EL QUE AHORA VA CON BOUDOU A LAS AFJP
Felices, pero no tanto
El equipo económico tiene un nuevo habitante: Sergio Chodos asumirá en la Secretaría de Finanzas, en reemplazo de Alfredo Mac Lauglin. Cómo queda el reparto de poder dentro del Ministerio.
por Sebastián Catalano
Cuando Sergio Chodos, flamante secretario de Finanzas de la Nación, agradeció el pasado miércoles 22 su nombramiento, mencionó en primer lugar al presidente Néstor Kirchner. Es natural. Pero después siguió con otros nombres y al final, como si se hubiera acordado a último momento, agradeció a la ministra Felisa Miceli, su nueva jefa. Algunos de los presentes se miraron como si ese orden escondiera bastante más que los nervios y la emoción de la asunción. El joven funcionario reemplazará a Alfredo Mac Laghlin, quien asegura alejarse por problemas médicos. Mientras el sobrecrecimiento y la inflación baja se revelan cada vez más como fenómenos incompatibles, en la primera línea de la interna ministerial asoman tres grupos a los que, si no fuera por política o precisamente por ella, podría caberles la misma definición. Si bien sus fronteras pueden resultar difusas, puertas adentro de Hipólito Yrigoyen 250 es fácil identificar a los pingüinistas puros entre "kirchneristas" y "devidistas" de los "felisos" y "reciclados". Y hay más: no faltan los padrinazgos dobles y cruzados de funcionarios que ya lograron dotes de "equilibristas" y es posible detectar funcionarios que se mueven como células independientes y aisladas. RECICLADO Chodos fue funcionario del Ministerio entre el 2003 y marzo de este año. En la gestión de Roberto Lavagna trabajó con Guillermo Nielsen en la renegociación de la deuda con el FMI. Ahora, una de sus principales funciones será reiniciar el pago de la deuda con el Club de París, el organismo que aglutina a bancos centrales europeos con los que el país mantiene una deuda de u$s 6.500 millones. "Chodos responde fundamentalmente a De Vido. Su nombramiento es una ratificación más del peso del arquitecto dentro del Ministerio. Sin dudas no responde a la ministra, como tampoco lo hacía el secretario saliente", afirma un operador lavagnista. "Mac Loughlin respondía directamente al Presidente y si bien tenía poco contacto con De Vido tuvo algunos problemas personales con él", abunda. Los que abonan a esta teoría destacan las óptimas relaciones de De Vido con el sector de la construcción: Gregorio Chodos, padre de Sergio, es el secretario general de la Cámara de la Construcción. También desde la oposición ponen la lupa en posibles cruces de funciones entre las áreas de Chodos y Beatriz Nofal, a cargo de la Agencia para Desarrollo de Inversiones que depende de Miguel Peirano, secretario de Industria. "El cargo que le inventaron a Nofal roza bastante el tema financiero", arriesgan. Con todo, no son pocos los que aseguran que el verdadero interlocutor de Chodos es el mismo que el de Nofal: Alberto Fernández, jefe del gabinete K. Si ambos sectores tiene razón, se habría consumado el milagro del funcionario que llega apadrinado por dos pesos pesados tan antagónicos como De Vido y Fernández.
FINO EQUILIBRIO
Desde esa perspectiva, Chodos, Peirano y el secretario de Hacienda, Carlos Mosse son una suerte de "equilibristas" que surfean los vaivenes de la interna de Economía entre la minista Felisa Miceli y De Vido con prudencia y respaldo presidencial. "Peirano se lleva bien con todos. Es el más hábil, está consolidado en el cargo y no levanta el perfil por nada del mundo", asegura una fuente de Economía.El grupo de los "felisos", por su parte, está compuesto por dos secretarios… uno y medio, en realidad. Estela Palomeque, a cargo del área Lagal y Administrativa, responde al riñón micelista pero ocupa un puesto de peso relativo, mucho más en tiempos en los que la deuda externa parece haber pasado a la historia. Miguel Campos, de Agricultura, es un "feliso" pero a medias. Muchos afirman que sólo sobrevive en su cargo para equilibrar el poder de Javier de Urquiza, subsecretario de Agricultura y Ganadería y "100% De Vido". Si bien Campos contaba con el apoyo tácito de Miceli, el clima cambió luego de la reunión que ésta mantuvo, a principios de este mes, con Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria Argentina. Ni bien cerró la puerta del despacho oficial, Buzzi insistió con reformas tributarias y amenazó con paros. Miceli no se sintió protegida por Campos y la relación se deterioró. Campos y los tres "equilibristas" pueden ser considerados, a su vez, como un subbloque involuntario y casi impensado con Kirchner sentado en el sillón de Rivadavia. Son los "lavagnistas reciclados", o los funcionarios que tuvieron la cintura suficiente para campear el huracán de la salida del ex ministro.La primer línea ministerial se cierra con Guillermo Moreno y Oscar Tangelson, a cargo de Comercio Interior y Política Económica, respectivamente. Las voces off the record más benignas definen a Tangelson como "inocuo" y "poco conflictivo". Con la política económica en el puño de Kirchner, el secretario maneja un área sin peso específico más que las mediciones del INDEC, sobre las que Moreno ya puso manos a la obra. En las antípodas aparece, precisamente, el secretario de Comercio, un halcón devidista de la primera hora cuyos bríos iniciales parecen haberse aplacado, valiéndole cierta sorna por parte de los "felisos". "Creía que iba a ser ministro y que sería el ‘chico 9’, con esa cifra en inflación, desempleo y crecimiento. Pero ahora está abocado a su rol y mejoró la relación con Felisa", aseguran. ¿Miceli y Moreno amigos? Parece demasiado.
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