18 enero 2007

POCAS OPCIONES


UN VIDEO MUY ESCLARECEDOR




Y UN BUEN ARTICULO DE CLARIN DEL DIA DE LA FECHA SOBRE LA VIDA COTIDIANA EN CUBA


El Mundo

EL IMPACTO DE LAS NOTICIAS EN LA HABANA

Los cubanos y la costumbre de vivir sin Castro

Carlos Rodríguez LA HABANA ESPECIAL
elmundo@clarin.com



Los cubanos viven hoy su rutina con indiferencia hacia las noticias que, provenientes de medios periodísticos del exterior, insisten en el agravamiento de la salud de Fidel Castro.

Josefina, una mujer de más de 60 años que se deleita tomando un helado en la céntrica heladería Coppelia de La Habana, es muy directa al responder a Clarín: "Mire, aquí el gobierno no ha dicho nada sobre esa gravedad de Fidel, pero ya todos sabemos bien que si él falta, seguramente gobernará su hermano Raúl, porque el mismo Fidel lo dijo", sentenció en un tono como que estuviese preparada para recibir esa noticia en cualquier momento .

Luego un mecánico de autos, de unos 35 años, que lleva bastante rato esperando un ómnibus para ir a su trabajo, muestra su preocupación y a la vez optimismo. "Si la información fuera verdad mucha gente lo va a sentir, otros no tanto, pero la vida tendrá que continuar adelante y habrá que seguir trabajando mucho", logra decir poco antes de engancharse casi a la fuerza en la abarrotada "guagua-camello", como les llaman aquí a los ómnibus locales.

El Malecón habanero, la larga costanera que bordea la capital, es punto obligado en las noches no sólo de turistas que disfrutan de la cercanía del mar caribeño sino de muchos centenares de personas en busca de amistades de todo tipo o huyendo de un calor persistente aun en este invierno con más de 25 grados.

Mirta, una rubia menuda de casi 40 años, fidelista hasta los dientes, se deshace en insultos hacia quienes, según ella, sólo quieren que Castro muera y casi grita la imposibilidad de que ello suceda y sueña "para que a esa gente se le cocine el hígado", con verlo nuevamente en la Plaza de la Revolución.

Ismael, un joven estudiante de piano, se encoge de hombros ante la pregunta y se niega a opinar, pero su novia, Blanca, es más abierta y deja caer una frase: "Si no es verdad debían desmentirla, pero aquí no se habla de eso en la prensa y poco se puede saber de la realidad."

Pero hay algunos que, por diversos medios, ya sea Internet clandestino o accediendo a emisoras extranjeras, sí conocieron las informaciones referidas a la salud de Castro. Es el caso de María Antonia, una mulata trabajadora de un "paladar" (restaurante privado en su domicilio) que funciona en La Habana Vieja: "Yo creo que si todo eso es cierto, nada va a cambiar. Ya llevamos más de cinco meses sin escuchar sus discursos y sin que esté gobernando y un poco nos hemos acostumbrado a eso."

Esa última opinión parece ser la clave del asunto, o sea que, por propia decisión de Fidel Castro y por la realidad de los acontecimientos, mucha gente se acostumbró ya a la existencia de un cambio en la cúpula del poder.

Cobra actualidad en ese sentido lo dicho por el presidente enfermo al periodista franco-español Ignacio Ramonet, recogido por éste en su más reciente libro. El líder cubano avizoraba que, ante su fallecimiento, su hermano Raúl será escogido oficialmente como sucesor pero por poco tiempo, debido a una diferencia de edad de apenas cinco años, lo cual obliga, en realidad, al arribo de una nueva generación al frente del país.


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