CAMINO FIRME A LAS CONTRADICCIONES
Los dichos de Lubertino y Barone van mostrando los confines
del relato como fuego artificial. Escribía hace unos años en este blog que la
batalla final es por el significado. Se puede decir que nos va ganando lo insignificante en un gobierno que
se ha puesto a hacer nominalismo como manera más absurda de negar la realidad.
En argentina no hay cepo al dólar. No le gusta la palabra
cepo, porque tiene un sonido parecido a Clarín, será restricciones, restablecimiento
de un orden económico, la que sea, pero la no existencia de un “cepo” al dólar hace
que los demás creamos que no tenemos restricciones al acceso del dólar.
En tren de argumentar aparece la conducta bipolar de
exageraciones seguidas de depresión de los integrantes de un “colectivo”
(Frente para la Victoria) en donde todo se usa para argumentar y no para
esclarecer y animar la comprensión inteligente de las cosas. El significado
pasa a ser un insignificante en cuanto el lenguaje que lo habita se convierte
en una mera estrategia política.
Barone para argumentar apela a un pasado, donde queda a las
claras la óptica de ver ese mismo pasado. No es el desconocimiento de la
periodista, sino el acto mismo de la periodista que podía preguntar, el que se
le escapa. Barone transforma la
objetividad en complicidad de su historia personal y muestra los limites de
forzar el relato.
Lubertino muestra el absoluto
desprecio por el respeto a la diversidad. El pensar distinto sobre el aborto
punible, es “meter rosarios o kipás en el ovario”. El respeto a las minorías o mayorías
o como sea, no es solamente para los problemas de genero, es también respecto
de política, raza o religión. Pero a Lubertino en el límite de la versatilidad
de todo relato trucho puede usar los fuegos artificiales del discurso
insignificante para ella, diciendo lo que se le antoje en contra del
pensamiento de los demás.
Para finalizar
En los limites del relato como justificación de lo
injustificable, se llega a la conclusión definitiva que el golpe del 76 fue cívico
militar, es decir que conto con la complicidad silenciosa de civiles. Un
ejemplo es la vaga defensa del Chino Navarro de las acciones de K en Santa Cruz.
De una entrevista dada a La Nación recojo
esta parte del dialogo:
-¿Cómo se puede
incorporar a su película de Néstor la precuela que sería la 1050 en Río
Gallegos?
-¿Quién es San
Martín? ¿El de Bailén o el de San Lorenzo? Hay que entender el proceso
histórico. Néstor en la dictadura hizo lo que hicieron la mayoría de los
argentinos, sobrevivió como pudo. Con aciertos y con errores.
Es de imaginarse que el Kirchner de Bailen es el que apoyo a
la dictadura militar durante sus primeros años en Santa Cruz. Si no fuera así, deberíamos entender que San
Martín no se formo en las filas del que seria, durante la emancipación, el
enemigo.
El relato llega a sus contradicciones absolutas. No se puede
argumentar hasta el infinito sin que aparezcan los vicios de este uso
insignificante.
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