El drama político y personal que agobia a Mariotto
El vicegobernador está obligado a confrontar con Scioli, pero sabe que el rol de golpista agota su futuro político. “Esto le sirve a Cristina pero no a mí”, se lo escuchó decir. El asesinato de uno de los chicos presos luego que junto a Verbitsky lo visitara en la cárcel para que denuncie maltratos, lo destrozó. Los reproches de Cristina, el ninguneo de Zannini y el fantasma de Calabró.
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La Politica Online | 14.07.2012 16:18:00
Gabriel Mariotto no está cómodo en su papel de rival permanente de Daniel Scioli siendo nada menos que su vicegobernador, un rol por el que jueves, durante un acto en el Astilleros Río Santiago de Ensenada, lo acusaron de “golpista” en una bandera desplegada frente a todos los medios.
La lacerante bandera la tomaron los obreros de Astilleros, coordinados por el secretario General de ATE Ensenada y titular del PJ local, Vicente “Pachuli” Ignomiriello. La imagen de la bandera sostenida por obreros peronistas golpeó fuerte a Mariotto: “Esto que hago le sirve a Cristina pero no a mí”, se lo escuchó decir en el Senado.
Es que el ex titular del Comfer que milita en el peronismo desde sus años mozos en la JP, conoce demasiado bien la pesada carga que entraña en la historia de esa fuerza la figura de un vicegobernador golpista. La situación actual dispara de inmediato el paralelismo con Victorio Calabró, el vicegobernador de la derecha peronista que alentado por el entonces presidente Perón en 1974 logró derrocar al gobernador Oscar Bidegain. Si bien tuvo éxito en esa faena, su carrera política se agotó en esa maniobra y pasó derecho a ocupar una de páginas más negras de la historia peronista.
Aunque muchos lo olviden y el mismo se encargue de disimularlo con su actual posicionamiento ideológico, Mariotto tuvo una larga trayectoria en el peronismo antes de asumir su actual rol más vinculado al progresismo que supo simpatizar con el Frepaso, como el que enarbolan Nilda Garré, el diputado sabbatelista Marcelo Saín o el propio Horacio Verbistsky.
El senador Baldomero “Cacho” Álvarez, alineado en la Juan Domingo, recordó en un acto que Mariotto fue ladero de Osvaldo Mércuri en los 90, a quien acompaño en la Lipebo, la línea del PJ bonaerense que competía con la liderada por Alberto Pierri, todo bajo el paraguas de Eduardo Duhalde. Por esas vueltas de la vida, hoy Mariotto es uno de los grandes garantes de los negocios mediáticos de Pierri a quien a través de sus hombres en el AFSCA, hoy beneficia con licencias y permisos excepcionales para que concrete la expansión de Telecentro en la provincia.
"Gran parte de nuestra juventud la hicimos juntos, militando dentro del peronismo en momentos en que en la Provincia de Buenos Aires, militar en el peronismo significaba militar junto a Eduardo Duhalde", recordó Álvarez.
“Por momentos parece correr detrás de Martín Sabbatella, que sacó 5 puntos. El tema es que Cristina se siente mejor con esos perfiles”, se indignan en el Senado bonaerense. Y en la intimidad, Mariotto sufre un posicionamiento ideológico que sabe minoritario. "Tiene demasiado claro que si se profundiza esta percepción de golpista de Scioli no tiene futuro en el peronismo", reconocen cerca suyo.
El drama personal
Junto a Verbitsky recorrió las cárceles bonaerenses y anotó y difundió las denuncias de torturas que le hicieron algunos presos. Fue en uno d elos picos de su enfrentamiento con el ministro de Justicia, Ricardo Casal. A quien Verbistky suele martirizar por su pasado como agente penitenciario y desde el Cels impugna de manera sistemática.
Pera una cosa son las críticas de un periodista -por más importante que sea- y otra muy distinta que el propio vicegobernador ataque frontalemnte a una de las fuerzas que tiene que conducir, exponiendo con nombre y apellido a los denunciantes. Pronto pasó lo peor: Juan Romano Verón, interno de la Unidad 48, murió asesinado en su celda.
