03 abril 2009

¿ESTA ES LA APUESTA A DIPUTADO NACIONAL DEL LOLE?

REUTEMANN NO PUEDE SORPRENDER A NADIE Y SIGUE RESPONDIENDO AL ALA PROGRESISTA DE LA IGLESIA CATOLICA DE SANTA FE FORMADA DESDE LA UNIVERSIDAD CATOLICA, ORGANIZADA POR EL DEPRAVADO STORNI.
REPORTAJE AL NUEVO MINISTRO DE JUSTICIA

Rosatti: “La imputabilidad de menores merece un debate”
Fecha: 2/8/2004 Autor: Martín Granovsky e Irina Hauser Fuente: Página 12
El reemplazante de Beliz en Justicia, Seguridad y Derechos Humanos utilizó ante Página/12 un tono cuidadoso, pero no evitó ningún tema: qué hay de bueno y de malo en la propuesta Blumberg, por qué quiere conducir la Policía Federal, qué hará con la Gendarmería, cómo serán sus relaciones con la Justicia e incluso por qué no confundir el Derecho y la moral.
Con 47 años, divorciado y cuatro hijos, Horacio Rosatti está obsesionado por un tema: pasar de lo que define como “crispación” a una situación más normal. Abogado desde los 19, peronista desde los 20, el nuevo ministro de Justicia viene de una familia de clase media no politizada. Mientras planificaba una visita a la Corte (“Será formal”, dijo), recibió a Página/12 en el amplio despacho que hasta hace poco había sido de Gustavo Beliz y él no imaginaba ocupar.

–Usted se graduó en la universidad pública y fue decano de la Universidad Católica de Santa Fe. El diploma se lo dio Edgardo Storni, el obispo del escándalo, ¿no es cierto?

–La Universidad Católica es una asociación civil. A Storni lo conocí cuando yo era intendente y él arzobispo. Los obispos en esa época, no sé cómo será ahora, no tenían una presencia en la universidad.

–En esta misma oficina trabajó un ministro de Justicia que era del Opus Dei, Rodolfo Barra. Y otro cercano al Opus Dei, Gustavo Beliz. ¿Usted tiene una relación orgánica con algún sector de la Iglesia Católica?

–Ninguna. Como intendente de Santa Fe trabajé muy bien con los sacerdotes de las capillas, en los barrios. Me tocó una inundación tremenda, distinta de la última. Nadie se acuerda porque nadie sufrió ni un rasguño. Con las parroquias y los ex combatientes de Malvinas trabajamos muy unidos.

–¿Y cómo se unen en su concepción religión y derecho? En la discusión del pliego de Carmen Argibay, Eduardo Menem dijo que ella no podía ser ministra de la Corte porque al declararse atea militante negaba la base del Preámbulo de la Constitución, que era la invocación a Dios.

–El criterio constitucional, que no está demasiado desligado del mío personal, es que el Derecho regula la convivencia. Lo que le interesa al Derecho es, para algunas escuelas, el bien común, y para otras mínimamente asegurar la convivencia pacífica. La moral y la religión tienen otros cometidos. Su nivel de exigencia es mayor que el del Derecho.

–Mayor que el Código Penal sí, pero menor no.

–Por supuesto. Por otro lado, lo que se pretende de un juez es que aplique el Derecho más allá de sus convicciones.

–En términos teóricos, lo que usted señala es una buena argumentación a favor de la despenalización del aborto.

–No lo veo tan en línea. Conceptualmente, estoy en contra del aborto y he escrito sobre esto. Moralmente estoy en contra. Desde el punto de vista jurídico nosotros tenemos normas constitucionales y algunas legales, que dicen “desde la concepción”. A partir de ahí se produce todo un debate. ¿Eso surge de la Constitución? A mí me parece que no sale de su texto sino de la remisión con reservas de la adhesión argentina a la Convención sobre los Derechos del Niño. Allí se interpreta que el niño es niño también en el momento del embarazo. Me parece que el error común proviene de querer trasladar ideas que son propias a los otros. Cada uno tiene sus imperativos morales.

–Hasta el ‘87 los principios antidivorcistas invadían los derechos de quienes querían divorciarse.

–Era una ley. Yo soy divorciado.

–¿Con el aborto podría suceder lo mismo históricamente?

–Sí, históricamente sí. Hasta bien entrado el siglo XX, existía la esclavitud en algunos países del mundo. Pero asumir la historicidad de esto no significa que uno no tenga su propio pensamiento. Cuando se mezclan las dos ideas, se mezcla el Derecho con otra cosa.

–Su concepción del Derecho es más bien laica.

–El Derecho para mí tiene que ver con la convivencia pacífica. Tengo una idea progresista del Derecho. Un Derecho que procure transformar la realidad con criterios de inclusión. Si se exigen patrones o pautas de conducta podemos llegar a extremos muy peligrosos. Me refiero a imponer criterios de vida a terceros. Hay mucho debate en torno de esto, como el tema de la obligatoriedad o no de la transfusión de sangre, del registro de ADN obligatorio, y la jurisprudencia de la Corte va en un sentido y otro, lo cual revela que es muy debatible.

–Como con la tenencia de droga para consumo.

–Es un ejemplo. El juez que está de acuerdo con la tenencia para consumo, no creo que por eso se convierta en un consumidor de droga, ése sería el error.

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