Si estará destruido la concepción del sindicalismo en la Argentina que los líderes de las centrales obreras del país sean un Camionero, un Docente y un Gastronómico. Tres gremios numerosos, pero incapaces en sí mismos de fijar un perfil del crecimiento de la industria extractiva o manufacturera nacional. En la tradición peronista, la escuela que dejo el Gral. Perón esos cargos se asignaban a Metalúrgicos, Textiles o Construcción, eventualmente a algún gremio de la industria menor, como lo fue Alonso, o la preponderancia que tenía otra industria mal que nos pese Ongaro, o René Salamanca de Smata Córdoba. Sin desmedro de las necesidades de los desocupados, los que perdieron el empleo, los trabajadores en negro, los medio empleados y los cuentapropistas, los artesanos y los cooperativistas. Me parece inútil discutir en una mesa un proyecto de país y un modelo de país, con un docente, un peón de taxis o un baqueano de rio, sinceramente. El perfil de una argentina industrial esta desvanecido por otra que lo suplanta y en la gran disgregación de quien genera empleo, es posible que si hacemos un sindicato de desocupados y somos mayoría estamos en condiciones de asumir el control de cualquier central obrera. Por lo tanto no vamos a discutir políticas de crecimiento y convenios colectivos de trabajo, sino más bien planes de subsidios universales y comedores para pobres. No es que uno desconozca los cambios que acontecen en el mundo y las modificaciones que ha habido en términos de las empresas manufactureras y el crecimiento de los servicios en las estructuras de las sociedades modernas. Pero está claro que el paquete más grande está basado en la industria extractiva y manufacturera en la medida que hace a la exportación y ella puede generar divisas por los términos de intercambio. El resto, genera impuestos que llevan la imagen de Roca que son para el Perogrullo, algo que más bien le damos fe a la hora de hacer transacciones entre nosotros, pero que no le podemos dar crédito en nada a la hora de pensar en él como un activo durable. A Daer que resucita ahora con el problema de Kraft lo hemos conocido como Secretario General de la CGT cuando la renuncia de Gerardo Martínez luego del problema con Moyano en el Camping de Comercio, en un confederal donde terminaron a los tiros. El Acto fue en Ferro. Tengan en cuenta que Daer no es el Secretario General de la Federación, sino más que es el Secretario General del Sindicato Capital. Por aquel entonces el Secretario General de la Federación era Bernabé Moran que se entero debajo de un aro de Básquet del Estadio Etchart de Ferro Carril Oeste de su designación. Daer dejo la CGT sin pena ni gloria, en una trayectoria fácil de olvidar que no sé cuántos de los que leerán esto recordaran que este hombre ha tenido el cargo que en la actualidad detenta Moyano. Los que en alguna vez escuchamos las palabras de Perón en la escuela de conducción sindical de los cursos que el mismo general daba durante el gobierno de Campora, no suena que cuando no podíamos hallar la unidad de concepción teníamos que hallar la unidad en la acción. Y aunque también resulte una estupidez decirlo de esa unidad en la acción nación la CGT Brasil que pudo limar, más allá de la posterior guerra de Malvinas la simiente de la dictadura militar. Porque parece que nos olvidamos que fueron las estructuras sindicales las que enfrentaron en el plano político a la dictadura en primera instancia. Los paros y los palos fueron primero a los trabajadores y pusieron a Galtieri contra las cuerdas, que en su elucubración de un golpe de efecto busco en la toma de Malvinas recuperar el desgaste que los sindicatos venían haciendo sobre la ya erosionada dictadura militar. Hoy para enfrentar a cualquier enemigo planteamos la atomización y peleamos contra nuestra propia sombra proyectada, para peor, en un espejo. El modelo de país que queremos los argentinos cuando hablamos de democracia, permite tantas variantes posibles como ciudadanos opinen. Mucho más cuando hablamos de democracia sindical. No sabemos si la democracia sindical es pelearle a las conducciones el sindicato que tienen o simplemente generar tantos sindicatos como a la gente se le ocurra y atomizar tanto el poder sindical hasta pauperizar la acción sindical con millares de interlocutores. Quisiera ver si una patronal de una industria extractiva o manufacturera se sentaría con un docente o un empleado de subte a discutir el perfil industrial del país. Esta democracia apócrifa del sindicalismo, mas allá de los personajes que nos guste o no nos guste están, se les pelea en las elecciones de los gremios. Ahí está la transparencia de la democracia, no en la libertad de tener 28 sindicatos en la misma actividad y tres centrales obreras o más. Si a esto nos llevan los compañeros que creen que luchan por la democracia sindical solo le hacen el caldo gordo a la patronal. Y le entregan lo más preciado que tiene el movimiento obrero que es la unidad. Eso sí, unidad en la diversidad. Para eso están las listas y las agrupaciones que nos representan.
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