El choque de Cristina y la CTA
Qué fue lo que generó el choque de la Presidenta con la central sindical. Detalles de una reunión demasiado áspera.
Por Silvia Mercado
La CTA le dobla la apuesta a Cristina: convocaron a una movilización nacional
A la vista está el fracaso de la reunión que mantuvo la CTA con Cristina Fernández de Kirchner. Hugo Yasky anunció la realización de una movilización al Congreso de la Nación a principios de marzo, mientras se prepara otra para fines de abril, pero directamente a Plaza de Mayo.
¿Para qué aceptó entonces la Presidenta la reunión, se preguntaba el sindicalismo que no se domestica? Y las respuestas entre sus dirigentes, son variadas. Uno dice que lo que Cristina quería es dar un mensaje a la CGT y mostrar que los que se disciplinan, tienen premio. Otro, que abrió el paraguas con los maestros un mes antes de que empiecen las clases, para que esta vez no haya problemas. Un tercero, que la estrategia es todavía más fina, y que lo que busca es mostrar que la CTA es un modelo inviable, que no puede obtener nada del poder en este esquema, ni siquiera palmaditas en la espalda.
De hecho, asegura esta fuente, el ex presidente intentó varios caminos de cooptación, pero ninguno le dio resultado, y ahora van por lo más directo: evidenciar que “a la CTA ni justicia”, tratando de dividirla, fracturarla, llevarla a su mínima expresión.
Aunque no todos están tan seguros. E incluso uno de ellos aseguró a La Política On Line que Alberto Fernández y Carlos Tomada lucieron preocupados al comprobar que Cristina no paraba de retar a Yasky, Pablo Miceli y Pedro Wasiejko (el líder del sindicato de neumáticos). Con palabras duras y hasta hirientes, la Presidenta reclamó un alineamiento imposible y bufó con que “el sindicalismo no me importa, lo que yo digo es que no comparto absolutamente nada del diagnóstico que hacen de lo que está pasando en la Argentina, y me duele que no reconozcan todo lo que hicimos en el Gobierno por los trabajadores”. E insistió: “Los maestros le hicieron más paros a Kirchner que a Menem”.
Fueron más de dos horas de un monólogo imposible. Había empezado con la introducción de Yasky, Miceli y Wasiejko, secretario general, adjunto primero y adjunto segundo de la Central de Trabajadores Argentinos, que explicaron los motivos por los que se había pedido la entrevista. Es lo que se había acordado. También estuvo presente el diputado Claudio Lozano, pero no tenía autorizada la palabra.
Cristina ni se molestó en responder las demandas. Sobre el pedido de personería, sólo dijo que “sigan el trámite en el Ministerio de Trabajo”, lo que en romance kirchnerista quiere decir “vayan a cantarle a Gardel”.
En cambio, realizó un listado puntilloso de los conflictos docentes en todo el país, sin olvidarse por supuesto de Santa Cruz, a quienes hizo responsables de la crisis educativa. Creativa, también responsabilizó a los trabajadores por no haber resistido a las privatizaciones encaradas durante el gobierno de Carlos Menem, sin hacer –claro- ninguna referencia a la actitud encarada por los gobiernos de las provincias petroleras en esa época.
Y cuando los líderes de la CTA le pidieron un compromiso para encarrilar el conflicto en el INDEC, todavía fue más categórica. “Esos tipos son unos patoteros, y con ellos nadie de este Gobierno se va a sentar a negociar”, espetó.
En una reunión similar, años atrás, Kirchner intentó seducirlos. Cristina ni se tomó la molestia. Horrorizado por el nulo interés en el diálogo y la ausencia de calidez en el trato, un dirigente sindical que participó en ambos encuentros confesó: “Néstor es el Dalai Lama y ella es Cruela Devil”.
Qué fue lo que generó el choque de la Presidenta con la central sindical. Detalles de una reunión demasiado áspera.
Por Silvia Mercado
La CTA le dobla la apuesta a Cristina: convocaron a una movilización nacionalA la vista está el fracaso de la reunión que mantuvo la CTA con Cristina Fernández de Kirchner. Hugo Yasky anunció la realización de una movilización al Congreso de la Nación a principios de marzo, mientras se prepara otra para fines de abril, pero directamente a Plaza de Mayo.
¿Para qué aceptó entonces la Presidenta la reunión, se preguntaba el sindicalismo que no se domestica? Y las respuestas entre sus dirigentes, son variadas. Uno dice que lo que Cristina quería es dar un mensaje a la CGT y mostrar que los que se disciplinan, tienen premio. Otro, que abrió el paraguas con los maestros un mes antes de que empiecen las clases, para que esta vez no haya problemas. Un tercero, que la estrategia es todavía más fina, y que lo que busca es mostrar que la CTA es un modelo inviable, que no puede obtener nada del poder en este esquema, ni siquiera palmaditas en la espalda.
De hecho, asegura esta fuente, el ex presidente intentó varios caminos de cooptación, pero ninguno le dio resultado, y ahora van por lo más directo: evidenciar que “a la CTA ni justicia”, tratando de dividirla, fracturarla, llevarla a su mínima expresión.
Aunque no todos están tan seguros. E incluso uno de ellos aseguró a La Política On Line que Alberto Fernández y Carlos Tomada lucieron preocupados al comprobar que Cristina no paraba de retar a Yasky, Pablo Miceli y Pedro Wasiejko (el líder del sindicato de neumáticos). Con palabras duras y hasta hirientes, la Presidenta reclamó un alineamiento imposible y bufó con que “el sindicalismo no me importa, lo que yo digo es que no comparto absolutamente nada del diagnóstico que hacen de lo que está pasando en la Argentina, y me duele que no reconozcan todo lo que hicimos en el Gobierno por los trabajadores”. E insistió: “Los maestros le hicieron más paros a Kirchner que a Menem”.
Fueron más de dos horas de un monólogo imposible. Había empezado con la introducción de Yasky, Miceli y Wasiejko, secretario general, adjunto primero y adjunto segundo de la Central de Trabajadores Argentinos, que explicaron los motivos por los que se había pedido la entrevista. Es lo que se había acordado. También estuvo presente el diputado Claudio Lozano, pero no tenía autorizada la palabra.
Cristina ni se molestó en responder las demandas. Sobre el pedido de personería, sólo dijo que “sigan el trámite en el Ministerio de Trabajo”, lo que en romance kirchnerista quiere decir “vayan a cantarle a Gardel”.
En cambio, realizó un listado puntilloso de los conflictos docentes en todo el país, sin olvidarse por supuesto de Santa Cruz, a quienes hizo responsables de la crisis educativa. Creativa, también responsabilizó a los trabajadores por no haber resistido a las privatizaciones encaradas durante el gobierno de Carlos Menem, sin hacer –claro- ninguna referencia a la actitud encarada por los gobiernos de las provincias petroleras en esa época.
Y cuando los líderes de la CTA le pidieron un compromiso para encarrilar el conflicto en el INDEC, todavía fue más categórica. “Esos tipos son unos patoteros, y con ellos nadie de este Gobierno se va a sentar a negociar”, espetó.
En una reunión similar, años atrás, Kirchner intentó seducirlos. Cristina ni se tomó la molestia. Horrorizado por el nulo interés en el diálogo y la ausencia de calidez en el trato, un dirigente sindical que participó en ambos encuentros confesó: “Néstor es el Dalai Lama y ella es Cruela Devil”.
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