19 abril 2008

PARA LELOS

Qué hay detrás de los incendios
Por Osvaldo Tcherkaski



Gracias al estilo de gobierno de la señora María Julia Alsogaray, la Argentina pudo tomar conciencia del desastre ecológico que se produjo en enero (de hace un par de años) con los incendios de bosques en el sur. Come esta vez el fuego atacó el cerro Catedral y amenazó llegar a Bariloche, mientras la ingeniero responsable de la protección ambiental aseguraba que "todo está bajo control", la divulgación de una catástrofe que destruyó no menos de 20.000 ha. de bosques trepó a las principales cadenas de televisión internacionales y la potenció aun más: el presidente Menem sintió llegado el momento de pasar a la acción.

Era el Viernes 19 de enero. El fuego se había iniciado el lunes 8 en el valle del Challhuaco, ocho kilómetros al sudoeste de Bariloche y en el Parque Provincial El Turbio, norte de la provincia de Chubut, destruyendo en los primeros días un total aproximado a las 5.000 hectáreas de bosques considerados únicos, por su gran valor ecológico. La región es única: se trata de los bosques andinopatagónicos - con especies de árboles, como la lenga, que se extienden desde Tierra del Fuego a Neuquén, uno de los tesoros del planeta. En la reunión de gabinete del jueves 18, María Julia Alsogaray había informado que siniestros como el de Bariloche son problemas de la provincia de Río Negro, fuera de la jurisdicción de su Secretaría.

