08 septiembre 2006

Contextualizar


Es dificil hablar de ciertos temas sin antes tener un concepto del marco que se desarrollaban. A pesar de que se me critica la idea del copy paste, no voy a tratar de convertirme en tener el vicio extravagante de ser original en donde otros han investigado mas exhaustivamente que yo. Por lo que tomando un denso texto que cuenta con el patrocinio de CARI sobre politica exterior, recorte algunas cosas que se me señalaron sobre un post, para ir indicando cuales son aquellas cosas que formaron la idea de una Tercera Posición en el Gral. Peron. Y como el proyecto de una potencia en el cono sur llena de sabios nazis que me apuntara un amigo en otro blog, que a la revolucion libertadora fueran echados del pais y recogidos por Loockhed y Boeing en Estados Unidos, salvo Kurt Tank, creador del Pulqui II que se fue a la India a continuar para Hindustan Aeronautics el diseño del Hindustan Marut ya que su sentimiento antiyanki no se lo permitia.



Resumen del Mensaje de Radio del General Peron sobre la Tercera posición

Con el propósito de enunciar la Tercera Posición. El mensaje estaba dirigido a los “ciudadanos del mundo” y a sus “compatriotas”. El presidente señaló “la voluntad nacional de servir a la humanidad”, y el deseo de la Argentina de “colocarse ... en la línea de ayuda que le sugiere el clamor universal”. Habló de la paz, afirmando que “sólo será posible la paz internacional cuando se haya alcanzado y consolidado la paz interna en todas las naciones del mundo”. Debía reemplazarse la miseria por la abundancia, y la Argentina estaba preparada para “materializar su ayuda en los lineamientos de la concurrencia efectiva”. La contribución argentina consistía “en que nuestros recursos se suman a los planes mundiales de ayuda para permitir la rehabilitación moral de Europa”. Por último, proponía el “desarme espiritual de la humanidad”, en procura de hacer desaparecer la psicosis de la guerra, y “un plan de acción tendiente a la concreción material del ideal pacifista, en lo interno y en lo externo”. La labor para lograr la paz internacional debía realizarse sobre la base del abandono de ideologías antagónicas.

Sobre el Memorando del Departamento de Estado

Hay una dimensión de la política argentina llamada la “tercera posición” que es desfavorable a los intereses de los Estados Unidos. Cuando fue publicada por primera vez a mediados de 1947, este concepto parecía ser una indicación de que la Argentina no deseaba seguir ni a los capitalistas Estados Unidos ni a la Rusia comunista en asuntos mundiales, sino que elegía un curso independiente. Otras naciones fueron invitadas a unirse con la Argentina en un tercer grupo que trabajaría por la paz y contrarrestaría la tendencia hacia la guerra entre ambos bloques. Posteriormente, sin embargo, el presidente Perón nos ha asegurado que la “tercera posición” es una política de tiempos de paz y un “recurso político” que no tendrá efecto alguno si los Estados Unidos y la URSS entrasen en guerra, en cuyo caso la Argentina declararía la guerra inmediatamente del lado de los Estados Unidos. Cualesquiera sean las intenciones de Perón, los propagandistas argentinos de la “tercera posición” han dañado las relaciones norteamericano-argentinas y en medida menor han sido causa de embarazo para los Estados Unidos en sus relaciones con otras repúblicas americanas. En la Argentina y en el extranjero, han vilipendiado a Moscú y su influencia internacional, pero con igual y quizás mayor severidad han atacado al “imperialismo yanqui” y a “Wall Street” por diversas y supuestas actividades en el hemisferio occidental. Es nuestra política contrarrestar esta propaganda siempre que sea posible. A través de canales diplomáticos le señalamos a Perón y sus representantes que si el gobierno argentino es sincero en su deseo profeso de colaborar con los Estados Unidos contra el comunismo, debe abstenerse de debilitar la causa de la democracia mediante ataques a los Estados Unidos.

1. 611.35/3-2150, DOS, NA, cit. en Carlos Escudé, “Crónicas de la Tercera Posición. La ratificación argentina del TIAR en junio de 1950”, Todo es Historia, Año XXII, Nº 257, noviembre de 1988, p. 10.

Doctrina de la Seguridad Nacional. Antecedentes de Post Guerra. Doctrina Trumann.


