EL PANTOGRAFO POLITICO SINDICAL
La verdad es que no hubo un acuerdo en relación al Subte. Más
bien, la intervención de legisladores porteños y ajenos al Pro, evidencian que
a las metodologías de las corrientes sindicales radicalizadas, hay que dejarles
una puerta abierta para levantar sus decisiones.
Hemos visto todos estos días derroches de elogios a las
asambleas a mano alzada para tomar decisiones. Todo esto a contramano del voto
secreto y universal que consagra la ley de asociaciones sindicales.
También fueron elogiadas las asambleas populares de los años
posteriores al 2001, (y esta claro que el sistema de votación a mano alzada,
que no es una prueba de democracia, sino de la presión del conjunto sobre la decisión
del asambleísta, disminuyendo la libertad de conciencia del elector), cuando el
sistema asambleario no es en ningún caso democrático.
Los metrodelegados necesitaban una salida para explicar que
se bajaban, el malestar social, mas allá de lo genuino del reclamo, estaba derivando a un malestar social,
que comprometía mas a ellos mismos que a los actores principales del problema.
¿Como puede haber perdido el transporte el concepto de
SERVICIO PUBLICO?, y no alertar a las
organizaciones, (como es en el caso de los médicos, que dejan guardias para
urgencias, pero el paro no es total) que deben prestar en cada paro un servicio
básico, pero que con el concepto de Servicio Publico, no pueden dejar sin ese
mismo servicio a los usuarios.
Lo que otra vez se pone en cuestión es la capacidad entre la
legitimidad de un reclamo y el uso del sistema que establece el marco jurídico. Punir, obligar, pedir el
desalojo, despedir, esta decididamente enfrentado con el concepto de la
libertad de huelga. Por lo tanto la interpretación de los conflictos en los
servicios públicos tendría que estar garantizado, más allá de las garantías del
derecho de huelga. Parece contradictorio, pero lo otro es tan contradictorio
como lo que no esta pasando, y nadie puede resolver nada. Otra vez, la relación
entre el reclamo y la posibilidad de hacer efectivo el reclamo. Esta demora
hace a los dirigentes radicalizados ni sabios, ni prudentes. Por el contrario
son victimas de su propio discurso y sin responsabilizar los por los hechos, en
ultima instancia quedan presos los que reciben las consecuencias de las medidas,
que son ajenos al núcleo del conflicto.
Es interesante el comentario de Maxi Montenegro sobre que
Macri empezó a actuar como espejo. Una forma sutil de decir que es un
reaccionario. Pero ante la política espejo, debería decir Maxi Montenegro, cual
es el límite de tolerancia para un político cuya conducta se pone en cuestión,
para callarse la boca. Salvo que Montenegro pretenda la ghandiana resistencia
pacifica como solución ante la ira del
ofensor.
No creo que Macri se victimice, para victimizarse, habría que
mostrar que el gobierno ha hecho algo por él, en el marco de ayuda dineraria a
su gobierno.
Gritan que: “sea responsable” y nadie dice como se va a
financiar y le piden que use recursos. En este sentido es el mismo discurso que
usaron con Scioli. Lo llevan hasta el borde del default para luego decir que
son buenos administradores ellos y malos los otros. Esto es como el problema de
los Jubilados que cobraban más del mínimo, que se incluyeron a más de 2000000
de nuevos jubilados con la misma masa destinados al pago de jubilaciones y
pensiones con la simple maravilla de achicar las distancias entre los que más
ganaban y los que menos ganaban. Por lo tanto un éxito, salvo que seas jubilado
y cobres más de la máxima, no hubieras recibido por años aumento. El gobierno
no genera nuevas fuentes de ingresos genuinas para sus proyectos, sino que
encuentra una nueva caja para atracar en el marco de sus políticas.
Los metrodelegados nos han tenido que hacer pasar vergüenza ajena
por sostener por una metodología antidemocrática medidas de fuerza. Ya que la imposición
del voto asambleario es contraria a la idea del voto secreto y universal. Una
asamblea no es democrática si ejerce presión de grupo sobre el votante.
Llevar a un paro de diez días para escenificar la incapacidad
de Macri a resolver problemas que es funcional al discurso del gobierno. Por
eso no darse cuenta que su fracaso es el fracaso de la política de usar sus
modos de conflicto para maltratar a Macri, son tan fracasados como el éxito de
Lubertino para darle competencia a la Subsecretaria de Trabajo del Gobierno de
Buenos Aires.
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