¿Arde el poder?
Fue la mecha que desató otros incendios: el impacto en la opinión pública (desde entonces la población de Bariloche clama por su renuncia), el desorden de la acción gubernamental, y una nube de sospechas que se fue desplazando desde los manejos de fondos hasta intentos aviesos de explotación privada de los Parques Nacionales. A diferencia de otros años, los incendios estacionales irrumpieron esta vez en el Estado y en la política, dejando entrever, entre la destrucción y las cenizas, una escena subterránea de disputas de poder entre la Secretaría de Recursos Naturales, a cargo de María Julia, la de Turismo, de Francisco Mayorga, y la de la Función Pública, que regentea Claudia Bello. Desde el ámbito que maneja María Julia se sugirió la existencia de intereses que presionan por apoderarse de la explotación turística de los Parques Nacionales. Pero ni María Julia ni el vicepresidente de Parques Nacionales, Fernando Ardura, especificaron cuales son esos intereses ni cuales serían sus intenciones específicas. Es más: hay encumbradas figuras que no dudan en afirmar que tales declaraciones o trascendidos son cortinas de humo para presentar como "adalides del interés nacional a quienes se desprestigiaron con la catástrofe; en primer lugar, desde luego, la Secretaría de Recursos Naturales. De fuentes insospechables se sabe, además, que a partir del momento en que el Presidente salió tres veces a ratificarla en su puesto a raíz de la indignación pública que provocó su actuación, la Sra. Alsogaray repite ante sus íntimos que "Claudia (Bello) siempre quiso mi Secretaría". A ello se agrega la circulación del nombre de su ex esposo, Francisco Erize, presidente de la Administración de Parques Nacionales durante la etapa agónica de la última dictadura militar, come factótum de las políticas de ese organismo. Se afirma que las maneja a discreción en su calidad de asesor del actual presidente, Felipe Lariviere. Uno de los logros que exhibe la ex esposa de Erize es que el presupuesto de esa administración pasó del equivalente a 3.000.000 de pesos en 1989, a los 24.000.000 de que dispone ahora. Hay dos coincidencias a este respecto: el calificativo de monje gris referido a Erize es disparado entre las paredes de la Asociación Amigos de Parques Nacionales, que preside el doctor Mariano Castex, como en altos despachos oficiales. La segunda coincidencia - tal cual sucedió, en otros rubros clave de esta investigación - es que todas las fuentes exigen la condición de anonimato para suministrar información. Durante la semana que acaba de transcurrir, Erize no pudo ser ubicado para conocer su reacción. Lo mismo ocurrió con Mayorga.
Flecos de una reunión
Sobre la reunión ministerial del jueves 18 trascendió que el Presidente se había fastidiado hasta el reto con María Julia. Se sabe que nada de ello ocurrió. Menem se limitó a derivar la catástrofe a su ministro del Interior, Carlos Corach; entre los asistentes a esa reunión hay quienes ponen en labios presidenciales el comentario de que en casos así todo concierne al gobierno nacional, sin distinción de jurisdicciones. También se sabe que pudo haber un gesto de Menem para que alguno de sus aláteres hiciera publicar en los medios que la había retado. Durante ese fin de semana, Corach embarcó rumbo al sur efectivos de la Policía Federal y convocó a una reunión del Consejo de Seguridad en el Salón de los Escudos, que en la mañana del lunes 22 decidió el envío a Bariloche del brigadier Andrés Antonietti, secretario de Seguridad y Protección a la Comunidad, quien se encontró convertido, repentinamente, en improvisado superbombero. Fue una decisión movida por el pánico. Y se comprende: la secretaria de Medio Ambiente no sólo se abstuvo de ir a calibrar la tragedia sobre el terreno sino que hizo ostentación de indiferencia ante la posibilidad de estragos en uno de los complejos turísticos más conocidos y de acceso más caros del mundo. Como declaró Arnoldo Díaz, director general de Bosques de la provincia del Chubut a la enviada especial de Clarín, el Gobierno les giró, un aporte de 200.000 pesos, "y todavía faltan 250.000 más que nos prometieron. Pero no nos engañemos: esto es porque se quemó Bariloche; de lo contrario estaríamos ocupados en ver cómo pagar todo nosotros". Allí, sólo el combate contra el fuego en 14 estancias y el parque provincial del Turbio, insumió 400.000 pesos. En Buenos Aires lo confirmaron: "El incendio del Turbio fue más grave que los de Bariloche, y nadie se movió", confió un alto funcionario.
Entre la improvisación y el pánico
Antonietti llegó con sus hombres en la tarde del lunes 22 y la misión que desarrolló fue eficaz: en cinco días quedó dominado el riesgo sobre el cerro Catedral. El fuego ya había arrasado siete casas residenciales y mordido parte de la Villa, donde devoró dos edificios de tiempo compartido del hotel Catedral. Quienes ahora vayan a pasear por lugares conocidos como El Balcón del Gutiérrez, caminarán sobre un bosque quemado. Había que enfrentar tres incendios principales: la estancia Chacabuco, en Rincón Chico, el Challhuaco, en el Parque Nahuel Huapí, y el Catedral, que fue el más chico de los tres. Contaron con dos aviones y un helicóptero para el lanzamiento de agua desde el aire._Sin embargo el trabajo decisivo fue el realizado en tierra por una brigada chilena integrada por 63 hombres al mando del especialista Juan Ormazabal, de la Corporación Nacional Forestal de ese país, y el apoyo de 15 santacruceños. En cuanto