09 febrero 2010

EL BLOG QUE NO TENDRA FEINMANN

¿PORQUE PERSEVERAR EN BLOGGER?
Feimann el filósofo de los hogares de Canal Encuentro por la guita, tiene la suerte que le banca el proyecto. El dirá porque el saber y la perseverancia lo iluminan, otros dirán porque en la rueda de la fortuna sube y baja le toca la alegría de que la nota da para su logia intelectual. El cree que la web puede divulgar ideas pero la revolución se hace en la calle. En fin, el hombre se cree revolucionario. Al pedo como siempre su marxismo lo lleva al siglo 19. Atrasa como un Big Ben roto. Quizás en un mundo donde las ideas están mostrencas por el poder, internet da la alternativa de expresarse a muchos. Y como agujas en los pajares aparecen ideas dispersas y alternativas que la gente ni se espera encontrar en el gran tejido de la red. En esta gran nueva biblioteca de Alejandría están todos los pensamientos expresados. Y gracias a dios, no las psicóticas ideas del pensamiento único que Feinmann padece en su expresión narcótica. Ebrio de opinar sin restricciones de una libertad placida con él, internet es blando para aquellos que la podemos disfrutar como él lo hace con un canal pago por el Estado. Eso sí, pagado por el imperio o por el mero afán mercantilista de algunos a cuyo empeño no me quiero referir, pero que le dan rienda suelta a las más variadas vertientes de la conciencia humana. Desde la pornografía hasta el misticismo. Eso sí, sin la estrechez del pensamiento único. Porque para esto, hay que firmar un acuerdo previo, ya sea en un blog de blogger, o un foro de Yahoo, donde uno se hacer responsable por la transnacionalidad de la publicación de los acontecimientos. Uno escribe aquí y en ninguna parte. Como le paso a Felipe Pigña que podía para su libro de ilustre historiador de nuestra tierra hacer un copy paste (COPIAR Y PASTEAR) un simple libro de una historiadora de otro país de una página web y agregarlo como propio a un trabajo suyo. Por lo tanto la web, tiende a ser a partir del individuo un trabajo de la creación colectiva, del cual lejos estaría el mismo Hegel de imaginárselo de tal tamaño y que tampoco se hubiera imaginado que dios pudiera estar usando al ser humano para pensarse de esta manera, con tanta multilateralidad de opiniones. Porque una cosa es entender el fenómeno de la creación y otra el sentido último del destino del ser humano, tan contradictorio, tan contrapuesto. La revolución se hace en la calle, es cierto, aquí es difícil disparar una bala salvo en un video o en un gif animado. Feimann tiene razón. Pero hay un agrandar conciencia mucho más interesante que el chat, que la limitación de las palabras que el chat trae y las movilizaciones de las sexopatias que moviliza internet. Que un sinnúmero de gente, pone ideas, trabajos, investigaciones, traducciones, ensayos, poesía, en la web, como canal único que no le permite, ni la industria editorial, ni el pensamiento intelectual dominante de un país o un conjunto político de un país. Lo interesante de todo esto, que el sin censura de la web pone en jaque el crecimiento de las conciencias humanas, en todas direcciones. No en base a ideologías. Es un mundo interactivo. No solo porque veo, sino porque puedo comunicarme con la persona que lo escribió, e inclusive si corresponde verme, o asistir a cursos o encuentros. La revolución está en la calle. Pero no la de mi cuadra o mi pueblo. La revolución está en el intercambio. En ese intercambio que supera a Feimann en la esterilidad de superar las contradicciones del pensamiento que como un perro que se muerde la cola no puede superarse a sí mismo. Hay otras experiencias, hay otras visiones. Hay otros pensamientos más diversos, más respetuosos, más profundos y menos difundidos. Feinmann no comprende que el mundo lo dejo de lado, aunque tengamos que respetar que el hombre tenga que comer y pagarse el techo.




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