05 octubre 2009

DE LAS NEGOCIACIONES QUE NOS DEJARAN EN CERO SIEMPRE

DE LOS DOS PAISES QUE NUNCA SE PUEDEN ENCONTRAR

Lo que no se puede compatibilizar es que hace un obrero de corte trotskista, trabajando en una empresa de capitales norteamericanos. Más allá de las reivindicaciones justas y naturales que le corresponden a los trabajadores, hay una diferencia básica en lo ideológico que nunca se van a poner de acuerdo. Escucharemos con dolor las escabrosas actividades de la empresa norteamericana, los incumplimientos y la sangre fría para tratar a sus empleados. Podemos llegar a conmovernos. Pero a los delegados de la empresa no les podemos creer de fondo, no por lo justo de sus declaraciones sino que su perfil ideológico está en que nunca se va a llegar a un acuerdo. Jamás la empresa va a dejar la PLUSVALIA. Ni va a socializar los medios de producción, no les va a dar capacidad de gestión en la organización de la empresa y cargos directivos a los trabajadores. Es decir una empresa de corte capitalista no va a convertirse en socialista nunca por definición. Por lo tanto, no entiendo cómo se puede ser Delegado e ir a un acuerdo con una empresa Multinacional del imperio. Parecería que si fuera un negociador de la empresa me embarran la cancha, que voy a ir a arreglar, si de movida ya soy el cuco. Y para quien actúa el gobierno que sabe de este entuerto y aprieta a la empresa con multas y directivas.
En suma estos son el tipo de conflictos que no conducen a nada. De fondo los modelos que exponen las partes se excluyen entre sí. Se apaga el fuego en un lugar y se enciende en otro porque no se soportan. La convivencia es imposible como en un matrimonio desgastado. Los cargos de Delegados son rápidamente ocupados por los más politizados y dispuestos a soportar la estrategia de colectivo laboral. Las mujeres con hijos deben retornar a atenderlos, los que dependen de otras tareas deben retomar el puesto o hacer horas extras. El país en medio de la inflación hace imposible a una persona que quiera prosperar dedicarle el tiempo al espanto de la política gremial full time.
Los full time ganan. Tienen tiempo, tienen organizaciones que los siguen, se supone que generan discrepancias y derechos a la diversidad al igual que las empresas que los contratan. La ley se hace irreverente para resolver conflictos de este tipo. La solución llega cuando los ánimos llegaron al espanto.
Bajo estos métodos de la oportunidad y resolución del conflicto se manejo la izquierda toda la vida. No hay estado de derecho, aunque sean justos los reclamos. En la presión de los valores positivos la gente de bien queda atrapada. Derecho a trabajar – derecho a transitar. No hay escapatoria. Alguien tendría que hacerse cargo. Por debajo, se discuten dos ideologías que no tienen nada que ver con estos conflictos de valores positivos, si no es hoy será mañana. Como en el caso de los empleados del subte, se hace lo que ellos quieren en nombre de la libertad, no en nombre de la ley, o estamos todos cagados.





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