ELECCIONES 2007
EL RETRATO DE UNA DISPUTA
EL RETRATO DE UNA DISPUTA
Por Daniel Bilotta (*)
Tal vez resulte una herejía frente a la tendencia predominante en estas horas en que los análisis de candidaturas en la ciudad se centraron en repercusiones y consecuencias inmediatas y donde la foto de Mauricio Macri junto a una niñita en Villa Lugano se convirtió con el correr de ellas en la metáfora de ese tipo de razonamiento dominante.
Aunque lo fuese, no está mal intentar una mirada alternativa a la imperante. Alentada por la exasperación de quienes se sintieron impactados emocionalmente por tan perfecta síntesis de la desigualdad de oportunidades en la gran metrópoli que es Buenos Aires y los que pretendieron sacar provecho de los sentimientos complejos, a veces inabordables pero también significativos a la hora de votar, que prevalecen en la gran Ciudad Puerto.
¿Constituyó ese gesto un acto de populismo? Si se lo juzga desde un molde donde las únicas pulsiones políticas posibles son de causa y efecto, acaso el interrogante merezca una afirmación. Pero si se escapa a la rigidez de esa fórmula - tributaria del pensamiento único - quizás la respuesta pueda ser bien otra.
Partamos para encontrarla de un enigma superior. Qué es lo que se disputa el 3 de junio en la Capital y qué papel juegan en ese sentido las instituciones. Apelemos para ello a un pensador clásico muy en boga entre los ahora setentistas - de izquierda y derecha - como fue Carl Von Klausewitz y su sentencia más conocida de su obra póstuma, "De la Guerra".
"La guerra es la continuación de la política por otros medios", reza la frase célebre en aquellos años, casi por razones obvias. Es una lástima que pocos acudieran para repensarla a Michel Foucault, el menos científico de los pensadores contemporáneos según alguno de sus pares y tal vez por ello mismo el más político.
Foucault propone invertir el aforismo, que puede ser leído entonces de esta forma: "La política es la continuidad de la guerra por otros medios" con la salvedad, según el francés, que es el Estado - la invención moderna de la burguesía - el peculiar campo de batalla donde se baten los adversarios.
Esa es la discusión dialéctica de fondo entre dos representaciones contrapuestas del modelo burgués - Kirchner y Macri - y eso es exactamente lo que dirimen: legitimar el ejercicio del poder a través de esa institución corporativa. El primer mandatario, porque necesita prolongar su permanencia para doblegar las resistencias que encuentra en algunos bolsones estratégicos como demostró la refriega por el INDEC.
El dato no es ocioso. El poder de la burguesía se centra en el manejo de las estadísticas. Tarde lo comprendieron los piqueteros variopintos que ahora se soliviantan y acusan de pasarse a la derecha a Cristina K. Tal vez ese sea el servicio que mejor se le reconozca a Alicia Kirchner cuando en junio abandone el ministerio de Desarrollo Social para convertirse en candidata a gobernadora en Santa Cruz. Haber recolectado la información precisa y suficiente para regular los cuerpos sociales más rebeldes del orden establecido.
Quizás esa sea, también, la sutil amenaza que se desprende de algunos discursos oficiales para poner en caja a los más indómitos. Como el pronunciado esta semana por el vicepresidente Daniel Scioli en Lanús y en el que aludió, precisamente, a la eliminación del asistencialismo. Una política que parece estar llegando a su fin.
Macri precisa exactamente eso para comenzar a diseñar un nuevo Estado en sintonía con otra economía donde la inclusión de la pobreza sea una meta en el corto plazo. Lo que implica un rediseño de la atención de la Salud y de la Acción Social. Nada borrará ni rectificará su pasado como empresario al servicio de la Patria contratista. Todo lo contrario. Ese modelo, que conoce muy bien, es el que está agotado. Algo que también comprende Kirchner aunque se esfuerce en su restauración, con la urgencia de dar aliento a su plan de permanencia en el poder por más de una década.
No por nada hizo cuanto pudo por llevar a Macri a una confrontación en las presidenciales del 2007 y sí por mucho se expresó ofuscado cuando comprendió que el ingeniero tomaba la decisión acertada de hacer de la ciudad de Buenos Aires el espacio desde donde bosquejar su alternativa.
