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EL ABC DE ESPAÑA
GENTE
La caída de Cristina K,
el secreto mejor
guardado
CARMEN DE CARLOS / CORRESPONSAL EN BUENOS AIRES
Día 13/10/2013 - 18.22h
¿Fue patinando o en la escalerilla del
avión presidencial? ¿Cuál es el verdadero
alcance de la enfermedad? El misterio
en torno a su salud inquieta a los argentinos
REUTERS
Cristina Kirchner en el mes de septiembre
en Buenos Aires, poco antes de su caída
Lo dijo sabiendo lo que decía: «Sólo confío en mis hijos».
La presidenta de Argentina tiene dos, Máximo y Florencia.
Se siente segura con ellos. Sabe que lo que diga
-al menos en público- nunca será utilizado en su contra.
Tiene la certeza de que no serán ellos los que filtren una
fotografía suya -como la que fue portada en la prensa
el lunes- sin una gota de maquillaje. Tampoco los que
cuenten las intimidades del hogar o faciliten detalles
de cómo fue el golpe que sufrió en la cabeza y
desencadenó el dichoso hematoma (colección
subdural crónica) que la obligó el martes a pasar
por quirófano y la tiene de brazos cruzados en una
cama del Hospital Universitario Fundación Favaloro.
Cristina Fernández de Kirchner está convencida
de que los secretos que saben sus hijos están bien
guardados, y no se equivoca.
El último enigma que despierta más interés en
la sociedad argentina y en la prensa es el origen
del dichoso golpe en la cabeza. La falta de información
oficial sobre el mismo ha provocado un caudal de
elucubraciones. Los medios de comunicación,
citando diferentes fuentes, apuntaron que la presidenta
se cayó de la escalerilla del avión cuando iba cargada
con regalos para su único nieto, Néstor Ivan,
hijo de Máximo y de Rocío García, la odontóloga
que ha logrado hacerla abuela. Otros optaron por
invertir la secuencia y aseguran que primero se produjo
un desmayo y, después, la caída. Esta teoría no suena
descabellada, ya que la viuda de Néstor Kirchner,
desde que ganó en 2007 las elecciones que la colocaron,
por votos propios, en la Casa Rosada, ha sufrido
cinco lipotimias oficialmente confirmadas.
La teoría de los patines
En el abanico de teorías que circulan en las redacciones
hay una que destaca por lo insólita: se cayó mientras
patinaba en «roller», aseguran. La imagen de la jefa del
Estado, de 60 años, deslizándose sobre ruedas, resulta
algo inverosímil, pero no son pocos los episodios en su
vida que cuestan trabajo creer. Sus declaraciones
recomendando comer «cerdito» para mejorar la
actividad sexual y ponerse a sí misma y a su difunto
marido, Néstor Kirchner, como ejemplo, son un
botón de muestra de otras menos cómicas.
Los patinazos de la Presidenta -sin «roller»-
son tantos que hasta se han abierto blogs
con las «cristifrases» y «cristinadas».
Los humoristas argentinos se hacen un festín
con las salidas de tono de Cristina Fernández
-hasta tiene una imitadora- pero, tras descubrirse
que padecía una «colección subdural crónica»,
las bromas han dejado paso a otro tipo de análisis
y especulaciones. Carlos Pagni, columnista
estrella del diario «La Nación», publicó que ya en el
año 2011 el neurocirujano Armando Basso le detectó
una lesión leve «en el lóbulo frontal, conocida como
síndrome de Moria, cuya principal manifestación
es la desinhibición», una forma diplomática de
describir una enfermedad muy parecida a la
que sufren los pacientes bipolares. Tiempo antes,
la revista «Noticias» difundió declaraciones de un
especialista que aseguraba que Cristina Fernández
estaba siendo tratada por su condición de bipolar.
La misma editorial advirtió que este mal lo padece,
de forma pronunciada, su hermana Gisselle (58 años)
dos años menor que ella y médico de profesión.
«Los problemas psiquiátricos -publicaba- sumados
a una enfermedad hematológica, la llevaron a pedir licencia»
hace cuatro años después permanecer trabajando
durante 26 en el Hospital Rossi de La Plata, capital de la
provincia de Buenos Aires.
Según ha informado «La Nación», a Giselle se le ha impedido
el paso a la habitación donde su hermana se recupera
a causa de sus continuas discusiones con los médicos.
El mismo diario, además, cuenta que la presidenta está
«nerviosa por la presencia de su hermana en la Fundación
Favaloro». Quienes sí permanecen junto a Cristina Fernández
son Máximo y Florencia (aunque ésta sufre mucho en los
hospitales y procura estar lo justo) y Ofelia Wilhem, su madre.
Un paciente molesto
La presidenta y su núcleo íntimo ocupan las habitaciones
601 y 602, ambas especialmente acondicionadas como
Unidad de Cuidados Intensivos. Fuentes próximas al
centro confiaron que la Presidenta dispone de televisión
y fue así como descubrió que su peor enemigo en la prensa,
el periodista Jorge Lanata, azote del Gobierno por los escándalos
de corrupción, estuvo a un paso de ser intervenido en la misma
clínica. Lanata -que además es diabético- acudió a la
Fundación Favaloro por una insuficiencia renal pero,
después de recibir atención médica de urgencia, fue derivado
por falta de camas al Hospital Británico. No hay confirmación
si la noticia interrumpió la serenidad recomendada a
la paciente Presidenta o el pulso sufrió alguna variación.
Lo que sí se sabe es que la arritmia que padece sigue
preocupando a los médicos. Su alcance y características
es otro misterio sin descifrar. De nuevo, el ocultismo sirve
en bandeja diferentes teorías. Una fuente próxima al
sanatorio asegura que el hormigueo en el brazo
izquierdo y la pérdida temporal de tensión
muscular, presunto detonante para acelerar la
intervención junto con nuevos dolores de cabeza,
en rigor estaban más relacionados con el tema de
una arritmia que podría estar provocada por una
obstrucción arterial. Ironías del destino, si esta
información se confirmara, la Presidenta sufriría
el mismo mal del que fue operado su difunto marido.
Pero ahora, esto es un misterio.
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