06 febrero 2013

El VASCO NO MENTIA


SALIMOS DANDO UN PASO HACIA EL ABISMO

Debemos imaginar si el acuerdo de precios ha llegado para quedarse como lo fue el cepo al dólar. Lo que uno imagina una idea antiinflacionaria no es cíclica, ni contra cíclica. Apunta a lo que dijo el presidente de la Unión Industrial Argentina, Mendiguren de que de esto se sale con un Rodrigazo.
Esa idea nos pareció un exabrupto, pero mirando el congelamiento de precios y salarios que se pretende, estamos retrotraídos a la época del Gelbard. El desabastecimiento es una posibilidad por agio, no por mera especulación inflacionaria como en la época de Alfonsín con la hiperinflación, donde todo el mundo quería stockear porque rendía eso más que los plazos fijos.
Los que vivimos en épocas de Gelbard sabemos las movidas y apoyo de la CGTRA que eran representadas en ese momento por Lorenzo Miguel y Casildo Herreras, por las 62 y la CGT que iban a la estación Saldias (donde se movía todo azúcar que andaba por el país, y hacia para los noticieros de época la parada de que se había encontrado un “canuto de azúcar” siendo que esos canutos por ahí eran de  la misma Comisión Nacional del Azúcar (CONASA) que era una introductora azucarera a fin de regular cupos de ingreso a plaza del Estado Nacional.
Hoy detrás de Pimpi Colombo nos podemos imaginar a los muchachos de la Campora o del Frente Evita haciendo un escrache a un mayorista o supermercado por no respetar el acuerdo.
La salida como dijo Mendiguren será el Rodrigazo, porque a los mismos elementos deberán sacarse las mismas conclusiones porque así operara en la realidad. Habría que avisarle a Guillermo Moreno que del pasado se aprende, aunque suene neoliberal.
Deberemos entender que Mendiguren sabía lo del congelamiento de precios, que ya se estaría hablando, y no quiso romper el silencio impuesto por la Secretaria de Comercio.
Las paritarias agravaran la situación social.  La distribución del ingreso se hace por las buenas, con paritarias libres o se hace por las malas, o se por inseguridad.
No me corresponde a mí ponerme en adivinador, pero es deducible que Mendiguren tenía claro lo que se venía.
Y si eso se viene las consecuencias serán las mismas, como determinismo histórico.











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