Lo mismo sucedió con otros cuatro presos que, como Verón, le habían confesado a Mariotto haber sido torturados. Otros fueron trasladados al penal de Sierra Chica, en Olavarría, afamado por los malos tratos.
La sucesión de muertes lo destrozó y provocó una furia memorable de la propia Cristina Kirchner con Mariotto y Verbistky. "¿Cómo puede ser que hagan una barbaridad así? ¿Que hayan matado a un chico?", se habría indignado la Presidenta, ante lo que entendió fue una torpeza casi criminal de su vicegobernador y el periodista más influyente en la Casa Rosada.
Mariotto ya había tenido un paso en falso sin consecuencias fatales pero con gran repercusión cuando dijo suelto de cuerpo que antes de su llegada la Legislatura bonaerenses acordaba leyes con “una valija”, con Cristina en Angola y sólo un día antes de tratarse el paquete tributario.
La Presidenta, que tiene una larga trayectoria parlamentaria montó en furia ante la declaración de Mariotto, con un agravante: Su vicegobernador estaba incriminando de manera directa a su antecesor en el cargo, el ex vicegobernador Alberto Balestrini que todavía sigue convalesciente y tiene a su familia sumida en un drama personal, que afecta especialmente a Cristina.
El frío del poder
Esas y otras torpezas, según pudo saber LPO, motivaron que la Presidenta prácticamente cortara el diálogo con Mariotto, que ahora recibe instrucciones del poderoso secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, quien por otro lado, tampoco lo trata de la mejor manera.
"Le pide que vaya al frente y después le apaga el teléfono y Mariotto queda colgado sin saber como seguir, le hacen sentir un frío tremendo", confirmó a LPO un allegado al vicegobernador.
La mejor prueba de esa dinámica se dio en el conflicto financiero que le impide a la provincia pagar los aguinaldos en tiempo y forma. Mariotto anticipó que no habría problema y el dinero llegaría y a los pocos días Scioli debió anunciar que eso no había ocurrido.
Mariotto hizo ese anuncio porque en medio de la crisis por el paro de combustibles de Hugo Moyano -con Scioli fuera del país-, Mariotto escuchó de boca de Julio de Vido y Guillermo Moreno, que de ninguna manera el gobierno dejaría de asistir de manera integral a la provincia. Escuchó y repitió, sin la posibilidad de chequear la decisión última con la propia Cristina.
En esa soledad, el verdugo elegido por la Casa Rosada para martirizar a Scioli, sufre su propio castigo
La lacerante bandera la tomaron los obreros de Astilleros, coordinados por el secretario General de ATE Ensenada y titular del PJ local, Vicente “Pachuli” Ignomiriello. La imagen de la bandera sostenida por obreros peronistas golpeó fuerte a Mariotto: “Esto que hago le sirve a Cristina pero no a mí”, se lo escuchó decir en el Senado.
Es que el ex titular del Comfer que milita en el peronismo desde sus años mozos en la JP, conoce demasiado bien la pesada carga que entraña en la historia de esa fuerza la figura de un vicegobernador golpista. La situación actual dispara de inmediato el paralelismo con Victorio Calabró, el vicegobernador de la derecha peronista que alentado por el entonces presidente Perón en 1974 logró derrocar al gobernador Oscar Bidegain. Si bien tuvo éxito en esa faena, su carrera política se agotó en esa maniobra y pasó derecho a ocupar una de páginas más negras de la historia peronista.
Aunque muchos lo olviden y el mismo se encargue de disimularlo con su actual posicionamiento ideológico, Mariotto tuvo una larga trayectoria en el peronismo antes de asumir su actual rol más vinculado al progresismo que supo simpatizar con el Frepaso, como el que enarbolan Nilda Garré, el diputado sabbatelista Marcelo Saín o el propio Horacio Verbistsky.
El senador Baldomero “Cacho” Álvarez, alineado en la Juan Domingo, recordó en un acto que Mariotto fue ladero de Osvaldo Mércuri en los 90, a quien acompaño en la Lipebo, la línea del PJ bonaerense que competía con la liderada por Alberto Pierri, todo bajo el paraguas de Eduardo Duhalde. Por esas vueltas de la vida, hoy Mariotto es uno de los grandes garantes de los negocios mediáticos de Pierri a quien a través de sus hombres en el AFSCA, hoy beneficia con licencias y permisos excepcionales para que concrete la expansión de Telecentro en la provincia.
