de Centenera, etc.). Desde la fundación, las lluvias fuertes han causado inundaciones, sobre todo cuando las acompañó el viento sudeste.
La manía de tapar o entubar los cursos de agua no mejoró la situación. Los antiguos cauces siguieron convirtiéndose en arroyos con las lluvias fuertes (trate de cruzar la esquina de Carlos Calvo y Bolívar y me cuenta, y lo mismo puedo decir de muchas otras esquinas).
Por tamaño y caudal, el Maldonado siempre fue un problema grave. En los 30 se decidió entubarlo. Posiblemente y dado el estilo de la época, la iniciativa contenía un fabuloso negociado de construcción. Pero eso es lo de menos. Lo de más es que la solución era peor que el problema. En lugar de provocarse inundaciones por el agua que bajaba desde La Matanza y que desbordaba el arroyo, hubo el túnel que operó como un eficiente introductor de agua del río. Así las cosas, la zona de la Juan B. Justo dejó de tener las pequeñas inundaciones de lluvias comunes, pero pasó a soportar duplicadas las de las sudestadas.
Este largo relato viene a cuento de las dos cosas con las que abrí el comentario.
Usted tiene razón en que culpar a Macri es desmesurado. Claro que es sólo justicia si se culpa, como se culpó siempre, a los antecesores, desde Juan de Garay hasta Telerman.
En lo que discrepo con usted es sobre la obra en curso, planificada por Ibarra, afortunadamente olvidada por Telerman y retomada por Macri. Otra vez, tengo la sospecha de que ni Ibarra ni Macri son por completo inocentes de arreglos en esa materia siempre espinosa de las construcciones. Pero eso es lo de menos. Lo de más es que el proyecto ibarra-macrista reproduce el de los años 30 corregido y aumentado. Habrá, no uno, sino tres túneles, con lo cual las aguas de lluvias provenientes de la cuenca alta correrán mejor hacia el Río de la Plata. Pero bastará una lluvia fuerte con sudestada, para que haya no una sino tres vías de lanzamiento de agua hacia arriba e inundaciones monstruo.
La hidrografía es una disciplina muy compleja. Y es justamente la que el proyecto financiado por el Banco Mundial menos ha tenido en cuenta. El problema es que justamente se trata de agua y no de otra cosa.
Saludos

Hard Core dijo...

Acepto honorablemente que no sé en la última parte hidrografica que Ud me marca y la enmarco en la necesidad de resultados inmediatos de las gestiones cortas de los gobernantes y en la falta de una planificación mas compleja con estrategias que superen a la gestión de una administración, (lo de la corrupción, aparte). Gracias por su observación.