19 febrero 2008

CUIDADO CON EL ARGUMENTO A VER SI LO APLICAMOS A TODA LA JUSTICIA


VECINOS DE ODIO


No hay que justificar a nadie. ¿Pero cómo ir a la justicia a buscar resarcimiento si los que mandan el tema a la justicia no creen en sus fallos? En pleno momento en que se cuestionaba a Monseñor Baseotto en la pelea con Ginés apareció la Fundación Adoptar y le mando un juicio penal por desapoderamiento de bebes en los que solicitaba hasta la asociación ilícita, el recordado ítem que el Gral. Perón agrego a código Penal para combatir al ERP luego del caso del Cuartel de Azul y que fuera la ida de Montoneros de sus Bancas de diputados, como para que por el monto de la pena (mas de 3 años), pudiera quedar preso. Por resolución del Juez Mansilla de la provincia de Santiago del Estero, se dicto un fallo que no sé si es revisable, o apelable, en el que dice que no existe conducta criminosa, en el accionar de Baseotto cuando era Obispo de Añatuya de esa provincia, para lo cual la Fundación alega que siendo el Obispo de Añatuya debía por jerarquía estar enterado, ya que las maternidades estaban conducidas por religiosas que respondían al mismo. Lo interesante de esto, es la historia personal de presidente de la Fundación Adoptar, Sr. Julio Cesar Ruiz, que el mismo la cuenta en la página web de la fundación, no es el caso que yo la cuente como cosa mía y piense que uno la refiere con propósito denostador, y es bueno que haya una psicoanalista con él, porque el carácter simbólico de su historia personal con el misterio de su presentación judicial, de no ser una denuncia meramente política, es realmente todo un símbolo de odio, que no me corresponde a mi evaluar. Y no en defensa de Baseotto, porque solo repito, el hizo la denuncia, y ante el fallo adverso sigue en sus trece, como si la justicia no tuviera que reparar el daño cometido o a los niños que él denuncia o en su defecto a la persona del Obispo. La conclusión es que como no salió como él le interesaba, no cree en el fallo, duda, y por lo tanto no hay justicia. Por lo que, el obispo jubilado, permanecerá para la memoria colectiva y para Ruiz como el apropiador de Añatuya. Parece que fuera una mera defensa del clérigo, pero pongo en esa situación al mismo Ruiz, o a cualquier lector, debe ser difícil convivir con el odio denunciante de un vecino estéril toda la vida.

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