LA UNICA VERDAD ES QUE NO PARAN DE MENTIR
Lo que hay expresamente que decir, que la falta de
competitividad no es por el aumento del poder adquisitivo del salario, por el
contrario, en este caso el salario aumenta su valor en dólares, por la inflación.
Es decir que existe una relación entre el valor nominal del dólar oficial y los
precios relativos de los bienes y servicios pautados con la inflación no dada
por el indec. Un ejemplo, si un gremio firma una paritaria del 22% no es un
crecimiento del salario real, es simplemente una corrección del valor a la inflación.
En otro contexto si dividimos en salario convencional por el valor del dólar oficial,
lo que se vera es un aumento del salario en moneda “dólar” que es falso. Falso
en varios sentidos.
¿Cual es el valor del dólar? ¿El del dólar oficial, el del dólar
turista, el dólar Blue, el dólar Liqui? Es evidente que el valor del salario en
dólares variara según el valor del dólar, es decir, el divisor, que se tome.
Cuando la presidenta que quizás no lo dice, lo dicen las
marionetas que están a su lado, manifiestan que las criticas de Paolo Rocca,
son noventistas que piden devaluación y baja de salarios es mentira.
No es importante hacer una defensa del Paolo Rocca que
sinceramente no me interesa a los efectos de la situación del salario, lo que
si es relevante es que si no se soluciona la inflación y esta retrasa al dólar
(lo cual no significa pedir devaluación) el salario nos dejara sin un aumento
real de los trabajadores en la distribución de la riqueza.
Es falaz, mendaz e hipócrita creer que la perdida de
competitividad que sufre el país se puede tapar por la definición de un dólar oficial
que no existe y nadie accede sin autorización del gobierno, por ende solo
existe un dólar oficial para lo que ellos quieren.
En cuanto el costo en dólares del salario medido conforme al
salario real es tan mentiroso, como inaccesible para el trabajador que
generando excedentes en pesos pueda acceder a la compra de dólares. Por ende
todo es verso.
Apólogos del modelo, se pueden ir con su discurso a lavar la
lengua.
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