PARA PERE GILES
En el sindicato Capital de los Gastronómicos dirigido por Dante Camaño fue el primer contacto de Daniel Scioli con los dirigentes Sindicales. Enviado por Menem a hablar con Luis Barrionuevo nadie confiaba en que el Porteño hiciera una buena elección, por lo que una segunda línea de dirigentes gremiales fuimos a un ágape por la noche donde Scioli marco las líneas de su acción como diputado, ante un grupo de ávidos gremialistas copados por los saladitos que había servido Dante. En realidad desde esa época, ya los que conocimos a Scioli aprendimos de su discurso chirle, y de sus persistencia en una idea. Los resultados de su elección en Capital Federal asombraron a propios y extraños. Nadie daba dos pesos por el motonauta devenido a político. Se suponía que de esto no entendía nada. Fue así que en este quede, el motonauta no solo fue diputado nacional, fue secretario de deportes, vicepresidente y ahora gobernador de la provincia de Buenos Aires. Mirémonos cara a cara, algún mérito tiene porque algunos con mas militancia y más medios no hay cosechado tanto lauros. Cuando lo salen a cortar al medio como un salame de Milán me pone contento, me parece que es su gran victoria. Un tipo que llega más lejos cuanto más juega al quede. Péguenle y más crece. Más si el pegador es Moyano. Sería el primer caso de una construcción política donde el constructor es la denostación errática del enemigo. Scioli crece. Pegue y gane. No hay dudas.
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