LA MALA GENTE

LAS BESTIAS SON LA TRABA DEL DERECHO

Ya lo brutal e impiadoso de esta gente con su pueblo es significativa. Desde la negación de la pobreza hasta el odio de clases de pertenencia hace que el silencio sea lo que deje expuesto  sus barbaridades.

No son la barbarie de un nuevo modelo de caudillismo vernáculo. Por el contrario es el despotismo de las dificultades entre la acción y la posibilidad de ciudadano del  ejercicio del derecho en oportunidad de una justicia condicionada y marcada desde el Consejo de la Magistratura que hacen de la Corte Maravillosa, algo inútil.

Lo que no pueden mas tapar es la injusta repartición de la riqueza, el malestar general y sin distinción ya sean rurales o urbanos salvo la corte clientelar y los funcionarios corrompidos por el sistema.

Lo que no pueden tapar es la falta de sentido común, que debería imperar en una sociedad moderna la que es sometida al clima de stress ya sea por el discurso político o por la falta de infraestructura. Si no te  mata las medidas que toman te matan las que no toman. Por ejemplo el tiempo que debemos dedicar al transporte en forma diaria, lo que es un caos para los que vivimos en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Nadie nos puede decir que no pensamos en el resto del país, lo que pasa que la mitad de la población nacional vive aquí.

La voracidad fiscal no es un problema de blanqueo de la economía. Nadie puede estar en desacuerdo de pagar sus impuestos, pero deberían volver en prestaciones comunitarias. Como seguridad, educación, trasporte, red vial, seguridad social y medicina. Es como si para gobernar se hubieran olvidado de los pilares básicos de la convivencia.

Puedo escribir mucho más y comparar decir, ejemplificar, pero es mejor volver al silencio, porque el relato es una serpiente que se muerde la cola y termina siendo un círculo vicioso más que virtuoso.

Poco a poco nos damos cuenta que vivimos para la mierda y todo por caterva de bandidos que no tiene reparo en la sociedad civil que construye el día a día de sus ingresos fiscales.

Son realmente mala gente.