Y LA MAQUINA DE DECIR MENTIRAS
Cuando ayer veíamos el maravilloso discurso de la presidenta sobre las notebooks y computadoras de la marca Bangho, en realidad quería ver cuanta gente entendía que la dependencia tecnológica pasa más allá del buen discurso de la señora.
Ensamblar, reparar, no es tener el dominio de la tecnología. En realidad la argentina no tiene ninguna computadora propia, ni tiene la más remota idea de cómo se hacen. Ud. me dirá los chinos también lo hace. No señor, los chinos, con anuencia de la ACC desarrollaron el micro GODSON-2 para 64 bites sin romper ninguna norma de propiedad intelectual, por lo que en los próximos años estarán en condiciones de lanzar computadoras con microprocesadores propios.
Es decir no solo ensamblan o reparan, sino que además pueden acceder a la tecnología. Cosa que ni EXXO en su momento, ni Bangho lo pueden hacer. La dependencia tecnológica seguirá esperando que alguien se decida a desarrollar un campo específico de estudio.
Desde el Hardware al software Bangho tienen todos los componentes importados, le quedara, tal vez, el soplado del plástico para hacer la caja de la notebook y algunos tornillos. La mano de obra que necesita hoy es la misma que la que necesitaba ayer para construir las que hacía, solo que puede haber aumentado por incremento del volumen de ventas y eso se debería a medidas proteccionistas del mercado y no a un aumento en la oferta en la calidad del bien.
No sigues vendiendo lo que no hay. No hay computadoras argentinas, ni notebooks. Argentina solo ensambla partes que son producidas en mercados externos y que además tienen el secreto de cómo es esa tecnología.
Me hace recordar esto lo que decía Humberto Ecco, que en el futuro habrá tres clases sociales:
1) Los que dominan la tecnología
2) Los que solo pueden la usarla (la gran generación de Blogueros 2,0 de Aníbal)
3) Los que solo miran televisión.
Que no nos pongan en 1 cuando solo estamos en 2 y 3.
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