DESDE LA RAMBLA
La vulgar ignorancia de Cristina ya crispa las uñas. Tener una presidencia “Pro tempore” de Mercosur, algo así como tener el timbre de una cripta, para cagar a pedos a Lula, el presidente de la octava economía del mundo de la que somos dependientes, y que nos sentimos pares, es tan patético, como imbécil por más que nos haga sentir unos creídos. La ausencia de criterio para manejar la patoteada ante una política económica que privilegia el dólar bajo en pesos pero irreal en cuanto a la depreciación moneda norteamericana para favorecer en precios comparativos nuestras exportaciones no es aceptable como subsidio a las exportaciones locales por ningún país, salvo para productos primarios como la soja y por China o India. No para manufacturas como Brasil. Brasil intentara mantener los términos de intercambio. Y más allá de los delirios discursivos y de las alianzas de Mercosur: bussines are bussines, para el empresariado brasileño y nada de esto tiene que ver las políticas de estado del Brasil. Mal puede protestarle a Lula que se pongan medidas proteccionistas a las incongruencias de un gobierno que con las retenciones a las exportaciones quiere paliar el déficit fiscal, por lo tanto promueve. Eso no es responsabilidad de Lula, ni forma parte del sagaz y trémulo discurso de género. El anonimato y la cortesía de no responder a la impronta timorata es una actitud de un sabio, no la de un cobarde que huye para no dar la cara. Mientras tantos haremos acuerdos comerciales con la aviación venezolana, y para ello vendrá el hermano que se desvive haciendo de nuestra economía los sacrificios más grandes. El sí puedo hacer una rifa timbera de los fondos emitidos en préstamo y tirarlos a los bancos privados por chirolas y nadie retarlo, eso porque es progre. Porque la alianza con Chávez es profunda. La estupidez resuena por los pasillos de la intolerancia hacia el sin salida de la idiocia política. Y que internamente recitemos nosotros: Quiera dios liberarnos del olvido por todos estos años que a la patria hemos servido (Leopoldo Lugones)
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