a los hombres de Antonietti, su principal trabajo fue poner coto a disputas de influencias y jurisdicciones que ponían la tragedia en términos de grotesco discepoliano. Cuando el secretario de Seguridad aterrizaba el lunes en Bariloche, el gobernador de Río Negro, el radical Pablo Verani, acababa de llegar a Viedma, de retorno de un largo fin de semana en Buenos Aires y Pinamar. Su correligionario Carlos Maestro, gobernador del Chubut, fue más holgado: el martes 16 de enero partió a Disneyworld, Orlando, EE.UU., junto a su madre y sus tres hijos, en pleno apogeo del fuego, y regresó otro martes, el 30, cuando el fuego se extinguía. Una semana antes, el 23, el Sur seguía ardiendo y la secretaria de Medio Ambiente no encontró nada mejor que viajar a Tucumán para entrevistarse con el gobernador Antonio Bussi por el proyecto de saneamiento de un río, mientras al día siguiente recibía en el hotel Claridge, en Buenos Aires, a los delegados latinoamericanos que participaron en una cumbre contra la desertización del planeta. Se trata, precisamente, de una de las consecuencias más graves que producen incendios como los de la Patagonia. Otro rasgo llamativo es el cruce de insultos entre Verani y la señora Alsogaray. Hay algo así: la ley de Parques Nacionales 22.351 estipula en su artículo quinto que en terrenos cedidos a la provincia, entre los que se hallan el ejido de Bariloche y el cerro Catedral, la protección y conservación del medio natural queda en manos de Parques Nacionales. Para lo que había que suscribir convenios. Come esto no se hizo, el fuego debió ser controlado per otros, chilenos incluidos, en medio de la desesperación de abnegados voluntarios y la precariedad de medios usados hasta entonces, como el recurso de palas y mangueras de jardín. Se diría que no fue sólo la secretaria de Medio Ambiente quien no se calzó los borceguíes para ir a apagar el fuego. Si bien la figura de María Julia es el blanco de las críticas y la sorna ("aunque sea, hubiera aparecido en una foto con la cara un poco tiznada", se escucha en los aledaños del poder), lo más grave fue definido así per un alto funcionario gubernamental: "Desde todos los organismos involucrados, nada servía, todo se mostraba ineficaz. Era para llorar, todo era un caos, en el terreno de los incendios y en el Gobierno".
La disolución, política de Estado
El presidente Menem recibió el jueves, de manos del brigadier Antonietti, un informe detallado sobre la catástrofe con un capitulo de conclusiones, que el propio Menem había solicitado. Hay no menos de 15 instancias, desde gobiernos provinciales a direcciones departamentales, con jurisdicciones propias y sus respectivos presupuestos, para actuar en emergencias graves, sin ningún tipo de centralización. Según explicaron a Clarín altos responsables del Gobierno, esto tiene que ver, paradójicamente, con el achicamiento del Estado y los drásticos recortes presupuestarios. Peor, si se quiere, la gravedad de riesgos de fuego en todo el país, no sólo en el sur, se conoció a mediados del año pasado a través de la Secretaría de Seguridad, y de un informe de la Auditoría General de la Nación, presidida por el radical Enrique Paixao, conocido en noviembre de 1995. Ninguna de las voces de alarma fue atendida por nadie. El informe de la Auditoría alertaba sobre la maraña de jurisdicciones y superposición de organismos que vuelven inoperante a la Nación en situaciones de crisis. Y por si fuera poco: el informe advierte que un decreto de desregulación económica, emitido en 1991 suprimió organismos esenciales, y borró el articulo 1 de una ley que declaraba de interés público la defensa de los bosques y tierras forestales. La desregulación, los recortes, el manejo discrecional de fondos, hacen que hoy en día 204 guardaparques están a cargo del cuidado de unas dos millones de hectáreas, cuando los especialistas coinciden en que un guardaparque no puede cuidar eficazmente más de 500 hectáreas. En Bariloche, un estudio de Thomas Kitzberger, doctor en ecología forestal y especialista en ecología del fuego, ni siquiera fue leído. En él se alertaba que este año la probabilidad de incendios forestales era una de las más altas desde 1938.
El fuego de los pobres
Cuando el presidente Menem sostiene que los incendios son provocados por quienes no apagan los asados, acierta, con metáfora dudosa, sobre el origen del fuego: en la mayoría de los casos es intencional o por desaprensión. Pero como indican los informes citados y el alerta de Kitzberger, son predecibles.
En lo que concierne a Bariloche, hay que tener en cuenta que en muchos casos esa intencionalidad proviene de la pobreza. La población villera que circunda a ese complejo turístico, integrada por centenares de familias, carece de gas. Queman para tener leña en invierno, porque de lo contrario se morirían de frío.
En Chubut se computan tres causas posibles: quemar para ganar campos de pastoreo, venganzas entre vecinos, y provocar la aparición de hongos que se venden a buen precio (hasta 70 pesos por kilo).
Nadie olvida, al mismo tiempo, que el fuego también forma parte del sistema natural. Por lo que todo se remite a contar con estrategias, presupuesto, equipamiento, sistemas de detección anticipada, y organismos centralizados de prevención y combate contra el fuego. Es lo que figura entre las conclusiones del informe que desde el jueves, el presidente Menem tiene en sus manos.
Copyright Clarín 1996
y TN 2008

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