DIVIDIDOS
La fractura está latente", opinó Santiago Senén
González, creador del Archivo del Sindicalismo Argentino de la Universidad
Torcuato Di Tella.
Esta afirmación publicada en el Diario La Nación en un análisis
de acercamiento entre Barrionuevo y Moyano, aunque más no sea por charlas telefónicas,
demuestra que jamás se entendió al sindicalismo en la Republica Argentina.
Solo bastara nombrar La CGT de los Argentinos, Los de pie
junto a Perón, las 62 Organizaciones Peronistas la Comisión Nacional de los 25,
los no alineados, los participacionistas, la CGT Azopardo la CGT Brasil, el
MTA, los Vandoristas, los Gordos, los gremios de servicios, los independientes,
las regionales, los kirchneristas, los combativos, los bla, bla, bla.
Debemos si hacemos una breve reseña de la historia de
Sindicalismo desde Alonso, hasta el presente y de la CTA, con Yasky y MIcheli,
que la Fractura esta latente, es la medida de todas las cosas.
Este no entender nada, vincularlo a cajas, a la búsqueda del
poder absoluto y a la corrupción es más fácil que decir que existe una gran
libertad en la conformación del sindicalismo. Que existen como siempre
divergencias que no solo son intereses económicos, sino también, intereses políticos.
Esta claro que Pigñanelli de Smata no va a tener la misma apreciación
del modelo económico que los gremios de la Asociación Obrera Textil. Que el
Gremio de los trabajadores del Calzado puede estar bien o mal según las
restricciones de Moreno, por lo tanto estar a favor o en contra según la decisión
tomada.
Las Obras Sociales tampoco las entienden, y son percibidas
como un centro de corrupción. Si así lo fueran es por su desnaturalización
fomentada del Estado. Fue la dictadura militar la que empezó a diferenciar la
actividad de las obras sociales de los sindicatos y fue el General Centeno el
iniciador de esta estrategia, esta idea política
fundacional fue lo que dio marco a la Ley de Aldo Neri con solo añadir cierto
nivel de democracia interna en la elección de su directorio, los decretos de Menem firmados por José Luis
Lingieri en donde se hacia a las obras sociales corresponsables de la ineficacia
estatal de su medicina con la idea del “hospital de autogestión” para cobrar
las deudas a las obras sociales y que anima y define el cada vez mas indisimulable
avance del estado sobre esos fondos.
En la historia, y vale recordar, que las obras sociales
sindicales fueron obtenidas por el reconocimiento del estado de la
incompetencia en salud pública. Los trabajadores incluidos en convenciones
colectivas de trabajo, aportes de ley pero de base convencional, les permitiría
organizar sus propias prestaciones medicas.
Hoy la falta de memoria hace que se pueda suponer que el
Estado mejoro la atención publica hospitalaria, y que la división entre obras
sociales y sindicatos esta plasmada por ley.
Luego por lo tanto la fractura latente, no solo late hoy,
sino desde toda la vida, ahora si el Instituto Di Tella ve como latente solo la
ruptura de Moyano con el Gobierno y la pelea por los espacios de poder, no se
da cuenta que hay dos centrales obreras, una reconocida y otra no. La CGTRA y
la CTA y de las cuales salen la CGT Azul y Blanca y la CTA de Micheli. Por lo
tanto no hay que fracturar nada, solo hacer una reunión para decir somos
cualquier otra cosa y no esto.
La visión luego del paso de Moyano por el poder
kirchnerista, es que las estructuras tradicionales de poder sindical, están casi
vacías. Solo bastaría con hablar con los empresarios de los sectores que firman
acuerdos con el gobierno, lo demás en puro verso.
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