"Gran parte de nuestra juventud la hicimos juntos, militando dentro del peronismo en momentos en que en la Provincia de Buenos Aires, militar en el peronismo significaba militar junto a Eduardo Duhalde", recordó Álvarez.
“Por momentos parece correr detrás de Martín Sabbatella, que sacó 5 puntos. El tema es que Cristina se siente mejor con esos perfiles”, se indignan en el Senado bonaerense. Y en la intimidad, Mariotto sufre un posicionamiento ideológico que sabe minoritario. "Tiene demasiado claro que si se profundiza esta percepción de golpista de Scioli no tiene futuro en el peronismo", reconocen cerca suyo.
La bandera con la frase Mariotto golpista, el juves en una acto de Scioli en Astilleros Río Santiago.
El drama personal
Junto a Verbitsky recorrió las cárceles bonaerenses y anotó y difundió las denuncias de torturas que le hicieron algunos presos. Fue en uno d elos picos de su enfrentamiento con el ministro de Justicia, Ricardo Casal. A quien Verbistky suele martirizar por su pasado como agente penitenciario y desde el Cels impugna de manera sistemática.
Pera una cosa son las críticas de un periodista -por más importante que sea- y otra muy distinta que el propio vicegobernador ataque frontalemnte a una de las fuerzas que tiene que conducir, exponiendo con nombre y apellido a los denunciantes. Pronto pasó lo peor: Juan Romano Verón, interno de la Unidad 48, murió asesinado en su celda.
Lo mismo sucedió con otros cuatro presos que, como Verón, le habían confesado a Mariotto haber sido torturados. Otros fueron trasladados al penal de Sierra Chica, en Olavarría, afamado por los malos tratos.
La sucesión de muertes lo destrozó y provocó una furia memorable de la propia Cristina Kirchner con Mariotto y Verbistky. "¿Cómo puede ser que hagan una barbaridad así? ¿Que hayan matado a un chico?", se habría indignado la Presidenta, ante lo que entendió fue una torpeza casi criminal de su vicegobernador y el periodista más influyente en la Casa Rosada.
Mariotto ya había tenido un paso en falso sin consecuencias fatales pero con gran repercusión cuando dijo suelto de cuerpo que antes de su llegada la Legislatura bonaerenses acordaba leyes con “una valija”, con Cristina en Angola y sólo un día antes de tratarse el paquete tributario.
La Presidenta, que tiene una larga trayectoria parlamentaria montó en furia ante la declaración de Mariotto, con un agravante: Su vicegobernador estaba incriminando de manera directa a su antecesor en el cargo, el ex vicegobernador Alberto Balestrini que todavía sigue convalesciente y tiene a su familia sumida en un drama personal, que afecta especialmente a Cristina.
El frío del poder
Esas y otras torpezas, según pudo saber LPO, motivaron que la Presidenta prácticamente cortara el diálogo con Mariotto, que ahora recibe instrucciones del poderoso secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, quien por otro lado, tampoco lo trata de la mejor manera.
"Le pide que vaya al frente y después le apaga el teléfono y Mariotto queda colgado sin saber como seguir, le hacen sentir un frío tremendo", confirmó a LPO un allegado al vicegobernador.
La mejor prueba de esa dinámica se dio en el conflicto financiero que le impide a la provincia pagar los aguinaldos en tiempo y forma. Mariotto anticipó que no habría problema y el dinero llegaría y a los pocos días Scioli debió anunciar que eso no había ocurrido.
Mariotto hizo ese anuncio porque en medio de la crisis por el paro de combustibles de Hugo Moyano -con Scioli fuera del país-, Mariotto escuchó de boca de Julio de Vido y Guillermo Moreno, que de ninguna manera el gobierno dejaría de asistir de manera integral a la provincia. Escuchó y repitió, sin la posibilidad de chequear la decisión última con la propia Cristina.
En esa soledad, el verdugo elegido por la Casa Rosada para martirizar a Scioli, sufre su propio castigo
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