LA RISA QUE CALIFICA
La
experiencia que ha hecho en el teatro de Revistas le sirvió al periodista Jorge
Lanatta estar más cerca de un Tato Bores del siglo XXI que de un programa periodístico,
tal cual él nos enseño que debían ser.
Si bien
Lanatta tiene esa veta caricaturesca podemos casi afirmar que ciertas
modalidades que le impone a la impronta de su gestión el gobierno, son
hilarantes, aun a desmedro de las consecuencias para el país, su pueblo y la economía.
Las
situaciones de Antonini Wilson, el Hospital Francés con el Tuta, las andanzas
de Jaime, como las de Boudou son realmente, Moreno descubriendo el amplio mundo
de Angola, entre otras tantas cosas, parte de la hipocresía oficial.
La ausencia
de todo pensamiento critico y la construcción de lo que se denomina (como un
estilo de época) “el relato” hacen este tipo de ratio se exprese por la ironía
y la reducción al absurdo.
Tato Bores
tenia una forma de decir directas las cosas en un marco críptico que
decodificado eran verdades de a puño.
Lanatta entre
tanta sonrisa debe aclarar que la situación es penosa y dramática, que la risa
consiste en el análisis de la argumentación por parte del oficialismo.
No vamos a
considerar aquí las desviaciones del relato. Más bien, entender que la ironía
es el recurso del pensamiento que no tiene interlocutor cuando el otro se para
en el error reiterado. Mucho mas, cuando tanto reiterar, aparece un método y
ese método tiene como fin ocultar la verdad, es decir, es mentiroso.
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