La argentina no fue tierra de faraones pero desde que los Kirchner tomaron Santa Cruz como uno de sus asientos del Nilo fueron concretando la expansión de un imperio. Pero mas allá del carácter divino del Faraón, y la investidura que se le dé ante el pueblo al que se lo considera súbdito, debemos entender que solo a la concreción de obras que superen al tiempo, pueden en la práctica superar la vida del faraón. Néstor Kirchner murió como un ser humano. Como corresponde a la especie humana. Según las convicciones religiosas o ateas que tengamos el estará ahora donde corresponda, pero aquí en la tierra los que adoran aun su imagen y según sus recursos y la dignidad que le atribuyan al faraón muerto, lo previsto en vida se construirá en su muerte. Un monumento más allá de la vida. El poeta Latino cuando escribía sus versos decía “Estoy construyendo un monumento más eterno que el bronce” y lo logro. Horacio nos llega nuestros días sin imaginarnos siquiera su cara y sin tener un estatuaria o monumentaria que lo recuerde, tenemos sus libros, sus versos y sus poemas.
De Kirchner nos queda un relato, inventado en un momento de la historia donde la fuga del dólar por parte de sus socios y aliados que no confían más en ellos los ponen en la gesta nacional y popular de la mentira de combatir al capital, luego de una aplastastante elección que la reeligiera presidenta. Los aliados de su modelo, no le creen. Aquellos que lograron las prebendas para permitir los superávits fiscales que le facilitaron la fiesta grande del estado durante lo que denomino gestión impecable.
Ahora parece que esta derecha claudicante, teñida de izquierda revolucionada, no revolucionaria, pelea contra las corporaciones que alentó, y así se da de nuevo la pelea del débil contra el rico.
Hoy se conmemora un año de la muerte de Néstor Carlos Kirchner, el ex Presidente en el relato “EL” faraón será trasladado a Rio Gallegos, a su Pirámide, en un grado de confusión tan grande que por eso, en este caso, las Pirámides son Cuadradas.
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