Jorge Telerman, que no quiere quedar a la saga, ha recurrido al expertise de los moradores más reconocidos del aparato estatal porteño. Desde Carlos Grosso hasta algunos de sus discípulos más aventajados. Todos animadores - a veces desde bambalinas, otras desde el primer plano - de los experimentos por disputar desde confederaciones de intereses sucedáneos la posesión territorial de Buenos Aires a quienes vienen intentando revalidar sus títulos de propiedad. Kirchner, que todavía insiste en realizarlo a través de personeros, y Macri, desencantado ya de esas experiencias y vuelto ahora un selfsademan.
Para quienes previsiblemente no acuerden, es recomendable volver al retrato de la discordia. Todo lo que se describe aquí está allí.
(*) Titular de la Cátedra Planificación Comunicacional. Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
(FUENTE: La Política On Line)
Me pase de Amargo Obrero, perdón, siempre desayuno con Grappa Chizzotti.
Tal vez resulte una herejía frente a la tendencia predominante en estas horas en que los análisis de candidaturas en la ciudad se centraron en repercusiones y consecuencias inmediatas y donde la foto de Mauricio Macri junto a una niñita en Villa Lugano se convirtió con el correr de ellas en la metáfora de ese tipo de razonamiento dominante.
Aunque lo fuese, no está mal intentar una mirada alternativa a la imperante. Alentada por la exasperación de quienes se sintieron impactados emocionalmente por tan perfecta síntesis de la desigualdad de oportunidades en la gran metrópoli que es Buenos Aires y los que pretendieron sacar provecho de los sentimientos complejos, a veces inabordables pero también significativos a la hora de votar, que prevalecen en la gran Ciudad Puerto.
¿Constituyó ese gesto un acto de populismo? Si se lo juzga desde un molde donde las únicas pulsiones políticas posibles son de causa y efecto, acaso el interrogante merezca una afirmación. Pero si se escapa a la rigidez de esa fórmula - tributaria del pensamiento único - quizás la respuesta pueda ser bien otra.
Partamos para encontrarla de un enigma superior. Qué es lo que se disputa el 3 de junio en la Capital y qué papel juegan en ese sentido las instituciones. Apelemos para ello a un pensador clásico muy en boga entre los ahora setentistas - de izquierda y derecha - como fue Carl Von Klausewitz y su sentencia más conocida de su obra póstuma, "De la Guerra".
"La guerra es la continuación de la política por otros medios", reza la frase célebre en aquellos años, casi por razones obvias. Es una lástima que pocos acudieran para repensarla a Michel Foucault, el menos científico de los pensadores contemporáneos según alguno de sus pares y tal vez por ello mismo el más político.
Foucault propone invertir el aforismo, que puede ser leído entonces de esta forma: "La política es la continuidad de la guerra por otros medios" con la salvedad, según el francés, que es el Estado - la invención moderna de la burguesía - el peculiar campo de batalla donde se baten los adversarios.
Esa es la discusión dialéctica de fondo entre dos representaciones contrapuestas del modelo burgués - Kirchner y Macri - y eso es exactamente lo que dirimen: legitimar el ejercicio del poder a través de esa institución corporativa. El primer mandatario, porque necesita prolongar su permanencia para doblegar las resistencias que encuentra en algunos bolsones estratégicos como demostró la refriega por el INDEC.
El dato no es ocioso. El poder de la burguesía se centra en el manejo de las estadísticas. Tarde lo comprendieron los piqueteros variopintos que ahora se soliviantan y acusan de pasarse a la derecha a Cristina K. Tal vez ese sea el servicio que mejor se le reconozca a Alicia Kirchner cuando en junio abandone el ministerio de Desarrollo Social para convertirse en candidata a gobernadora en Santa Cruz. Haber recolectado la información precisa y suficiente para regular los cuerpos sociales más rebeldes del orden establecido.
Quizás esa sea, también, la sutil amenaza que se desprende de algunos discursos oficiales para poner en caja a los más indómitos. Como el pronunciado esta semana por el vicepresidente Daniel Scioli en Lanús y en el que aludió, precisamente, a la eliminación del asistencialismo. Una política que parece estar llegando a su fin.
