HACEN A LA INDEPENDENCIA ECONOMICA Y JUSTICIA SOCIAL
De joven nadaba desde el arroyo Doña Flora hasta el club de
Regatas de la Plata en la Villa Náutica de Cambaceres, Ensenada, Pcia de Buenos Aires. Entrabamos a
la pileta flotante, y de ahí al club donde pasábamos la tarde. En ocasiones en
chinchorro íbamos hacia las Cuatro Bocas que es la entrada a Puerto de La
Plata. La isla Paulina en una esquina, la Escuela Naval en otro, Ensenada y
Berisso conformaban los raros vértices de
esta cruz.
Antes de llegar a esta estaba el Astillero Naval ahí vimos como con lentitud se iba haciendo la
Corbeta Santísima Trinidad. También vimos como hacia el setenta se redoblaban
las guardias en cubierta del buque semi construido por lo que fue después el
atentado que sufrió.
Nos enorgullecíamos, por esa época, de los barcos que salían
de ese Astillero. Todos, los de guerra y los que servían a la Flota Mercante y
la Flota de YPF. El margen de Berisso, era un acopio de buques en espera para
ser reparados en el dique seco del Astillero con su pluma que fue (no sé si será)
una de las más grandes de Sudamérica.
Quedan entonces los recuerdos juveniles de un país que era
capaz de construir sus propios buques aunque fueran de tecnología inglesa. Como
vimos luego los clase Mekko.
Hoy se hunde de viejo e ineficaz, algo que nos da un poco de
sombría tristeza.
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