QUE NO CONFUNDAN A NADIE
El caso de Elida Deheza es llamativo y pone a la luz toda la virulencia del error de los militares a la hora del tratar el tema de los movimientos subversivos. En el artículo de Pagina 12 por estar siendo tratado su caso como crímenes de lesa humanidad, pareciera ser que al ser víctima, está libre de todo pecado. Quizás, y por otro lado, el tipo de crimen que pueda haber cometido haya prescripto, o quizás no cometió ninguno. Pero lo que se quiere mostrar en Pagina 12 que el hecho de ser víctima libera al recipiendario de tortura de toda responsabilidad sobre sus actos anteriores. Esto no es así. La tortura demuestra el trato inhumano de sus captores respecto del apresado. En ningún caso, es un juicio sobre su conducta en relación a los delitos que podía haber cometido en ejercicio de su libertad contra la sociedad civil, y más, muertes contra ciudadanos indefensos, si le hubiera correspondido esa responsabilidad. El juez que solo ha tenido la delicadeza de separar las cosas, como diciendo, ojo, puede que tenga torturas, pero puede que también tenga antecedentes criminales cometidos en ocasión de pseudo acciones subversivas se lo descalifica como si fueran Fito Páez de la lesa humanidad que no se entiende. A ver, carajo, si la entendemos, y mucho más de lo que la entienden los defensores de los derechos humanos, repudiamos a los que fueron torturadores, pero eso no le lava la conciencia a los que asesinaron, por más que hayan sido torturados. Está claro que no se lo merecían, pero tampoco se merecían los muertos por ellos, haber muerto. En el caso de Elida Deheza, no me consta ningún asesinato cometido por ella, solo viene a cuento de la reflexión sobre tortura al militante y asesinato en ocasión de la acción.
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