Palla, Loustau, Massa, Fernández, Boudou, Kraventz, Cabandie, Donda, los Kirchner me hicieron recordar esa vieja película de 1983 con David Bowie y Catherine Deneuve “The Hunger” donde la bellísima Lady Miriam debía salir a buscar sus víctimas para mantenerse viva como vampiro, mientras John (David) participaba de los festines sangrientos de la dama. Pero mientras pensaba en este casi milagroso parecido, trataba de ubicar, no a los arrobados por la acción directa de la fascinación de los vampiros, sino de aquellos que sin comerla ni beberla quieren salir en la foto. Por ejemplo y caso concreto el Dr. Recalde. Ayer, desde Esculapio a Apolonio se quedo patinando en el derecho romano donde la “propiedad era el uso y posesión” lo cual la propiedad desde la Roma Milenaria hasta nuestros días y por el efecto capitalismo moderno paso a ser no propiedad del útil, sino mención, una de las formas en las que el capitalismo, redujo y se escondió de la figura de Propietario, para evadirse de las figuras de Carlos Marx, cosa que hemos hablado y discutido con mi amigo Julio Godio hace ya más de 20 años. Por lo tanto, ¿el Dr. Recalde es un viejo que quiere ser vampirizado, o como abogado quiere más litigiosidad para su estudio? Uno ya no sabe. Moyano se lo entiende. Ya hicimos una larga definición de lo ideológico sobre lo privado y lo público, no me parare, no me parare a dar mi opinión nuevamente aquí sobre qué es lo correcto, pero: ¿para que amagar para allá y luego estar aquí? Lo interesante es como necesitan el prestigio de otros para renovarse, para mandar mensajes de renovación, cambio y seguir sentados en sus siete, han inventado un vampirismo político donde solo ellos se prolongan, y un entorno de fusibles beatos a la vampirización dispuestos a dar el cuello para seguir vivos aunque los alcanza la vejez.
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