Macri precisa exactamente eso para comenzar a diseñar un nuevo Estado en sintonía con otra economía donde la inclusión de la pobreza sea una meta en el corto plazo. Lo que implica un rediseño de la atención de la Salud y de la Acción Social. Nada borrará ni rectificará su pasado como empresario al servicio de la Patria contratista. Todo lo contrario. Ese modelo, que conoce muy bien, es el que está agotado. Algo que también comprende Kirchner aunque se esfuerce en su restauración, con la urgencia de dar aliento a su plan de permanencia en el poder por más de una década.
No por nada hizo cuanto pudo por llevar a Macri a una confrontación en las presidenciales del 2007 y sí por mucho se expresó ofuscado cuando comprendió que el ingeniero tomaba la decisión acertada de hacer de la ciudad de Buenos Aires el espacio desde donde bosquejar su alternativa.
Jorge Telerman, que no quiere quedar a la saga, ha recurrido al expertise de los moradores más reconocidos del aparato estatal porteño. Desde Carlos Grosso hasta algunos de sus discípulos más aventajados. Todos animadores - a veces desde bambalinas, otras desde el primer plano - de los experimentos por disputar desde confederaciones de intereses sucedáneos la posesión territorial de Buenos Aires a quienes vienen intentando revalidar sus títulos de propiedad. Kirchner, que todavía insiste en realizarlo a través de personeros, y Macri, desencantado ya de esas experiencias y vuelto ahora un selfsademan.
Para quienes previsiblemente no acuerden, es recomendable volver al retrato de la discordia. Todo lo que se describe aquí está allí.
(*) Titular de la Cátedra Planificación Comunicacional. Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
(FUENTE: La Política On Line)
Me pase de Amargo Obrero, perdón, siempre desayuno con Grappa Chizzotti.
4 comentarios:
Gracias por el regalo Hard, la tengo que cursar este cuatrimestre esa materia/seminario de cuarta, ahora dan ganas de pegarse un tiro en el escroto...
Diego no te jodo, yo aprendi con los grandes, de izquierda y de derecha, Oratoria y Seminarios, a discutir a discurrir con logica, y te daban para que tengas. Casi todos murieron habia curas, curas apostatas, curas casados, ateos, homosexuales, homofobicos, terratenientes, pauperizados, tilingos, alcahuetes, en fin, la mayoria ha estado en el Congreso de Filosofia de Perón en TUcuman, pone asi, en una web y veras quienes son. Los hay pa todos los gustos. Si alguno te quedan dudas decimelas que te cuento si he discutido o no, pero quaestio disputatate, nada de discutir boludeces, no te lo permitian, en cuanto veian guitarra, pif miraban el cielo y hablaban de palomas.
Lamentablemente yo soy de la primera tanda del Polimodal Hard, así que cualquier ejemplo académico que me cites superará ampliamente cualquier experiencia que yo haya vivido tanto en la UNLZ como en la UBA, a mí me duele, pero es lo que hay , mi facultad fue vaciada, antes era muy muy muy buena en periodismo y demás carreras, la vaciaron. Me tocó el cuatrimestre pasado que me enseñé periodismo gráfico una mina que debe materias que yo metí hace dos años. En fin, lo de Bilotta escribiendo en la Política Online o en Perfil es lo de menos, te lo puedo asegurar, sin embargo uno no se conforma con eso, viviste una época de la educación que no creo se repita y que es harto necesaria si se quiere pensar en un país de verdad, es una pena que se haya perdido. Un abrazo
Fui uno de los primeros Ayudantes de la Catedra de Filosofia en la Universidad de la Plata, ya que en ella se empezo a dar por primera vez a nivel universitario en el pais la Carrera de Periodismo, asi que la UNLZ que es un apendice de esta mas o menos la tengo en vista. Sobre todo porque se formo en mi propia Facultad. No se en que anda ahora. Pero si se cual era el ideario de sus fundadores. Los creo leales a sus ideas, pero incosistentes a la hora del desarrollo de las mismas. No lo digo por mala leche, te digo por las infinitas formas que toma el pensamiento.
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