10 febrero 2010

EL VERDADERO INDICE DE INFLACION

ESTE ES EL LIMITE TOLERABLE
En el pequeño Boudou Ilustrado, en sus páginas rosas existe una definición de inflación que todos pasamos por alto, que en cuarta acepción dice acomodamiento de precios. Es cierto. No hay sinonimia porque inflación es una palabra y acomodamiento de precios es una idea afín. Por lo tanto es un concepto más amplio, mucho más dinámico y a la vez más difuso. La sensación cuando pasamos por la caja del supermercado es vacua e ilusoria, casi nada. La percepción de que el salario no alcanza y que la presión tributaria ya sea de Arba o la AFIP o los tributos Municipales reflejan la real inflación no, no es lateral, sino directa. Esto es reacomodación de precios. Mucho más es real, concreta y pauperizante para los que vivimos del salario. Pero hete aquí que las culpas son concurrentes, la lluvia, la especulación de los propietarios de los vientres ganaderos, mi tía Carlota y la oposición que pone palos en la rueda. En fin, uno se rompe el culo en gobernar y se tropieza con el demonio, sabiendo que venimos de infierno. Para colmo tiene las milicias celestiales y los profetas. Los Kunkel, los D´Elia, los Rossi, los Diana Conti, los Pichetto, los Landau, y también los Judas Tadeo. Porque en esto de ser dios el drama es bíblico y se repite como en el ilo tempore. Todo ya es tan claro y a las vez tan nebuloso que solo sucede en un discurso patológicamente tapado por las placas en la carótida. Vaya uno a saber qué cosa pasaba en ese cerebro. Vaya uno a saber que limpiaron los médicos y que irrigan ahora esas venas. Uno jamás llegara a saber el misterio del cuerpo humano. Pero jamás podrá decir como Miguel Hernández que “daban espuma a sus venas” sino calcificaban sus venas así que no hay “para su libertad”, sino para nuestro agobio.
No hay inflación, solo inflación de las pelotas.





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