En marzo de 1947, en su mensaje al Congreso, el presidente Truman advirtió que Estados Unidos no alcanzaría sus objetivos a menos que estuviera dispuesto a “ayudar a los pueblos libres a mantener sus instituciones libres y su integridad nacional”. Esto significaba reconocer que “los regímenes totalitarios impuestos sobre pueblos libres mediante agresiones directas o indirectas, socavan los fundamentos de la paz internacional y en consecuencia la seguridad de los Estados Unidos”. (4) El presidente norteamericano enunciaba así la Doctrina Truman, por la cual la seguridad de Estados Unidos, el principio de mayor importancia de su política exterior, se fundaba en la paz internacional y dependía de la seguridad de países menores, como era en ese momento el caso de Grecia y Turquía. Así, la seguridad de cada estado resultaba de suma importancia para la seguridad de todo el sistema. (5)
Pero la declaración del presidente norteamericano implicaba mucho más que un simple universalismo, pues la amenaza a la seguridad internacional se definía en relación a los regímenes internos de otros estados. De esta manera, la naturaleza de los sistemas políticos y económicos, es decir los asuntos internos de otros países, se transformaban en parte esencial del orden internacional. La intervención se consideraría legítima para preservar esa concepción del mencionado orden.

El otro Costado

Por su parte, el gobierno argentino designó como embajador en la Unión Soviética a Federico Cantoni, radical bloquista de la provincia de San Juan, que había adherido al peronismo. Cantoni llegó a Moscú en abril de 1947. El embajador había acordado con Perón que podrían enviarse ejemplares de vacunos para promover las relaciones comerciales y obtener a cambio otros animales que pudieran ser útiles a la Argentina. Se planeaba también enviar técnicos argentinos para que observaran el desarrollo de los dos sistemas de granjas soviéticas. Sin embargo, el embajador no tuvo éxito en su gestión y pronto se encontró en un ambiente hasta cierto punto hostil. Ante las propuestas de Cantoni de comprar maderas y fibras de asbesto y de que empresas soviéticas participaran en licitaciones para la venta de material ferroviario y equipos para un elevador de granos, el viceministro J. Malik le señaló que al no haberse llegado a un acuerdo para el convenio comercial no podían considerarse ninguna compra en detalle.
La apertura comercial de la Unión Soviética, luego de la Conferencia Económica de Moscú, de abril de 1952, permitiría un cambio en las estancadas relaciones argentino-soviéticas. Se produciría así un incremento de los lazos comerciales que por otro lado otorgarían al gobierno argentino la posibilidad de compensar su acercamiento con Estados Unidos producido a partir de 1953. De esta manera a partir de abril de 1953 se reiniciaron las gestiones diplomáticas y comerciales. Poco antes, a principios de febrero, el ahora embajador Leopoldo Bravo comunicaba a su gobierno que el primer ministro, José Stalin, le concedería en breve una entrevista. El 7 de ese mes, Stalin recibía a Bravo en la primera entrevista que éste acordaba al representante de un país de América latina. El primer ministro soviético expresó que su país comerciaría con la Argentina, colocando a disposición de ésta muchos de los productos mencionados en el memorándum presentado por el gobierno argentino. La Cancillería argentina juzgó el hecho como “una resonante victoria política del General Perón, que fortificaba su posición frente a los Estados Unidos de América y le permitiría, eventualmente, tratar de amistad con este último país en condiciones mucho más favorables”.
A comienzos de abril, una misión argentina viajó a Moscú, para discutir la firma de un convenio comercial. A su vez, a fines de mayo, una misión soviética llegó a Buenos Aires para establecer los detalles de los productos que se comerciarían y el aspecto financiero de las operaciones. Finalmente el 5 de agosto de 1953 se firmaba en Buenos Aires el esperado convenio comercial. Este era semejante a los firmados con otros países en la época, especificando los productos que exportarían las partes. La Argentina enviaría lanas, cueros, extracto de quebracho, aceite de lino y distintas clases de carnes. La Unión Soviética vendería petróleo y derivados, carbón, materias primas para las industrias y material ferroviario. Se estimaba que las operaciones podían alcanzar un monto de 150 millones de dólares, la mitad para cada país. La Unión Soviética otorgaba un crédito de 30 millones de dólares para la adquisición de bienes de capital por la Argentina. La importancia del comercio con la Argentina para los soviéticos residía en que éste podía ser la puerta para el comercio con los demás países latinoamericanos.

Como consecuencia del acuerdo, las ventas de la Argentina a la Unión Soviética aumentaron durante 1954, no ocurriendo lo mismo con las compras argentinas de productos soviéticos. Ya en marzo de ese año, el gobierno soviético había expresado su preocupación por ese motivo al embajador argentino. En mayo de 1955, se firmó un protocolo adicional al convenio de 1953, actualizando las listas de productos exportables por ambas partes. También se disminuía el monto del crédito disponible para la Argentina, dado que los equipos soviéticos no resultaban satisfactorios para la industria argentina. No obstante, las compras soviéticas continuaron incrementándose. Con todo, el comercio entre ambos países no llegó a ser muy significativo

No hay comentarios: